Arteixo y los tres animales sagrados

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En el bosque, a 50 kilómetros del poblado más cercano, estaba Arteixo. Este estaba subido a un árbol, en el cual había una torre de vigía. A lo lejos, en el bosque, le pareció ver algo. Los pájaros empezaron a volar todos a la vez en estampida.

Se acerca el legendario jabalí gigante. Arteixo se queda inmóvil unos segundos, se frota los ojos y vuelve a ver al jabalí. Comienza a tocar la campana. El jabalí se acerca, coge su espada y arco, baja de la torre y se monta en su caballo. El jabalí lo tiene cada vez más cerca, coge su arco y le dispara una flecha en el ojo izquierdo.

Arteixo estaba con el corazón a mil por hora. El jabalí pierde velocidad. Arteixo le vuelve a disparar una flecha, con mala suerte que le roza. El jabalí suelta un chirrido muy fuerte. Se cabrea y va ciego de ira hacia Arteixo, lo tira del caballo y lo lanza a varios metros. El jabalí se dirige hacia el caballo y le arranca la cabeza, parecía disfrutar de ello.

Arteixo, aturdido en el suelo, se levanta y busca su arco. Lo ve a varios metros y por un momento le invade el pánico. Desenfunda la espada, el jabalí va hacia él, Arteixo engaña al jabalí, haciéndole creer que va hacia la derecha, se agacha y se acuesta en el suelo. El jabalí le pasa por encima y le hace una raja con la espada, desde el estómago hasta la garganta.

Arteixo está cubierto de sangre, se levanta y se dirige hacia el jabalí. Arteixo le mira y le dice:

—¿Por qué los animales sagrados bajais hasta aquí?

No recibió respuesta, el jabalí, con su último resquicio de vida, echó sangre por la boca y se apagó por completo.

Arteixo corre hacia el poblado. Ve que el lobo gigante también bajó. Arteixo no lo piensa, va hacia el lobo y se pone en frente de él.

—No me das miedo, lobo.

—Me hueles familiar.

—Huelo a Moira, lo maté.

—¿Cómo vas a matar a un animal sagrado? es imposible.

—Yo puedo.

Coge el arco, apunta con la flecha y se la tira al lobo, este es más rápido y la esquiva. Arteixo mira a su alrededor y se da cuenta de que si no hace nada, el lobo lo matará. Le quedaban solo dos flechas, se arriesga y las dispara. Desenfunda la espada, el lobo se echa para un lado para evitar las dos flechas. Arteixo aprovecha esa situación y corre hacia él, le clava la espada en un costado, la saca rápidamente y se la vuelve a clavar en una de las patas traseras. El lobo cae al suelo.

Arteixo mira al lobo, y se dirige a la casa de sus padres. A lo lejos ve una serpiente gigante.

—Otra vez no -dice Arteixo

Saca fuerzas del fondo de su corazón y va hacia la serpiente.

La serpiente le da con la cola y lo empuja varios metros, se vuelve a levantar y va hacia la serpiente, esta es más rápida y le clava un colmillo en el hombro. Arteixo se cae al suelo.

—Mi colmillo tiene veneno para matar a la mitad de la raza humana, vas a pasarlo mal un rato, humano.

En la montaña se ven las almenaras encendidas, esa es la señal de ataque de los seres sagrados. Cuando la serpiente va a concluir su trabajo comiéndose a Arteixo, se le interpone una luz blanca, era Xinto el druida, levanta su bastón y le da un golpe a la serpiente, la cual empieza a deshacerse como si fuera lava. El druida le saca el diente de la serpiente, saca un frasco y le echa cinco gotas y la herida empieza a curarse.

—¿Qué es eso? -dice Arteixo.

—Lágrimas de fénix.

De repente, Arteixo se desmaya, el druida lo lleva a su casa.

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