26 - Estrella fugaz

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Las semanas en el hospital parason rápido. Zhan estaba constantemente bajo el cuidado de sus hermanos y su alfa, quién hacía todo lo posible por sacar tiempo de sus prácticas para acompañarlo. Era la ventaja de hacerlas en la empresa familiar.

Sus amigos, acompañados ahora por Shuhao, acudían todas las tardes para llevarle los apuntes, estudiar con él y contarle los chismes del instituto. No faltaban tampoco las peleas entre la omega y el joven alfa. Cualquier tema era motivo de discusión para ellos. Aunque a veces carecieran de sentido. La cuestión era discutir y enseñar sus colmillos.

Ayanga había insistido en dejar a Zhan ingresado hasta su próxima revisión. Ya cumplía los cinco meses. Todas las pruebas señalaban que el embarazo se desarrollaba correctamente. Zhan apenas había aumentado de peso y su barriga seguía igual, sin dar nuestras de alojar un bebé en su interior.

- Ayanga, ¿seguro que caquita de ratón está bien?

- No tengo ningún motivo para mentirte, Zhany.

- Entonces... ¿Por qué mi barriga sigue igual de plana?

- Jajajaja. No te preocupes por eso, pequeño. Aunque crece bien, sigue siendo pequeño. La postura del bebé y la fisionomía de la madre también influye. Hay a quienes no se le nota incluso estando en la última semana. Lo importante es lo que pasa ahí dentro, no lo que se ve por fuera. Y te puedo asegurar de que tu cachorro crece sano y fuerte. Ahora puedes recoger las cosas. ¿O prefieres quedarte aquí más tiempo?

- No, claro que no.

Zhan revisaba la habitación. Tenía ya todo listo. Yibo lo esparaba en la puerta con la maleta. Estaba feliz, podía llevarlo a casa. Aunque esa tarde, su destino era otro. El día de su cumpleaños había sido poco después de ingresar, por lo que no lo habían podido celebrar. A mayores, Yibo le tenía preparado otro tipo de sorpresa.

Ambos se alejaron del hospital y entraron en el todoterreno del castaño. El alfa sacó un antifaz de la guantera y se la puso a Zhan.

- Te tengo una sorpresa, por eso no te puedes sacar el antifaz hasta que yo te lo diga.

- ¿Qué sorpresa? ¿Por qué no me lo puedo quitar?

- ¡Shuuu! Sé buen chico y hazme caso. Pronto lo sabrás.

El alfa arrancó y puso rumbo a su próximo destino. El viaje estaba siendo más largo de lo el azabache desearía. Se removía impaciente en su asiento.

- ¿A dónde vamos, Yibo? ¿No vamos a casa?

- Ya te lo dije antes, es una sorpresa.

- ¿Falta mucho? Me aburro.

- Ya casi estamos. Ten un poco más de paciencia. Seguro que te va a gustar.

- Tengo hambre.

- Cuando lleguemos vas a poder comer lo que quieras.

Media hora después, el auto se detuvo. Habían llegado a su destino. Yibo bajó del coche, dio la vuelta, abrió la puerta de Zhan, lo cargó en sus brazos y se adentró en el edificio. Estaban en uno de los centros hoteleros de la familia Wang. Era un complejo vacacional de lujo al lado de la playa. Aún no había abierto sus puerta al público, por lo que ellos y sus invitados, eran los únicos en el lugar.

Llegaron a la sala que habían preparado para fiesta. Dejó a Zhan en el suelo y lo guió hasta el interior.

- Ya puedes abrir tus ojos.

- ¡Por fin! Ya me estaba... Des... es... perando - los ojos de Zhan se abrieron en grande cuando en medio de la oscuridad unas pequeñas luces empezaron a girar - ¡Yibo! Es hermoso. Parecen estrellas.

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