Los Caballeros del Águila y el Búho

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Un día de invierno, un muchacho estaba cogiendo leña. En la lejanía escucha un ruido, y mira hacia unos árboles y ve a un hombre arrastrándose por la nieve hacia él.

—¿Está bien? ¿Le puedo ayudar en algo?

El hombre, entre suspiros, le dice algo, pero el muchacho no es capaz de escucharlo. Ayuda al hombre a sentarse, apoya su espalda contra un árbol. El hombre le entrega un medallón y un anillo y antes de apagarse le dice:

—Lleva este medallón y anillo al castillo de Hombre Cojo.

El hombre se apaga, y detrás de él se escuchan unos gritos. El muchacho mira hacia atrás y ve que le están atacando con flechas. Las flechas dan en el árbol y cuando ve un hueco corre como alma que lleva el diablo. Corre durante unos minutos, mira hacia el hombre y ve como un soldado lo degüella.

El muchacho, asustado, echa a correr. Los soldados le siguen de cerca, se esconde en una cueva y espera a que los soldados se marchen. Saca del bolsillo el anillo y el medallón. Mira primero el medallón, que tiene una ilustración de un águila. Le da la vuelta y hay una inscripción que pone "por el valor y el honor". Guarda el medallón en el bolsillo y saca el anillo, con un búho grabado, y también se lo guarda.

Sigue un poco más adelante y ve un asentamiento con muchos soldados, vestidos distintos al hombre que le dio las joyas. El muchacho va bordeando el asentamiento para que no le vean, de repente pisa una rama seca y hace ruido. Unos soldados se giran y lo ven, y gritan:

—¡A las armas!

Le van cinco soldados y lo rodean. El muchacho está muerto de miedo. Se le acerca un soldado por la espalda, y del bolsillo del muchacho empieza a brillar algo. Lo saca y por impulso se pone el anillo, como si el anillo le dijera que se lo pusiera. Le da un puñetazo al soldado y sale disparado varios metros. Los soldados dan dos pasos atrás, pero uno de ellos se valentona y se dirige a atacarle. El muchacho lo esquiva y coge la espalda del otro soldado, poniéndose en guardia. El soldado empieza a reír.

—Muchacho, aún te vas a hacer daño con eso, suéltalo y entrégate.

El muchacho, aterrado, no es capaz de decir nada. El soldado le ataca y del anillo sale un rayo que le da al soldado en todo el pecho y lo tira por el aire varios metros. Los soldados empiezan a dudar si atacar o no. El muchacho hace un amago de atacar y los soldados empiezan a correr. Se pone el medallón por si acaso, y durante varios días caminando llega al castillo del Hombre Cojo. Le dice a los guardias:

—Hola, tengo que hablar con el rey, tengo unas cosas que me dieron para él.

—El rey no atiende a mendigos como tú, muerto de hambre.

El muchacho quería entrar como fuera, se escuchan unas carcajadas y aparece un grandullón de 2 metros de alto. El muchacho está aún más asustado.

—No vas a pasar, mocoso.

El grandullón lanza su hacha contra el muchacho, y el medallón brilla y el hacha se para de golpe y cae. El grandullón se enfurece, desenfunda su espada y va a por el muchacho. Del anillo sale un aire super potente que arrastra al grandullón y lo lanza contra la puerta del castillo, donde cae sin sentido. Los guardias no saben qué hacer, y uno de ellos va a llamar al hijo del rey.

Se abre la puerta del castillo y salen dos hombres, uno vestido con una túnica negra y el príncipe. Se acercan al muchacho y el hombre de la túnica le dice:

—¿Quién te dio el medallón y el anillo?

—Un tipo que encontré en el bosque mientras estaba cogiendo leña, estaba muy mal, y me dijo que entregara aquí el medallón y el anillo.

El hombre de la túnica se acerca al muchacho.

—Ven conmigo, ahora vas a vivir con los Caballeros del Águila y el Búho, tienes el don.

El muchacho no tenía nada que perder y se va con el hombre de la túnica, y se dirigen al monasterio de Santo Tomás.

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