Feliz cumpleaños, Babi

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El teniente se encontraba en el gimnasio de la base. Levantaba algunas pesas, esa vez se había puesto más peso de la cuenta. Siempre tenía a Soap como spotter. Aunque este no parecía estar haciéndole demasiado caso. Levantó las pesas una vez. Después de un par de repeticiones las dejó de nuevo en el suelo y suspiró.

Miró hacia el lado, Soap seguía mirando su teléfono. El teniente resopló y puso las manos en las caderas.

-¿Le molesto, sargento?-preguntó algo irritado.

El joven miró a Ghost sorprendido. Giró el móvil hasta él, había una conversación con muchas fotos, entre ellas había bolsos, ropa e incluso un reloj que parecía bastante caro.

-Leo me lo está mandando.-explicó y miró la pantalla de nuevo.-Es importante.

-Vas a tener que ascender mucho si quiere todo eso por navidad.-dijo antes de darle un sorbo a su batido de proteinas.

-No es para ella, es para Babi, su cumpleaños es mañana.-explicó.

Eso hizo que Ghost dejara de beber. 19 de Diciembre. Ese era su cumpleaños. Supuso que cumplía 26. Solo habían pasado unos días desde que le había regalado los guantes los cuales apenas se quitaba nunca. Tenía que hacer lo mismo y buscarle un buen regalo. ¿Pero qué podía regalarle?

El teniente terminó su entrenamiento y justo después revisó los horarios, Babi trabajaría al día siguiente por la mañana, era la primera en entrar. Seguramente la doctora Nora le había puesto ese horario para que pudiera disfrutar de su cumpleaños el resto del día.

Debía darse prisa para encontrarle un regalo a la altura del suyo.

La joven se despertó al día siguiente muy temprano, pues tenía el primer turno en la enfermería. Se puso su bata y se abrazó a sí misma, hacía mucho frío. Un olor a pan quemado la hizo sobre saltarse. Bajó a la cocina preocupada, Derek le hacía el desayuno o al menos lo intentaba. Se giró al escuchar a la joven bajando las escaleras y sonrió abriendo los brazos.

-Feliz cumpleaños, princesa.-dijo y cogió su taza de té.

La joven sonrió y estiró las manos para agarrar su taza rosa. El calor del té la hizo sentir reconfortante. Dio un sorbo y en seguida miró la taza con una expresión extraña. No era el té de frutos rojos que tomaba todos los días, era una manzanilla. Y no llevaba sacarina, sino azúcar. Pensó que al menos lo había intentado.

-Gracias. Me siento mayor.-bromeó la joven y dejó la taza sobre la mesa.

-Eres demasiado mayor ya para Leonardo Dicaprio, pero sigues estando bien para mí.-dijo el joven besando su mejilla.

-Gracias.-dijo la joven con sarcasmo mientras se sentaba en la silla.

Agarró algunas uvas y las probó, estaban muy dulces, a Babi le encantaba su cumpleaños. Siempre se sentía especial.

-¿Quieres ver tu regalo? Ven, vamos.-dijo agarrando su mano y tirando suavemente de ella.

-¿Ahora? ¿Tengo que ir?-preguntó mientras se cerraba aún más la bata.

-Tú cierra los ojos.

El joven tapó sus ojos y los dos caminaron, Babi conocía su casa, sabía que caminaban hacia el garaje. ¿Qué podía haber allí para ella? Después de caminar un poco más, su marido quitó las manos de sus ojos.

-Sorpresa.-dijo señalando hacia un lado.

Era un coche nuevo, Babi se quedó sin palabras, su antiguo coche tenía algunos años, pero estaba prácticamente nuevo. No le hizo demasiada ilusión, pero valoraba el detalle, sabía que el dinero no era problema para él, ganaba mucho y había herededo aún más de su padre.

Luz de mi vida. (Ghost) Call of dutyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora