Capítulo 33 - Boletín

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El abogado Luján me ha citado hoy para charlar sobre la siguiente jugada.

Ojalá me ayudara a saber cuál es el mejor proceso a seguir para recuperar a mi hija, aunque sé que obligarla a volver sería un error. Ya pasó una semana desde que se fue con su padre, y su hermana está cada vez más decaída. Por lo menos el dinero volvió. Benjamín le entregó las cuentas a mi cuñado, ni siquiera tuvo la decencia de hacerlo directo conmigo.

—Señora Rivera, por favor, pase. Siéntese —me invita Carlos.

Hago caso. Estoy nerviosa por lo que va a decirme. Esta vez Aaron no está.

En el pasillo se encuentra Jerry, de pie y con la vista vigilante. Parece que soy un personaje importante como una cantante famosa o una diputada, porque siempre lo tengo cerca, pendiente en todo momento. Supongo que es bueno, solo es cuestión de acostumbrarse.

Desde que él entró a trabajar como mi guardaespaldas sentí cierto recelo en Héctor. Aunque es el chofer, también tenía el trabajo de cuidar de mí y de mis hijas. Le he dicho que ahora tiene la importante tarea de vigilar a Valentina. Espero que pronto se le pase la incomodidad. Héctor es más que un empleado para mí. Aunque viajar sola con Jerry no me molesta.

—Es hora de que iniciemos formalmente el proceso de divorcio —dice el abogado—. Al no responder, Benjamín deja claro cuáles son sus términos. —Entrelaza las manos y se inclina un poco hacia mí. Luce serio, más que de costumbre—: Tengo que preguntarle, ¿entiende que este es un paso importante? ¿Está convencida de que no hay una posibilidad de un arreglo entre ustedes?

Ni siquiera medito la respuesta:

—Entiendo y estoy convencida, no hay posibilidad de reconciliación. Él ya tiene otra mujer —eso último sigue lastimando.

El abogado regresa a su postura.

—Le agradezco la sinceridad. Son preguntas obligadas. Debe saber que el divorcio incausado es rápido, unos cuatro meses más o menos. Vamos a presentar la solicitud de la disolución del matrimonio ante el juez de lo familiar junto con los términos propuestos para la división de bienes, la guarda y custodia de sus hijas, el régimen de las convivencias y la pensión alimenticia. Pretendo pedir una pensión compensatoria para usted.

En otros tiempos diría que no, que ese dinero no lo quiero, pero ya cambié de opinión. Voy a joderlo todo lo que me sea posible.

—¿Qué pasará si Benjamín no contesta tampoco esa propuesta? —le pregunto.

—El juicio continuará en rebeldía y no le va a convenir. Luego vendrá la conciliación.

Sé lo que es. Tendré que verlo cara a cara cuando llegue tal encuentro. No pensaré en eso, por ahora.

—¿Si no nos ponemos de acuerdo?

—Entonces el juez les reservará su derecho para que se solucionen las controversias en incidentes, pero es después de la sentencia de la disolución del matrimonio. En los incidentes vamos a necesitar todas las pruebas existentes, como que Benjamín se llevó del domicilio conyugal a una de las hijas. Un dato importante es que si no se ponen de acuerdo se puede prolongar el proceso después del divorcio.

—¿Cuánto tiempo más podría demorar?

Carlos mueve la cabeza de lado a lado.

—Depende de muchos factores, como la disposición de Benjamín para llegar a un acuerdo y la carga del tribunal. En promedio, podría llevar varios meses, pero haré todo lo posible para que el proceso avance de manera eficiente y con el menor estrés posible para usted y sus hijas.

Asiento consciente.

—Quiero hacer lo mejor para ellas y para mí.

—Comprendo —me respalda el abogado—. Es crucial que recolectemos toda la documentación relevante sobre los activos y las contribuciones de ambos al matrimonio. Guarde todas las pruebas que tenga, por muy insignificante que parezca. Todo servirá.

Detrás de las Puertas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora