Lo inevitable está por llegar. Mis hijas se encuentran sentadas frente a mí en el borde de la cama de Valentina.
—Necesito hablar con ustedes sobre algo importante —les digo, después de pedirles que dejen sus celulares.
Ellas intercambian miradas antes de dirigirme su atención.
—¿Qué tienes, mamá? —pregunta Valentina.
Me tomo un momento para organizar los pensamientos que ya creía organizados. «¿Por qué es tan difícil hacer esto?», pienso nerviosa.
—Bueno. —Me acomodo en medio de las dos—. ¿Saben que a veces las parejas tienen diferencias y ya no pueden estar juntas? —Las veo asentir. Viene la parte más complicada. Paso saliva y aflojo el cuerpo—: Su papá y yo hemos tenido algunas diferencias, y decidimos que lo mejor para ambos es dejar de estar juntos.
Las palabras que suelto parecen flotar en el aire. Llenan la habitación de un tenso silencio.
—¿Se van a divorciar? —por fin pregunta Valentina, ella está a punto de llorar.
—Eso dijo, ¡tonta! —le responde Victoria, molesta.
Confirmo solo moviendo la cabeza. De pronto, siento el peso de la conversación sobre los hombros.
—Su papá y yo ya no funcionamos como pareja. —Trato de endulzar más la voz—: pero siempre seremos sus padres.
Valentina tiene una mueca de dolor sincero.
—¿Significa que ya no viviremos juntos? —Su barbilla tirita al soltar la interrogante.
Me acerco más a mis niñas y trato de abrazarlas, pero Victoria se levanta.
—Todavía seremos una familia —prosigo—, solo que las cosas van a ser diferentes. Su papá estará para ustedes, igual que yo. Nos adaptaremos a los cambios, ¿de acuerdo?
Veo a Victoria dando vueltas en la habitación y lleva una mano a su frente.
—¿Es porque papá tiene una amante? —dice directo.
¡No es posible! ¡Mis hijas ya se enteraron de lo de Mabel!
Me levanto a alcanzar a Victoria. La hago detenerse al sujetarle el brazo. Tiene la frente arrugada y los ojos furiosos.
—¿Cómo sabes eso? —se lo pregunto apretándole la muñeca.
Detrás, Valentina interviene.
—Esta chismosa lo escuchó mandándole flores a... otra mujer.
—Cállate —grita Victoria hacia su hermana—. Quedamos que no lo diríamos.
—¿Qué oíste? —vuelvo a cuestionarla.
Victoria da un paso hacia atrás y observa su mano.
Enseguida la libero del agarre.
Mi hija se soba.
Me doy cuenta de que fui demasiado brusca con ella.
—En una llamada ordenó unas flores —continúa—. Dijo que quería las más caras que tuvieran, y que eran para su "novia". —Su mirada refulge por las lágrimas—. A ti nunca te llegó nada.
—¡Por Dios! —alcanzo a decir.
Vuelvo a sentarme. Toco mi pecho, impresionada. Al menos es bueno que no sepan quien es esa "novia".
—Tranquila, mamá —dice Valentina—. Yo te apoyo. Estaremos bien. —Gira a ver a su hermana—. ¿Verdad, Vicky?
Victoria solo deja salir un gruñido que intenta ser de confirmación.
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Detrás de las Puertas ©
RomanceMaya y Benjamín parecían tener el matrimonio ideal. Sin embargo, la ilusión se desmorona cuando Maya descubre por accidente la traición de su esposo. Decidida a dar un giro radical a su vida y con la ayuda del esposo de una de sus amigas, Maya se su...