Capítulo 10 - Androstenona

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Pido un taxi después de mi desastroso intercambio. Es de madrugada, pero me da igual. No quiero que Benjamín se dé cuenta de mi huida. Que él se regrese solo.

Una vez en casa, no logro conciliar el sueño. Aprovecho para revisar las redes. Una publicación de mi hermana aparece en Instagram. Se trata de una fotografía donde está ella y otros más empresarios. Pienso en lo mucho que ella ha avanzado y lo estancada que estoy.

Desde pequeñas, Alisha siempre fue la que destacaba en todo: en la escuela, en los deportes, en las relaciones sociales... Mis padres la presumían en cada ocasión que tenían la oportunidad. Estaban tan orgullosos de sus logros. Creo que por eso fue que Alisha recibió toda su atención. Las comidas diarias, en su mayoría, eran dedicadas a hablar de sus actividades diarias.

Mi padre dijo alguna vez que por lo menos salí "bonita". Según sus palabras, eso me sería de ayuda para conseguir un marido que pudiera mantenerme.

En realidad, me esforcé en alcanzar a mi hermana, en parecerme un poco a ella, pero fracasé. Tenía demasiada luz como para opacarla, y la sigue teniendo.

Así, terminé cumpliendo las penosas expectativas que mi padre tenía de mí.

Las cosas se pusieron peor cuando hasta mis propios amigos resaltaban los éxitos de mi hermana. "¡Alisha es tan inteligente y talentosa!" solían decirme.

Por supuesto, mi hermana disfrutaba de los halagos. Pienso que nunca le importó cómo me sentía yo.

El no estar a su nivel me convirtió en su sombra. Los momentos en los que nuestros padres la nombraban como la "hija exitosa" me lastimaban, pero nunca lo externé.

Mientras crecíamos, la competitividad empeoró. Vinieron los pretendientes. Los míos siempre eran juzgados, los de Alisha no tuvieron ninguna objeción, hasta que llegó Benjamín. Él fue una de las pocas personas que vi que hizo reír a mi padre y sonrojó a mi madre con sus atinados halagos. Era tan encantador, tan listo para hacerse notar de manera natural, por eso quedé enamorada tan rápido. Por eso no acepté el contrato prematrimonial que mi familia propuso, por eso dejé que me heredaran la casa y las acciones después de casarme. Creí que sería para siempre.

Tener un esposo como Benjamín era la única cosa en la que le ganaba a mi perfecta hermana, pero también en eso fracasé. Él lo echó todo a perder. Lo aborrezco tanto.

Lo peor del caso es que yo misma lo llevé a encamarse con una desconocida. ¿Por qué me sale todo mal? ¿Por qué, haga lo que haga, termino derrotada?

La luz tenue de la lámpara de mesa arroja la sombra de lo que soy, o lo que está quedando después de semanas con una vida que ya no reconozco.

¡Basta de pensar! Es hora de dormir, el poco tiempo que me queda.

Despierto con una sensación de cansancio inusual.

Salgo dispuesta a desayunar y escucho las voces de mis hijas en el recibidor de la casa. Por la intensidad, sospecho que discuten entre ellas.

Héctor fue a recogerlas a la casa de sus abuelos paternos como se lo pedimos.

Mis suegros son personas amables, pero poco interesadas en fortalecer nuestros lazos.

Invitaron a mis hijas a una pijamada con sus primas. Accedí solo porque tenía mis planes.

Sé que Benjamín llegó. El carro que usamos está en la cochera.

Pasan de las doce y estoy hecha un desastre. Escogí un pijama completo azul oscuro que ya es viejo y no me cepillé el cabello.

Oigo que bajan las escaleras. Enseguida trato de disimular los malestares que me atacan.

Detrás de las Puertas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora