Una salida

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La joven decidió no hacer nada en ese preciso momento. Simplemente colgó el teléfono y se fue a la cama. Al día siguiente se despertó como de costumbre y miró a su marido, el cual dormía plácidamente a su lado.

Con todo el sigilo posible agarró su teléfono, Derek siempre había sido franco con ella, siempre le había dado todas sus contraseñas e información. Por esa muestra de confianza era por lo que Babi jamás había sospechado. Desbloqueó el teléfono y miró la pantalla completamente desbloqueada. No quería ser así, una de las mujeres que observaba el móvil de su pareja, no quería violar su intimidad de esa manera.

Finalmente suspiró y dejó el teléfono en la mesilla de nuevo. No lo haría. Ella no era así.

Dejó el teléfono y caminó hasta su vestidor. Lo primero que hizo fue dar sus clases de yoga en el gimnasio, no tenía que ir a la enfermería hasta por la tarde, por lo que podía tener tiempo para ella misma.

También a visitar a sus hermanas, a todas ellas. Sophie estaba muy ocupada con el bebé y agradeció tener allí a su hermana, Grace le contó sobre el chico nuevo que estaba conociendo, esa vez parecía algo serio. Estaba muy ilusionada, y Babi por ella.

Finalmente se dirigió a casa de Leonor. Las dos se abrazaron con fuerza y después de un ligero apretón se hicieron un café para charlar.

-Entonces... ¿Cómo van las cosas con el sargento?-preguntó subiendo y bajando las cejas.

La joven se colocó ambas manos entre los muslos mientras se acurrucaba en el sillón. Se le dibujó una sonrisilla nerviosa e incluso miró hacia un lado para reírse.

-Bien, van muy bien.

La enfermera se sorprendió, dejó el café en la mesilla y subió las dos cejas sorprendida, por lo poco que había oído de Soap, nunca se lo había imaginado asentando la cabeza, menos aún con alguien como Leonor, la cual era un desastre, se aburría constantemente de todo, se mudaba mucho e incluso buscaba trabajos basura para simplemente mantenerse ocupada.

-Define bien.

-Pues bien, Babi. ¿Qué detalles quieres? Yo no te pregunto por como Derek te come el...

-No puedes preguntar por que no lo hace.-dijo Babi mirando hacia otro lado, bromear sobre sus propias desgracias se había convertido en su mejor terapia.

En realidad, era su única terapia, jamás le había contado a nadie lo que realmente vivía con su marido.

Leonor se echó a reír a carcajadas casi escupiendo el café de la boca.

-Pues vaya idiota.-dijo la mayor.-Pero bien, me ha dicho que cuando vuelva de Zimbabue... Si queremos seguir juntos podríamos probar a vivir juntos.-dijo casi en un susurro, un volumen demasiado bajo, que no era irrelevante, pero Babi no le prestó atención.

La joven subió las dos cejas sorprendida.

-¿Te ha dicho a dónde van en la siguiente misión?

-Claro.

Ese chico debía de estar enamorado hasta las trancas, en ese momento la enfermera entendió porqué siempre le sonreía, le ofrecía cualquier cosa que se encontrase comiendo y por que siempre se reía de sus chistes.

-Vaya. Estoy sorprendida. Quiero decir, estoy super feliz por ti, de verdad.

-Lo único es que está todo el día con el señor ese, el raro de la máscara.

-¿Ghost?-preguntó Babi tomando un sorbo de su café de caramelo.

Leonor asintió con la cabeza rodando los ojos.

Luz de mi vida. (Ghost) Call of dutyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora