Las Fabulas del hechicero la maga y el brujo.

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En una época donde los hechiceros y magos escasean, todo fue debido a la última caza de brujas. En la primera no hubo casi procesados por brujería, etc. Cuando el alquimista maestro llamó a mi abuelo para que le deshiciera el hechizo que el mago supremo le hizo a la piedra filosofal, mi abuelo se negó rotundamente; eso solo hizo que se enfadara aún más. Este suceso hizo que en la segunda caza de brujas fueran más sanguinarios con la ley. Los hechiceros y los magos andamos ocultos por el mundo. Ya no hay escuelas ni academias de magia, a todos los exiliaron, los metieron en calabozos especiales o en el último caso extremo nos hacían desaparecer, nunca mejor dicho. En un refugio antinuclear, este búnker se construyó durante la Segunda Guerra Mundial. Somos una sociedad unida aquí abajo; hay tanto magos, hechiceros y brujos, etc.

La diferencia entre magos, hechiceros y brujos puede variar según las interpretaciones culturales y literarias, pero en general:

1. Magos: Tradicionalmente, los magos son personas que practican la magia, a menudo asociada con conocimientos y habilidades aprendidas a través de estudios y disciplina. Los magos pueden trabajar dentro de sistemas estructurados de magia, como la magia ceremonial, y suelen ser vistos como poseedores de un conocimiento más formal y sistemático.

2. Hechiceros: Los hechiceros suelen estar más asociados con el uso de la magia de forma innata o instintiva, a menudo sin una rigurosa formación académica. Se les puede considerar más como practicantes de la magia intuitiva y empírica, confiando en su conexión con fuerzas místicas o elementales.

3. Brujos: El término "brujo" puede tener connotaciones culturales específicas y a menudo está vinculado a la práctica de la brujería, que puede involucrar el uso de hierbas, pociones y rituales para lograr efectos mágicos. A veces, el término "brujo" se utiliza de manera genérica para referirse a cualquier persona que practica la magia, ya sea para el bien o para el mal. En resumen, mientras que los magos pueden enfocarse en el estudio y la práctica sistemática de la magia, los hechiceros pueden confiar más en la intuición y la conexión innata con lo sobrenatural, y los brujos pueden estar asociados con prácticas mágicas más específicas, como la brujería.

Los que siempre estamos juntos somos los tres: Inés, la maga; Keko, el brujo; y yo (Ángel), el hechicero. En el búnker tenemos clases de hechicería, defensa y ataque. Y no siempre tenemos clase. Un día, como cualquier otro, salimos a dar una vuelta después de las clases normales. Nos hacen ir a clases normales para no levantar sospechas. Ese día fuimos al parque, a estar allí dando un paseo. Y nos enteramos de que ahora el alquimista maestro tiene como aliados a los druidas de las montañas de los siete picos. Estos druidas son místicos y tienen una magia milenaria, son de los pocos seres con magia que tienen un poder tan grande. Solo es equiparable a los magos de la Orden de Merlín, a los hechiceros de la Orden del Búho y a los brujos de la Orden de la Santa Compaña. También pueden entrar las brujas mestizas de la Orden de las Meigas, pero según cuentan, ya ni existen; el alquimista acabó con toda la orden. Una pena, la verdad.

Cuando volvimos al búnker no había nadie, se los habían llevado a todos. Los tres estábamos asustados, el búnker ya no era seguro, no sabíamos a dónde ir. Lo único que se nos ocurrió fue irnos de allí. Fuimos al puente de la estación; justo debajo hay unos túneles que por el momento nos servirán para estar esta noche. Al día siguiente fuimos a ver a un amigo de mi abuelo que estaba en un geriátrico o algo así. Llegamos al geriátrico y allí no sabían nada de José. Tampoco pregunté demasiado para no levantar sospechas. Al salir, vimos a un mendigo en la calle que se acercó a nosotros. Se cayó encima de mí y lo empujé. La segunda vez que se me echó encima, me dijo al oído:

—En donde la fuente del barril, tenemos que hablar los cuatro —el mendigo nos miró seriamente.

Le conté a los chicos lo que me dijo el mendigo. Después de tantas horas discutiendo, acordamos en ir a la fuente. Una vez allí, vimos al mendigo apoyado en una columna de unos soportales. Nos dijo:

—Tenéis que ir a la junta de la Orden del Centauro. Está al norte, detrás de la montaña de los cinco dedos. Estas son las coordenadas. Id ya. Aquí ya no queda nadie de nosotros —dijo el mendigo con agobio.

Nos dirigimos hacia la montaña y, tras varios días, encontramos a la gente de la orden. Logramos encontrar el sitio gracias a la barrita de Inés. Son grandes canalizadores de magia y para rastrearla es lo más rápido. El asentamiento estaba en medio de un bosque enorme; gracias a un hechizo, no se podía ver la ubicación. Nos llevaron junto al jefe de la orden del centauro. Nos informó de que teníamos que prepararnos, que el oráculo predijo la guerra más crucial de magia. Nos preparamos concienzudamente. Pasaron dos años desde aquel día; ahora somos más poderosos, la guerra empezará un día de estos. Ese mismo día pensé que es un poco raro entrar en guerra estando en el siglo XXI, pero también los humanos no magos están en guerras constantemente.

A la noche, sígueme, se escucha un ruido enorme como si fueran a resquebrajar todos la cúpula de protección. Antes de que se partiera, nos pusimos en nuestro puesto; El día señalado ya ha llegado. Miraba que mis compañeros estaban a mi lado y eso me daba mucha seguridad. La cúpula rompió y empezaron a entrar mortífagos, fue una lucha muy igualada, la cosa iba a más. En un momento, frente a mí, vi al druida, el mismo que humilló a mi abuelo y acabó con su vida. La ira me invadía. Sé que tengo que mantener la cabeza fría, pero no podía. En una lucha intrépida, el druida me tiene atrapado con un hechizo poderoso. Cuanto más cierra la mano, más duele y más poder tiene. Inés lo reduce con su varita, Inés tiene mucho poder. Está reduciendo la fuerza en mi cuello. El druida dice algo en una lengua extraña y empuja a Inés como si fuera un papel. De repente, Keko logra hacerle un hechizo de reducción y absorción de energía. Las dudas empiezan a recorrer mi cabeza. Cuando veo que también se deshizo de él, en el suelo estaban mis amigos, no sé si están conscientes o algo peor. Entonces, el druida hace un hechizo milenario y noto que me está sacando la vida poco a poco. Me vienen recuerdos con mis amigos y con la gente del búnker y la de aquí. Entro en un estado de ira mega ultra. Consigo reducirlo, me voy acercando poco a poco, la gente que viene para reducirme va cayendo, no sin ser consciente. Cuando noto a alguien que se acerca, estiro el brazo y los reduzco. Frente al druida, le digo:

— Voy a hacerte algo que jamás olvidarás.

Le pongo las manos en la cabeza y empiezo a succionar la energía. Al cabo de un rato, el druida cae al suelo y entra en un fuerte shock, se desmaya y no vuelve a abrir los ojos. Así, los tres amigos, con la ayuda de los demás conocidos, consiguieron acabar con la guerra.

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