11 - Esperanza de amor

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Zhan se estremeció y se emocionó con las palabras del alfa. Aún no se había recuperado de su doble orgasmo cuando sintió algo duro presionando su entrada.

- Relájate, mi amor. Voy a darte lo que tanto deseas.

Las caderas de Zhan fueron sujetadas firmemente por las grandes manos del castaño. Sin más preámbulos, ese gran miembro empezó a adentrarse entre sus paredes. La penetración fue suave y lenta. Yibo estaba siendo muy cuidadoso. No quería lastimar a su adorado omega. Dejó tiempo para que su interior se adaptara a la intrusión y el grosor de su miembro. Una mueca de dolor se dibujó en el rostro de Zhan. Yibo acarició los pezones y besó el cuello del joven esperando la señal que le indicara que podía continuar.

- Yibo, muévete, por favor.

Yibo se movió ligeramente. Sus embestidas eran suaves y lentas. El interior de Zhan estaba muy húmedo, lo cual facilitaba el deslizamiento de su miembro. Un grito salió de los labios del menor cuando Yibo logró tocar su punto de placer. Una y otra vez, golpeó con delicadeza ese lugar. Sin embargo, eso no era suficiente para el omega, quién ya había superado su momento de incómodo dolor y ahora sólo deseaba ser embestido y golpeado con fuerza. Movió sus caderas, su feromonas aumentaron y sus gritos subieron de volumen.

- Más, Yibo, más. Más fuerte... - las embestidas se hicieron más profundas y rápidas - ¡Ah, así, alfa, así! ¡Aaah! Ahí, me gusta, me gusta mucho. Más, quiero más.

- ¿Quieres más? No te prometo que luego puedas caminar bien.

- No me importa. Déjame en silla de ruedas, alfa mío. ¡Ay , sí! Hazlo, alfa, mi alfa. Sólo mío.

- Si bebé, soy tuyo, sólo tuyo. Tu alfa y de nadie más.

El calor iba en aumento. Zhan sentía que pronto volvería a liberar la semilla de su interior. El embarazo, con sus hormonas descontroladas, estaban aumentando la intensidad del placer y cayendo presa de éste, volvió a sumirse en un orgasmo por segunda vez.

- ¿Tanto te gusta? Es la segunda vez que te corres.

- Sí, me gusta, me gusta. Haz que me corra hasta quedar seco. No pares. Dame más, más placer.

- Así lo haré, mi insaciable omega.

Yibo aumentó el ritmo. El miembro de Zhan seguía erecto por la excitación. Fue rodeado por la mano del alfa mientras la otra se colaba por debajo de la tela de la camiseta hasta lograr alcanzar y estimular uno de sus pezones. Acompasó el movimiento de su cuerpo con el movimiento ascendente y descendente que ejercía sobre el miembro de Zhan, quien perdió en ese instante todo tipo de cordura. Por mucho que hubiera fantaseado en estas últimas semanas con su alfa, nunca imaginó que sería capaz de sentir un placer tan inmenso. Tanto era así que sentía que pronto se iba a correr.

- Yibo... No aguanto más... ¡Yibo! Yo... - gritó cuando su cuerpo empezó a temblar.

- Shhhu, aún no, bebé, aguanta un poco más.

- No... No puedo... ¡Ah!

- Un poco más, vente conmigo... - Yibo, quien también estaba próximo a su orgasmo, presionó la punta del miembro de Zhan, tapando el pequeño orificio e impidiendo que su esencia saliera.

- Muérdeme, Yibo. Márcame otra vez. Quiero que vuelvas a marcarme. Necesito... Yo... ¡Aaah! Mmmmm... Necesito que refuerces tu marca... Alfa... ¡Muérdeme!

Los ojos del alfa se tornaron dorados y sus colmillos empezaron a crecer. Acarició con ellos la cicatriz que Zhan tenía en su cuello y salivó sobre ella para adormecer la zona y que su omega no sintiera el dolor de la mordida. Extendió la saliva con su lengua y unos escalofríos recorrieron el cuerpo del omega. Excitado y exaltado ante la idea de ser mordido por su alfa.

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