El amor de mi vida

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Esa mañana había un ambiente de esperanza en la base. Algo que solía pasar cuando se intentaba buscar una nueva ubicación. El grupo desayunó algo rápido antes de prepararse. Ghost se preparaba a conciencia, incluso llevaba sus gafas de sol, unas muy resistentes preparadas para las batallas.
Miró hacia un lado cuando sintió una mano en su muslo.

-¿Qué haces despierta? Es muy temprano.-dijo el teniente doblando las rodillas para acabar a su altura.

-Quería despedirme.-susurró la muchacha sentándose en la cama.-Toma.

Simon miró como la joven sacaba de su bolso una pequeña medalla. Se la puso en la mano y Ghost la observó. Era de oro. Tenía un relieve de la virgen María sujetando a su hijo. Era pequeña y muy bonita.

-¿Qué es esto?-preguntó girando la medalla, por detrás estaba grabado la fecha de nacimiento de Babi.

-Para que te dé suerte. Mi padre le dio uno así a mi madre por cada hijo.

-Yo no creo que la suerte, ni en Dios. Además, es tuyo.-insistió el teniente devolviéndole la medalla.

Pero ella la agarró y la guardó en una pequeña cremallera de su chaleco antibalas.

-Yo sí. Voy a rezar por ti. Tú solo ten cuidado. ¿Vale?

La joven subió los ojos hacia arriba y él la miró a través de su máscara. El teniente estiró sus brazos hasta acunar sus mejillas con las manos y después de subirse la máscara se dieron un largo beso. Uno lento, sin pasión, con amor.

-Ya lo sabes, voy a estar aquí antes de que te des cuenta.

-Lo sé. Te esperaré aquí.-le prometió ella.

Aún era muy temprano, por lo que la joven volvió a tumbarse en la cama.


Todo el equipo al completo viajaba en el camión militar. Aquel edificio estaba a dos horas de distancia, tiempo que muchos aprovecharon para dormir, pero que Ghost lo aprovechó para pensar. La última conversación con Soap lo hizo pensar. ¿Sería buena idea irse a vivir con Babi? ¿Debía ofrecérselo? Quizás no era mala idea, nunca había vivido con ninguna mujer, sus antigüas novias sí que habían pasado algún tiempo en su casa, pero con ninguna llegó a durar más de un año. Por lo que nunca había experimentado eso con alguien.

Además, quería a Babi. No se lo había dicho, pero era evidente que la quería. También pensó que era imposible que alguien no la quisiera. Incluso Price le había dado la enhorabuena por su relación. El capitán había conocido a sus dos últimas relaciones y nunca le había dado la enhorabuena por ninguna de ellas.

Aunque John Price siempre prefería alejarse de las parejas de los integrantes del grupo, había oído del capitán. Nunca lo había oído hablar sobre ello, pero había escuchado que una vez estuvo saliendo con una chica del equipo, también formaba parte del equipo médico. Hacía al menos quince años, por lo visto aquella chica murió en una de las misiones. Quizás por eso le prohibía al equipo médico salir de la base.

Simon no le preguntaría, veía de mala educación preguntar algo que él antes no se había ofrecido a contarle. Pero en caso de que Price quisiera contárselo, él sería todo oídos.


Aparcaron y camuflaron el vehículo de la mejor manera que pudieron. Se dieron cuenta de que Babi tenía razón, ese edificio estaba protegido por varios guardias armados. Había algunos soldados rasos defendiendo el edificio y un par en la puerta. No parecía un sitio demasiado protegido para que el Coronel Konig se encontrase allí.

Price formó un plan, que les llevó todo el día. Después de acabar con los soldados del exterior y dejar inconscientes a los soldados que guardaban la puerta, consiguieron entrar.

Luz de mi vida. (Ghost) Call of dutyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora