33 - Un nuevo año comienza

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El timbre de la casa de los Xiao estaba sonando. Fue Lulu la que se apuró para abrir la puerta. Zhou Cheng esperaba con Ayanga a que su hermana le diera paso y poder dejar todas las bolsas en la cocina.

- Déjame pasar, rápido. Esto pesa mucho.

Zhuo Cheng entró y se dirigió rápidamente a la cocina, dejando a su amigo y a su hermana solos.

- Hola Lulu. Traemos la cena - dijo el doctor alegre -. ¿Dónde está mi paciente favorito?

- Lleva desde que llegó de la nieve encerrado en su habitación con Yibo. No deja que salga, ni que nadie entre.

- ¡Vaya! ¿Así, tan de repente? ¿Acaso sucedió algo durante las vacaciones?

- No que yo sepa. ¿Pasa algo?

- Nada malo. Extraño, sólo. Zhan está en el tercer trimestre y es normal que a estas alturas empiece a formar su nido, sin embargo, suele ser algo progresivo. Es raro que se encierre así tan rápido.

- Entonces... ¿Por qué actúa así?

- No lo sé... Tal vez haya sufrido algún shock emocional. Por eso necesita aislarse con su alfa. Será mejor dejarlos.

- ¿Shock emocional? - preguntó Zhuo Cheng saliendo de la cocina -. Ese maldito alfa.... ¡Le dije que cuidara bien de mi Zhanny!

- Tranquilo, fierecilla - interrumpió Haikuan, quien también salía de la cocina -. Será mejor que empecemos a hacer la cena.

Mientras los mayores se disponían en la cocina, Zhan permanecía abrazado a la cintura de Yibo.

- Zhan, cariño, es hora de bajar. Esta noche tenemos invitados. No podemos dejar que tus hermanos hagan todo.

- No, no quiero. Quiero quedarme aquí.

- Al menos déjame bajar a mí.

Zhan lo abrazó con más fuerza. No quería soltarlo. Refregó su nariz en la glándula de olor de Yibo. Eso era lo único que hacía desde que llegaron de las vacaciones. Dentro de su cama, rodeado por almohadas y prendas cargadas con las feromonas de Yibo, sin dejar que nadie se acerque a su nido. Sólo el alfa podía entrar en su habitación y acostarse a su lado. Ni cuando tenía necesidad de ir al baño lo dejaba sólo.

- ¡No! No te vayas, no me dejes solo.

- Zhan, mi amor, sólo voy a ayudar a tus hermanos con la cena.

- No quiero que te vayas. No te separes de mí.

El mayor lanzó un suspiro al aire. Tenía que encontrar la manera de tranquilizarlo, sobretodo porque en tres días tenía que volver a la empresa y no podía quedarse ahí.

- Esta bien, Zhan, tú ganas - los ojos del azabache se iluminaron -. No me separaré de ti. Por lo tanto, vas a venir conmigo y ayudaremos juntos con la cena.

- ¡NO! No quiero irme de aquí. No quiero salir.

- Zhan, amor... Es fin de año. Nos esperan para cenar juntos y empezar el nuevo año como una familia unida.

- No, no quiero.

Zhan se abrazó más fuerte, si eso era posible, y empezó a temblar entre sollozos. Yibo estaba desesperado. No sabía qué más hacer para sacar al omega de ese estado. Era consciente de que conforme se acercara la fecha del parto, los omegas creaban su nido, un lugar seguro lleno de las feromonas de su alfa. Sin embargo, intuía que era algo más que eso. El lobo omega estaba tomando el control del joven adolescente y se mostraba siempre a la defensiva.

Unos golpes en la puerta distrajeron a la pareja. Zhan dio un salto en la cama y gruñó. Yibo esperaba que la persona que estaba al otro lado lo ayudara con la situación.

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