12 - Falsa Ilusión

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Tras dejar a Zhan en un taxi y enviarlo a su casa, Yibo regresó a la reunión familiar dispuesto a aclarar las cosas. Sabía que no iba a ser fácil y que probablemente tendría que aguantar la ira de sus padres al contarles la verdad, sin embargo, estaba dispuesto a luchar por su omega y a dejar bien claro quién era el dueño de su corazón.

Entró en el lujoso apartamento que compartía con su hermano y se dirigió al comedor. Su familia y la de Dilraba estaban sentados alrededor de la mesa esperando por él. Yibo tomó asiento al lado de la joven omega. Su madre lo miró con un notable enfado.

- ¿Por qué has tardado tanto? ¿Es que acaso no tienes ningún tipo de educación? ¿Cómo te atreves a hacer esperar a tu prometida y a tus suegros? Nos has avergonzado a todos.

- Clama, Carman. No ha sido para tanto.

- Ting Yu, no hace falta que defiendas al descarado y maleducado de mi hijo.

- No es eso. Seguro que tenía algún asunto que atender. Además, nos hemos presentado sin contar con los planes del joven Yibo.

- En este momento no hay ningún asunto más importante al que atender que está reunión.

Yibo seguía atento a la discusión entre las dos mujeres. Ting Yu, la madre de Dilraba, era una hermosa omega que conservaba su belleza y juventud aún a pesar de estar en la mitad de su cuarta década. Era delicada, comprensiva, amable y cariñosa. Ojalá su madre tuviera alguna de esas cualidades, aunque tan sólo fuera la mitad. Los dos hombres, Zi Teng, su padre, y Yi Zhou, el padre de Dilraba, se mantenían al margen. Dilraba estaba con la cabeza agachada y la mirada baja. Mientras que Haikuan miraba a su hermano con ternura y comprensión. Él sabía lo que estaba pasando en la vida de su hermano y temía por lo que estaba a punto de suceder. Aún así, estaría dispuesto a apoyar la decisión que éste tomara.

- Ya basta, mamá. Tía Yu tiene razón. Aparte, nadie me consultó nada sobre este compromiso.

- Cariño, no hay nada que consultar. Dilraba y tú sois amigos desde que erais tan sólo unos cachorros en pañales. Crecisteis juntos y siempre fuisteis muy unidos. No hay omega más adecuada para ti que ella. Cuando termines tus estudios os casaréis. Ya hemos elegido la fecha y el local. Será una boda maravillosa.

Yibo escuchaba las palabras de su madre mientras su ira iba en aumento. Apretó los puños volviendo blancos sus nudillos.

- ¿Es que acaso mi opinión no importa? Tienes razón. Me crié junto con Dil, y es por eso que la quiero, pero la quiero como una hermana, una buena amiga. Nunca tuve ni tendré sentimientos de amor.

- Yibo, el amor también se crea con el tiempo.

- No, eso no va a ocurrir nunca.

- ¿Es por ese omega? - Dilraba salió de su silencio mirando a Yibo fijamente.

- ¿Qué omega, Yibo? Dil, cariño, debes estar confundida. Mi Yibo no tiene ningún omega.

- Dilraba está en lo cierto, madre. Yo ya tengo un omega. No hay nadie más con quien quiera pasar el resto de mi vida.

- Dime, Yibo. ¿Qué tiene él que no tenga yo? ¿Qué te puede ofrecer ese mocoso que no te pueda dar yo?

- Dil, no consiento que hables así de él. Zhan no es ningún mocoso.

- ¿Cómo que no? Yibo, es un crío. ¡Un adolescente! ¿Cómo has podido caer tan bajo?

- ¡Porque él es mi destinado! Es mi omega, mío, y yo soy su alfa. De él y de nadie más.

- ¡Yibo! - gritó Carman anonada y sin creer lo que estaba escuchando - ¿Acaso has perdido el juicio? ¿Te estás escuchando? ¿Prefieres un joven pordiosero sin clase antes que a Dilraba?

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