Capítulo 5 - Glamour

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Mis amigas me han comentado varias veces que tengo estilo para elegir la ropa. Para esta ocasión, decido usar un vestido largo y ajustado negro. Deseo que se marquen mis curvas. Es una prenda cara que solo usé una vez y a Benjamín no le gustó por lo "atrevido" que es. La elección de accesorios es discreta porque el vestido ya tiene pedrería en el escote. Las zapatillas altas no pueden faltar. Soy buena para caminar con tacones. El peinado y maquillaje son sencillos, aunque sí busco que resalten mis rasgos faciales sin perder la naturalidad.

Tengo que parecer segura de mí misma. Practico en el espejo una sonrisa radiante. Apruebo lo que veo. Estoy glamourosa, pero sin exagerar.

A las diez para las siete, Héctor ya está esperándome en el sedán.

Cuando salgo, se apresura a abrirme la puerta.

Él usa un traje azul oscuro. Es bonito. Le sienta bien.

Con mi esposo me gusta... me gustaba ir con tonos similares, pero no importa que no combine con Héctor.

A él le doy la dirección y nos dirigimos allá.

Me invaden los nervios que causa lo desconocido.

A las siete treinta ya estamos afuera de la casona.

El lugar elegido para la fiesta es una propiedad preciosa con estilo colonial color blanca.

Nos bajamos y el valet parking se lleva el coche

¡Tengo una urgencia! Me falta explicarle a mi inesperado acompañante sobre el tipo de evento al que asistimos. Aunque sea solo para ver, tiene que estar al tanto.

Respiro hondo. Necesito parecer calmada.

Un minuto después por fin giro hacia él:

—Escucha, Héctor, esta es una fiesta para adultos.

—Sin niños, qué bien. —Parece complacido con ese detalle.

¡Tan inocente! Ni sabe lo que le espera.

Suspiro, apenada.

—¿Cómo te digo...? —Empiezo a buscar las palabras adecuadas para darme a entender.

—¡Amiga, nos ganaron!

Ceci aparece detrás de nosotros y me planta un beso en la mejilla. Se ve fantástica con su falda de cuero negra ajustada, sus botines y una blusa blanca que deja poco a la imaginación por lo escotada que está.

Creo que vine demasiado formal.

—¡Estás divina! —me dice emocionada. Se le sienten las manos frías. Luego, extiende el brazo hacia su esposo—. Amor, ¿te acuerdas de Héctor?

Darío lleva un conjunto de pantalón negro con una camisa blanca, mismo estilo que Cecilia. Su cabello rubio lacio se le ve muy bien como se le acomoda.

—Sí, sí. Bienvenido —le dice Darío de forma amigable.

Me alivia porque tenía el miedo de que lo viera de manera despectiva.

—¿Entramos? —propongo. Quiero que esto avance.

Es hora de explorar el "fanatismo mundo de los swingers".

Saco la invitación y se la entrego al caballero que revisa los pases.

El hombre calvo con smoking pregunta:

—¿Primera vez?

Empieza a recorrerme un escalofrío. Siento que ese sujeto me juzga por el evento al que asisto.

—Sí —se apresura a responder Cecilia.

El hombre revisa la invitación de mi amiga. No demora en marcarnos con un texto indeleble en la muñeca y nos entrega un reglamento impreso.

Detrás de las Puertas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora