En una excavación al norte del Cairo, encuentran unas pequeñas vasijas diferentes a las que habían hallado días atrás. No parecían nada similar a lo descubierto anteriormente; ni ceremoniales ni similares. Siguen excavando y encuentran una especie de entrada, aún no podían ver bien por qué estaba a medio excavar.
Pasaron dos días y pudieron pasar. Al entrar, descubren una sala enorme con columnas que llegaban hasta arriba, unos ocho metros de altura. Tanto en las paredes como en las columnas, hay jeroglíficos, pero debido a la escasez de luz, no se podía diferenciar si eran egipcios o no. Al fondo, hay un marco y al entrar, un pasillo enorme donde se pueden distinguir los escritos en las paredes gracias a las antorchas. No podían acercarse mucho con el fuego para evitar dañar las pinturas. De repente, sopla un aire desde el fondo del pasillo y apaga las antorchas. Todos se quedan en silencio.
—¿A quién se le ocurrió la brillante idea de venir con antorchas? —pregunta irónicamente Miriam.
Todo sigue en silencio. Finalmente, Marta saca una linterna pequeña de su bolsillo, de esas que regalan en las revistas de exploradores. No alumbran mucho, pero al iluminar la sala, pueden ver un cubo negro en el centro. A medida que examinan la sala, se dan cuenta de que no es egipcio ni conocido, parece puesto sin sentido.
Centran la atención en el cubo, notan que se mueve sin moverse, y los arqueólogos se quedan atónitos. Julio, Héctor, Marta y Mirian notan que se están moviendo, y el cubo se agranda unos tres metros. Los arqueólogos se miran.
—¿Alguien más vio eso? —dice Héctor.
Nadie contesta. De una de las paredes, el cubo se abre, revelando una pequeña puerta que crece hasta dos metros.
Del cubo salen cinco seres que parecen humanos, muy altos, con una especie de armadura similar a los predator pero menos violenta. Uno de ellos habla.
—¿Cómo saben que la sala del saber y el tiempo está aquí?
Todos se miran sin entender nada. El ser extraño prosigue con su discurso.
—Estamos en la fecha incorrecta. Deberíamos estar en 1740 antes del reseteo, porque en 1750 todo se reinicia. Les daremos el poder del saber. Todos los multiversos están emparejados, las mentes están conectadas en un lugar llamado la cúpula. Si se liberan demasiado, ocurre lo del reseteo. Las grandes familias no quieren mentes libres. Tienen que liberar la mente y salvarse del reseteo.
El cubo desaparece, y los arqueólogos no entienden nada. Solo se hacen una pregunta: "¿Esto fue real?" Miran a su alrededor y la sala sigue igual, pero los signos han cambiado a jeroglíficos egipcios. Se fijan mejor y ven una cúpula dibujada. Salen corriendo.
Fuera, todo parece normal. Llegan al hotel y empiezan a hablar del tema. Al día siguiente, van a la excavación para averiguar más. No les permiten pasar; hay muchos agentes de negro. Julio y Héctor piden explicaciones y son agredidos. Se escucha un sonido de helicóptero; aterrizan dos cerca de las excavaciones. Bajan cuatro personas y vuelven al helicóptero con el cubo ahora mucho más pequeño. Los helicópteros despegan, alejándose. Los hombres de negro desalojan a la gente, las universidades involucradas son silenciadas. Nunca queda constancia de la excavación.
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Relatos Diversos #CheyllsAwards
Short StoryRelatos, Cuentos, Fábulas, Leyendas, Mitos, Crónicas, Historias o Curiosidades.