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Noche en Vela

Era una noche oscura y fría, y yo me encontraba solo en mi casa. Había estado trabajando hasta tarde y estaba cansado, así que decidí ir a la cama temprano. Sin embargo, cuando me acosté, empecé a sentir una extraña sensación. No sabía de qué se trataba, pero algo en el ambiente me hacía sentir incómodo.

Intenté ignorar mis nervios y enfocarme en dormir, pero cuanto más lo intentaba, más intensa se volvía la sensación de miedo. Me di la vuelta en la cama, encendí la luz de la mesilla de noche y traté de distraerme leyendo un libro. Sin embargo, cada sombra que se movía por el rabillo del ojo me ponía más nervioso.

Finalmente, me rendí y me levanté de la cama, para ver lo que estaba causando mi miedo. Recorrí cada habitación de mi casa, revisando detrás de las cortinas, en el armario, debajo de la cama, pero no encontré nada fuera de lo común. El silencio de la noche era abrumador y comenzaba a sentirme paranoico.

Decidí que lo mejor sería distraerme con algo, así que encendí la televisión y me senté en el sofá. Sin embargo, cuando cambié de canal, me di cuenta de que todas las películas que estaban echando eran de terror. La sensación de miedo se intensificó y sentí que algo acechaba en la oscuridad, observándome.

Me levanté de un salto y corrí hacia la puerta, dispuesto a salir de mi casa para escapar de aquella sensación. Pero cuando abrí la puerta, me encontré cara a cara con mi propio reflejo en el espejo del pasillo. Finalmente cedí al pánico.

Corrí escaleras abajo, huyendo de mi propio miedo irracional. Salí del edificio y me detuve a respirar profundamente. Me di cuenta de que mi miedo no estaba relacionado con nada concreto, sino más bien con mi propia mente jugándome una mala pasada.

De repente, al final de la calle veo una sombra blanca que viene hacia mí cada vez más rápido. Choca contra mí, me da un golpe, me empuja hacia atrás con una fuerza inusual. Caigo al suelo y me despierto en mi cama con una ansiedad bestial.