31 - Un sueño del cual no despertar

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Zhan alzó la vista hacia el cuello de Yibo. Aún después de meses, su marca seguía ahí, tan visible como la suya. Recordó aquel día en los vestuarios y lo mucho que se habían amado. Descendió su mirada hasta sus manos entrelazadas y vio el anillo con el que le había hecho la pedida y lo felices que fueron en ese momento. Estaba claro que amaba a Yibo y no quería ser una carga para él.

- Te amo tanto, Yibo, que estoy dispuesto a protegerte hasta de mí mismo.

El castaño abrazó fuerte al joven omega y lo sostuvo contra su pecho. Entendía el dolor del azabache y todas sus inseguridades. No sabía como hacer para darle confianza. Sólo podía entregarle su amor y aún así parecía que éste no era suficiente. Abrazados, ambos dejaron escapar sus lágrimas. Podían luchar contra el mundo juntos, sin embargo, en ese momento se dieron cuenta que los verdaderos enemigos eran sus miedos.

- Zhan, no lo hagas. No me dejes. Eres mi alegría, mi felicidad. Nunca me sentí tan vivo como ahora. Desde que te encontré, me completaste. Me trajiste luz y esperanza. Ilusión por el futuro y un motivo por el cual sonreír cada mañana. No pienses eso, no lo hagas, por favor. No eres una vergüenza para mí. Todo lo contrario. Eres lo que mi vida más necesitaba. Te amo, Zhan.

- Yi... Yibo... Lo siento, perdóname - logró pronunciar entre sollozos.

- No hay nada que perdonar, mi amor. Nada. Sólo no vuelvas a decir eso. Perdóname tú a mí - contestó mientras sostenía entre sus manos la cara de su joven amante.

Limpió con sus pulgares las lágrimas que escapaban de aquellos orbes negros antes de posar sus labios en los del contrario. Se fundieron en un suave beso. Zhan sujetaba con fuerza la tela las mangas del abrigo del alfa. Aún seguía temblando de miedo, aunque no era el único. Podía sentir lo aterrado que estaba su pareja. El miedo de perderlo, aún hacía estragos en el castaño. Se separaron un poco y se miraron a los ojos.

- Tengo miedo, Yibo. Mucho miedo. Miedo de no ser suficiente para ti. Miedo de que un día te des cuenta de ello y de que me abandones. Miedo de hacerte daño por ser solamente un crío.

Yibo lo calló con un beso. Esta vez fue más profundo e intenso. No era un beso dulce, era uno lleno de pasión y deseo. Agarró al menor y de un solo movimiento, se levantó sosteniendo a su omega en brazos. Zhan enredó sus largas y delgadas piernas alrededor de la cintura. Se sujetó del cuello de su amante y respondió al beso con la misma pasión con la que lo habían besado. Sus lenguas bailaron un rato hasta que sus cuerpos empezaron a pedir más. Entonces llegaron las ganas de explorar sus cuerpos. Repartían caricias por sus cuerpos sin romper aquella unión boca a boca.

Yibo se dirigió a la cama y posó el ligero cuerpo del omega con delicadeza. Se situó sobre él con cuidado de no cargar su peso. Buscó el final de la tela de la camiseta de Zhan y metió su mano. Recorrió su costado, elevando las prendas y dejando a la vista parte de la piel del menor. Luego volvió a su cintura. Esta vez buscando la abertura de su pantalón. Logró introducir su mano por debajo de la tela y alcanzar el miembro de Zhan, que ya estaba más que despierto. Lentamente, comenzó a masajearlo. Para él era una delicia sensitiva el tacto de la suave y fina piel del glande del menor. Lo acarició sin prisas mientras escuchaba los gemidos de su amado. No había nada más placentero en el mundo que verlo, escucharlo y sentirlo así. Excitado, con los ojos brillosos, la respiración alterada, las mejillas rosadas, los labios rojos e hinchados y su voz. Esa aguda voz que dejaba escapar gritos de placer.

Extasiado, buscó darle más placer al joven. Objetivo que logró al acariciar con su otra mano uno de sus pezones. Sabía que era muy sensible en esa zona. Sus pezones estaban erectos y pudo notar que algo más grandes.

"Bendito embarazo." Pensó.

Y sí, Yibo podía notar los cambios que el embarazo estaban haciendo en su hermoso omega. Sus caderas estaban más anchas, sus pechos algo hinchados y más sensibles, pero lo que más amaba era la pequeña curva que se empezaba a notar en su vientre.

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