Ya llevamos más de dos días viajando, o eso creo. En medio de la nada. Salimos del este y aunque el capitán sepa dónde estamos, no lo sabe. Antes de que anocheciera, Sune empieza a gritar. Sune era el más joven, y su vista es un privilegio de los dioses.
— ¡Barco a la deriva! Todos nos quedamos de piedra. ¿Cómo podía saber qué estaba a la deriva? Pero bueno, logramos acercarnos al barco, lo abordamos; en su interior no había nadie ni nada. Las provisiones no estaban, todo parecía muy raro. Aún seguimos en medio de la nada. Conseguimos amarrar el barco al nuestro. Sune grita
— ¡Tierra!
Todos miramos a Sune, miramos y vimos algo muy lejano. Desembarcamos y nos adentramos en la isla; parecía bastante grande. Hicimos noche en esa isla. Al día siguiente empezamos a registrar la isla en busca de recursos como agua potable, comida, materiales para refugio y en busca de alguien de la tripulación del barco que encontramos en el mar. Era una mañana estupenda. El capitán ordenó que, si por la tarde no encontrábamos nada, cogiéramos víveres y embarcáramos hacia Noriega.
Al cabo de un rato el cielo se puso negro. El viento cada vez venía más fuerte. El capitán nos dijo que hiciéramos un refugio. En la parte oeste de la isla, había unas cuevas; como no nos dio tiempo para hacer un refugio, fuimos a las cuevas. Una vez allí, la mitad del grupo investigó las cuevas por sus entrañas. Al día siguiente la tormenta amainó, fuimos hasta la playa y los barcos estaban destrozados. No podíamos creerlo. Antes de desesperarnos, sacamos todas las maderas que se podían salvar y empezamos a hacer refugios. El Capitán nos llamó a todos en la playa.
— Por Odin, creo que los dioses nos mandan esta aventura por algo, no podemos defraudar a los dioses.
Todos los allí presentes empezaron a gritar como orgullo de ser vikingos. Cuando oscureció, algunos hacían guardias; el pueblo vikingo cree en la existencia de seres sobrenaturales como los trolls, elfos oscuros y otros espíritus malignos que podrían causar daño durante la noche. Cada movimiento en el bosque nos hacía creer que había algo allí.
Día 7 en la isla, algunos ya les está pasando factura. Sten se volvió loco y atacó a Garold, y este último dejó mal parado a Sten. Por las noches se escuchan llantos y voces en el bosque, nadie se atreve a ir a ver, ni siquiera por el día. Llevamos un mes, o eso creo, en esta isla; tres compañeros se volvieron locos en la noche, se adentraron en el bosque. Todos hablan de lo mismo: los jotnar. Eran descendientes de Ymir, el primer gigante en la mitología nórdica, quien surgió del hielo primordial de Ginnungagap. Se los consideraba seres primordiales, anteriores a los dioses. Incluso los dioses no pueden controlarlos.
La gente ya ni podía dormir, algunos se están volviendo locos. Todos dicen entre dientes "Jotnar". Esto ya me está pasando factura, empiezo a ver cosas que no puedo llegar a entender. En una de las noches se escuchó un grito de un animal descomunal en la isla. Nadie se atrevió a salir de donde estábamos, el miedo se está apoderando de todos nosotros. Cuando ya quedábamos solo un puñado de nosotros en la zona, el resto salió un día hacia el bosque y nunca más se supo de ellos. A los dos días me desperté en medio de la noche y lo vi. El Jotnar estaba ahí, enfrente mía. Vi cómo cogía de uno en uno a mis compañeros y se los tragaba. Tenía miedo y zas. Me cogió con su mano gigante y eso es lo último que recuerdo antes de entrar en el "Salón de los Caídos" o "Salón de los Elegidos". Es un lugar glorioso donde los guerreros valientes y honorables que mueren en combate son llevados por las valkirias, criaturas divinas que servían a Odin, el dios principal de la mitología nórdica.
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Relatos Diversos #CheyllsAwards
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