Capítulo Veintisiete

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ZOE

—¿Está muerto?— pregunto mirando a Rafe.

Rafe se acerca y ponen sus dedos en el cuello de mi padre. Suspira y se levanta mirándome.

—Si...— dice serio.

No podía derramar ninguna lagrima, ya que no lo sentía. Sentía un gran alivio en mi interior.

—Zoe, lo sien— le interrumpo.

—No— le miro— no lo sientas Rafe— me levanto y me pongo cerca de él— gracias— digo y le abrazo, ahora si las lágrimas empezaron a salir, pero eran lágrimas de alivio, de saber que Rafe esta vivo después de la pelea.

El me abraza por la cintura escondiendo su cara en mi cuello.

—Tenía miedo Zoe, de lo que pudiera haberte hecho si no hubiese llegado a tiempo— confiesa.

—No te preocupes Rafe, ya pasó...— le acaricié la espalda con suaves movimientos de arribaba abajo.

—Tenemos que esconder el cadáver— dice separándose de mi.

—¿Dónde podríamos ocultarlo?— pregunté y el me mira.

Cargamos el cadáver sin que nadie nos vea en su coche y fuimos en silencio a su casa.

Bajamos y le ayudé a llevar el cadáver  a una pequeña lancha que tenían aparcada en el muelle.

Lo pusimos en el suelo de la lancha, nos aseguramos de que nadie nos haya visto y Rafe arranca.

Navegamos durante varios minutos para asegurarnos de estar en un lugar apartado de la gente y que no haya posibilidades de que la marea lleve el cuerpo al muelle.

Rafe lo amarró a una gran piedra y lo lanzó al mar. Luego me mira.

—Se acabó— murmura y vuelve a arrancar la lancha para regresar.

—Rafe— lo llamo una ves llegamos al muelle de su casa y el me mira— ¿puedo pasar la noche contigo?...— digo y me froto el brazo.

—Claro que puedes, vamos— me agarra de la mano y entramos a su casa por la puerta de atrás.

Subimos sigilosamente por las escaleras y llegamos a su cuarto.

El me deja una camiseta para estar cómoda y en se queda sin camiseta y con unos pantalones.

—¿Te duele?— digo señalando su nariz sangrando.

—Solo si la toco— dice este.

—Te la voy a curar, ¿dónde tienes el botiquín?— pregunto.

—En el baño— dice, me dirijo al baño y cojo el botiquín para volver otra vez a donde estaba. Rafe ya se a sentado en la cama y yo me siento al lado de él.

Le limpio la sangre de los nudillo y se los vendo. Luego paso a su cara, le quito la sangre de la nariz y este se queja.

—La tienes rota— digo.

—Duele...— dice, me agarra de la cintura y me coloca arriba de él. Yo sigo curándole la nariz y este aprieta mis muslos por el dolor.

Una vez termino de curarle entero nos acostamos, yo apoyando mi cabeza en su pecho con una pierna encima de las suyas. Su mano en mi espalda dándome suaves caricias.

—Buenas noches, Rafe— digo y levanto un poco mi cabeza para mirarle.

—Buenas noches Zoe, descansa— me mira igual y nos damos un beso.

Finalmente nos quedamos dormidos y en mi vida me había sentido tan segura con nadie como cuando estoy cerca de él.

¿𝚀𝚄𝙴 𝙴𝚂𝙲𝙾𝙽𝙳𝙴𝚂? || 𝐑𝐚𝐟𝐞 𝐂𝐚𝐦𝐞𝐫𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora