Capítulo Veintiocho

1.7K 33 0
                                    


ZOE

Los días pasaron y nadie sabía lo que pasó, solo Rafe y yo.

Nos encontrábamos los dos tumbados en la cama tranquilamente hablando cuando Rafe se me queda mirando los labios y me besa.

El beso que al principio era dulce y tierno pasa a ser salvaje y apasionado.

Me subo encima de él y me aprieta el culo fuerte contra su intimidad mientras nos seguimos besando.

De un momento a otro me encontraba debajo de Rafe y este separa nuestros labios para empezar a darme besos lentos y húmedos por el cuello.

Qué bien se sentían

Baja un poco hasta llegar a mi clavícula, me quita la camiseta observando mis tetas en el sujetador.

Yo le quito la camiseta y observo sus abdominales bien trabajados.

—¿Te gusta lo que ves?— me pregunta, yo le miro a los ojos con una sonrisa juguetona.

—¿Y a ti?...— digo con un tono sensual sentándome y quitándome el sujetador dejando mis tetas a su disposición.

—Me encantan— dijo embobado mirándolas para luego besarme y tumbarme de nuevo en la cama por la brusquedad del impacto de nuestros labios. Podía notas su erección debajo de la tela de su pantalón rozando mis pantalones por la zona de mi parte íntima.

Coge una de mis teta con su mano y la aprieta. Yo gimo ante el placer que sentía.

—Ahhh— gimo y aprieta más.

Rafe mueve la mano que tenía libre y la bajá lentamente hasta llegar al inicio del broche de mi pantalón. Que con un movimiento de dedos desabrocha mi botón, se separa de mi para quitarme los pantalones y luego él se quita los suyos quedando los dos en ropa interior y vuelve a besarme.

La mano que anteriormente estaba en mi teta, apretándola, ahora se encuentra rozando la tela de mi tanga.

—Ya estas mojada y todavía no e echo nada...— susurra Rafe en mi oido para luego volver a besarme y la piel se me eriza.

Me quita el tanga y quedo completamente desnuda ante él.

Baja los besos desde mi boca a mi abdomen y de mi abdomen baja y se encuentra con mi vagina. La lamé y no pude evitar gemir y estremecerme por el tacto de su lengua en mi intimidad.

Acerca un poco más la cabeza y puedo notar como su lengua toca mi vagina. Empieza hacer movimientos con su lengua y yo gimo.

—Más rápido— exijo. No responde con palabras pero sus movimientos empiezan a acelerarse y supe que me escuchó.

Se levanta y vuelve a besarme ferozmente, sus dedos se colocan en la entrada de mi vagina y ahora son estos los que me dan placer.

—Ahhhh— gimo en el beso. Acelera sus movimientos dentro de mi y ya no puedo aguantar más— fóllame Rafe— le digo mirándole a los ojos.

—Con mucho gusto...— susurra jadeando. Se separa de mi y coge de sus pantalones lo que creo que es un condón, se baja los calzoncillos dejándome una maravillosa vista de su gran polla erecta. Y cuando se coloca el condón vuelve a ponerse entre mis piernas —¿estas segura?— me mira y yo siento— al principio te dolerá, pero luego el dolor se convierte en placer.

Coloca la punta de su polla en la entrada de mi vagina y sube volviendo a unir nuestros labios en un beso y apretándome el cuello con su mano.

—¡AAHHH!— gimo fuerte al sentir su polla entrar en mi y una lágrima se me calló.

Empieza a hacer las embestidas cada vez más rápida y como bien dijo antes; el dolo se estaba convirtiendo en placer.

Nuestros cuerpos chocaban y yo no paraba de gemir por la satisfacción que sentía en ese momento. Mis uñas arañaban su espalda que estoy segura que le dejará marca.

Seguimos así unos largos minutos más hasta que siento que me iba a correr.

—Rafe...ahhhh— gimo— me voy s correr...

—Y yo...— jadea. Y finalmente nos corremos a la vez.

Rafe saca su polla de mi y se quita el condón tirándolo a la papelera y vuelve a tumbarse al lado mía.

—¿Cómo te sientes?— pregunta abrazándome.

—Cansada...— digo intentando regular mi respiración.

Nos quedamos mirándonos y no pude contenerme más.

—Ha sido fantástico, Rafe— hago una pausa— te quiero..— le miro.

El me mira un poco en shock por lo que acabo de decir pero luego se le forma una pequeña sonrisa en sus preciosas labios.

—Yo también te quiero.

Y en ese momento me sentí, al fin, segura y fuera de peligro en los brazos del amor de mi vida.

O eso creía.

¿𝚀𝚄𝙴 𝙴𝚂𝙲𝙾𝙽𝙳𝙴𝚂? || 𝐑𝐚𝐟𝐞 𝐂𝐚𝐦𝐞𝐫𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora