Safari

142 17 7
                                    

Las manos de la enfermera abrieron con delicadeza el pomo de su puerta. 2:09 AM. Era muy tarde, Ghost tenía las piernas largas, por lo que no había tardado en alcanzar la escalera. Solo podía ver su cabeza cubierta por su máscara bajando los escalones.

La joven cerró la puerta tras ella y lo siguió. El teniente se acercó a la enfermería, lo que le pareció muy extraño, la joven se acercó lentamente, solo había encendido una luz pequeña, seguramente para no molestar. La joven observó la gran espalda del teniente en el lavabo de la enfermería. Parecía estar quitando la grande de sus guantes favoritos, sus manos también estaban completamente teñidas de rojo.

La joven se acercó cautelosa, pero el instinto de Ghost era más grande, por lo que giró la cabeza hasta ella de manera rápida, suspiró al ver que se trataba de ella. Miró de nuevo hacia abajo mientras seguía refregando los guantes uno contra otro.

La joven no dijo nada, simplemente se acercó con tranquilidad, cogió un poco de agua oxigenada y la vertió sobre los guantes, esto hizo que la sangre se quitase enseguida. Luego cogió una esponja, algo de jabón y gel hidroalcohólico. Agarró las grandes manos del teniente y comenzó a lavarlas, tenía experiencia en quitar manchas de sangre, afortunadamente, sus manchas nunca habían tenido que ser debido a torturar a alguien, sino a salvar vidas.

Quizás eso era lo que más lo diferenciaban, porque si no fuera por eso, ella estaba convencida de que eran muy parecidos.

-Gracias.-dijo el adulto.

-No las des.-susurró la joven.-¿Conseguísteis lo que buscábais?-preguntó secando sus manos con papel.

-No.-admitió.

-¿Sigue aquí?

-No.

-¿Está vivo?

-Apenas.

-Oh...-murmuró la joven.

No quiso preguntar más, no quería saber más. La joven simplemente asintió y tiró el papel a la basura una vez acabaron. Agarró los guantes y los dejó en la ventana, al día siguiente, los secaría el sol.

Los dos se quedaron mirándose durantes algunos minutos, sin decir nada, probablemente ninguno sabía qué más decir.

-¿Siguen quedando pastillas?-preguntó el adulto.

La joven parpadeó un par de veces y miró en uno de los cajones, aún quedaban dos, una para cada uno. Asintió con la cabeza y se las mostró a Ghost, quién agarró las pastillas y las observó durante algunos segundos.

-¿Quieres ir al salón?-preguntó en un tono amable.

La joven lo miró, no quería estar sola, por lo que de nuevo asintió con la cabeza. Antes de llegar, el adulto agarró una de las mantas de una de las sillas y se acercaron al mismo sofá que la última vez. Se sentaron incluso en el mismo lugar, como una pareja acostumbrada a dormir cada uno en su sitio. La joven se tomó una de las pastillas y bebió un sorbo de su botella rosa.

El adulto estiró su mano desnuda, sin los guantes hasta la botella y la joven la colocó en su mano.

No parecía escrupuloso de beber de su misma botella, aunque lo vio una vez dejar un botellín de cerveza entero solo por que Soap le había dado un sorbo.

El adulto también se tomó una pastilla y colocó la manta sobre las piernas de los dos. Los dos miraron hacia la ventana durante un rato más.

-¿No vas a tumbarte en mi hombro?

Esa pregunta la tomó algo por sorpresa, la pastilla comenzaba a hacer efecto y se sentía un poco borracha.

-¿Quieres que ponga mi cabeza en tu hombro?

Luz de mi vida. (Ghost) Call of dutyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora