Buenas noches, Simon

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El helicóptero despegó haciendo que Babi casi cayera al suelo. El brazo de Ghost rodeó rápidamente sus hombros mientras que con su mano libre agarraba el techo del helicóptero.

-Teniente, lleve a la enfermera a su sitio.-ordenó Price señalando los asientos del final.

-Sí, señor.-contestó agarrando con más fuerza a Babi mientras los dos caminaban hasta los asientos.

La joven finalmente se sentó. Agarró el cinturón y lo observó por algunos segundos, tenía tres partes, dos iban por el pecho y la otra entre las piernas, pero desconocía cómo ponérselo. El teniente la observó durante algunos segundos hasta que él mismo le puso el cinturón.

Parecía acostumbrado a la inestabilidad del helicóptero, después de comprobar que estaba segura en su asiento, el teniente volvió a su lugar al lado del sargento Soap. Babi miraba al suelo, sus piernas aún temblaban debido al miedo. Sentía que todos la observaban por lo que solo podía mirar al suelo. Tocó con su dedo pulgar el inicio de su dedo anular sintiendo ahí el vacío que habían dejado los dos anillos que acababa de quitarse.

-¿Derek no sabía que venías?-preguntó Leah después de un rato.

-No.-respondió la joven sin levantar la cabeza.

Aunque creía que su compañera insistiría en el tema, no lo hizo. Simplemente miró al frente y pasó el camino en silencio, el camino hasta Zimbabue sería largo. Cuando pasaron algunas horas, la joven observó una figura justo delante de ella. Miró hacia arriba y observó el cuerpo de Price justo delante.

-¿Alguien de tu familia sabe que estás aquí?-preguntó cruzado de brazos.

-No, señor.-respondió.

El capitán no parecía muy sorprendido, sí decepcionado, pero no sorprendido. Simplemente asintió con la cabeza y se aclaró la garganta.

-Dada la relación que tengo con tu padre me gustaría informarle de tu participación en esta misión. ¿Está bien si lo llamo cuando lleguemos a tierra?

La joven asintió con la cabeza.

-Bien.-dijo y dio un paso atrás para mirar a todo el equipo médico.-A partir de ahora estáis bajo nuestras órdenes. No podréis contradecir nada de lo que yo o cualquier superior os diga. Tampoco podréis abandonar la base sin nuestro consentimiento. Ahora sois parte del 141, vuestra seguridad es vital. ¿Entendido?-preguntó con voz firme.

-Sí, señor.-respondieron todos.

El resto del camino de nuevo fue en silencio, hasta llegar a tierra firme, solo tuvieron el sonido de la hélice para rellenar el viaje.

El ambiente del sur de África poco tenía que ver con el ambiente helado de Inglaterra. El clima era templado y el sol estaba fuera, aunque habían sido numerosas horas de viaje, aún era de día cuando llegaron, completamente agotados. Algunos soldados los recibieron en el helipuerto. Leah y Babi se acercaron por sus maletas y caminaron hacia la base.

Era una base grande, de tres plantas, en el sótano se encontraban las habitaciones de los soldados, en la primera baja la enfermería, el gimnasio y el garaje. En la primera las habitaciones de las mujeres, las cuales tenían la suerte de tener una pequeña habitación para cada una al no ser más de diez. También se encontraban las oficinas y la cafetería. El equipo médico no podía subir a más esas dos plantas, el resto estaba prohibido para ellos. Babi prefería no saber qué había arriba.

La joven dejó las cosas en su habitación. Tenía una pequeña ventana, un escritorio con una silla de madera la cual parecía hecha a mano y una pequeña cama algo más pequeña que una cama de matrimonio, pero algo más grande que una cama individual. También había un pequeño armario. La joven miró la minúscula habitación y suspiró.

Luz de mi vida. (Ghost) Call of dutyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora