34 - ¿Princesa o príncipe?

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La rutina había regresado a sus vidas. El curso retomó su marcha y Yibo volvía a pasar largas horas en la empresa de su hermano. Horas interminables en las que no dejaba de pensar en sus dos grandes amores.

El nuevo año llegaba cargado de mucho trabajo. Al regreso de las vacaciones, en las oficinas de la corporación Wang, las llamadas y los faxes no dejaban de llegar. Yibo no veía la hora de salir de ahí. Por fortuna, Zhan había aceptado, aunque no de buen grado, el pasar el día lejos de su alfa. A primera hora de la mañana lo dejaba dormido en su nido y al regresar lo encontraba en el mismo lugar esperando por él.

Haciendo acopio de las últimas fuerzas del día, intentaba dedicarle el máximo tiempo posible y llenarlo de mimos. Amaba esos instantes de tranquilidad y paz. Eran su aliciente diario.

Por otro lado, Zhan acudía a sus clases regularmente. Siempre impregnado con las feromonas de su alfa. También usaba siempre alguna de sus prendas. No le gustaba acudir al instituto. Cada día, las ganas de permanecer dentro de su nido y esperar a su alfa crecían. Cumplido ya su séptimo mes, anhelaba cada vez más el quedarse al resguardo en su lugar seguro. Sin embargo, se había prometido sacar sus estudios y así evitar ser una preocupación para su familia.

Aunque esa mañana era especial. Podrían volver a ver a su cachorro. La pareja esperaba a ser llamada por la enfermera de Ayanga. Ambos se encontraban felices y emocionados.

- ¿Tú crees que podremos saber hoy el sexo de nuestro bebé? - preguntó curioso el alfa.

- Probablemente. La vez anterior no se dejó ver. Tal vez hoy sí.

- Ya tengo ganas de ver a nuestra pequeña princesita.

- Te equivocas nuevamente. Veremos a nuestro hermoso príncipe.

Los dos acariciaban felices y emocionados la barriga de Zhan, que parecía que al fin quería crecer un poco más.

- Mi amor, yo quiero que sea una hermosa niña y que se parezca a ti.

- No, será un apuesto niño, tan apuesto y guapo como su papá, con un hermoso toque sacado de mí.

- Todo lo que saque de ti, sólo puede ser hermoso.

Las últimas semanas se la pasaron intentando adivinar el sexo de su bebé. Yibo ansiaba tener una niña. Se había criado entre hombres y alfas y nada le hacía más ilusión que una pequeña. Mientras que Zhan apostaba por el niño. Aunque ambos estaban de acuerdo en que lo más importante era que estuviera bien y que naciera sano. Era su bebé, iban a amarlo independientemente de su sexo o su segundo género.

- ¿Xiao Zhan? - Zhan se levantó, aunque no tan ligero como un par de meses atrás. La barriga empezaba a pesar - Pueden pasar.

- Vamos, es hora de ver a caquita de ratón.

Menos ágil, pero no menos emocionable, Zhan entró en la consulta seguido de Yibo. Al otro lado de la mesa, Ayanga los estaba esperando.

- Buenos días, Aya - saludo Zhan muy efusivo y con una enorme sonrisa.

- Buenos días, Zhanny. Yibo - el castaño lo saludó con un ligero movimiento de cabeza -. Hace un tiempo que no nos vemos, así que Zhan, ponme al día. ¿Cómo te encuentras?

- Pesado... - Zhan contestó formando un puchero.

- Jajajaja. Hace tan sólo un mes estabas disgustado porque creías que ese bebé no crecía y tu barriga tampoco. Ahora que está empezando a crecer, estás disgustado porque ya no puedes saltar como pequeño conejo por todos lados. ¿Del resto? ¿Has tenido alguna molestia o incomodidad?

- No, me encuentro bien y parece que caquita de ratón también. Patea muy fuerte. A veces duele mucho, sobretodo cuando se le da por aplastar un riñón, o el estómago.

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