Kaos

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Después de descubrir una antigua nave espacial enterrada en lo que antiguamente era Mesopotamia, un grupo de arqueólogos y científicos emprenden una excavación nunca antes vista que revela antiguas civilizaciones alienígenas y secretos que podrían cambiar la comprensión de la humanidad sobre su origen.

Los encargados de analizar los restos encontrados son tres arqueólogos: Laura en geología histórica y geomorfología, José en espeleología, y Sara en paleontología. También participan tres científicos: Julia en física cuántica, Leo en física teórica y Jon en astrofísica. Los seis tienen doctorados y son los mejor preparados en sus campos.

El director de la excavación pasa a ser el estadounidense señor Braun, doctorado en derecho por la Universidad de Harvard y en Epigrafía por la Universidad del Cairo. Esto no gusta a los demás, pero el que pone la pasta es el que manda, y los estadounidenses tienen mucho de eso.

El mundo está expectante por saber más de esa nave. ¿Qué civilización será? ¿Estamos solos en el espacio? En algunos países se debe dar la información con cautela, ya que la gente comienza a especular sobre si la nueva élite está detrás de esto y es una cortina de humo de lo que realmente se encontró.

En la excavación, uno de los grupos encuentra varios artefactos rectangulares con símbolos extraños. Son metálicos pero con una aleación extraña; al tacto, son distintos a cualquier metal de la Tierra. Los llevan a analizar a un lugar con aire y atmósfera limpios.

Pasan varios meses y ya se puede entrar en la nave, aunque aún falta desenterrar el 40% de ella. Siguen desenterrando artefactos extraños. Entran Laura, José, Sara, Julia, Leo y Jon, documentando todo. Llegan al puente de mando, no encuentran ningún volante o mando visible para manejar la nave. Por descuido, Jon apoya la mano en uno de los paneles. Se enciende, y muestra "civilización humana" y parámetros en un alfabeto desconocido.

Un astronauta regresa a la Tierra después de una misión espacial de varios años solo para descubrir que el mundo ha cambiado radicalmente debido a un evento. En la sala de descompresión, después de dos horas, empiezan a pasarle imágenes de la nave recién aterrizada en la Luna, con seres humanoides saliendo. Después, todo se apaga. Cada vez que cierra los ojos, ve esos símbolos. Entra en pánico y cae inconsciente, siendo llevado al hospital de la NASA.

Siguen pasando los días y hay pocos avances, los análisis no son fiables. Todo lo que sale de la nave no es de la Tierra; los componentes no están en la tabla periódica. Laura toma fotos y videos de la nave con los símbolos, anotándolos en una libreta. Comienza a darle vueltas a la cabeza.

— ¿Por qué no vemos lenguas e idiomas muertos? — le pregunta a Sara.

— Ya sé. ¿Y por qué no hablamos con ese friki que estaba en nuestras universidades, el que vestía raro y estaba en esos grupos de juegos para mareaos?
Laura busca en internet a Rubén, el friki.

El astronauta despierta, y el médico le pregunta
–– ¿qué pasó en la sala?.

— Pues no sé, todo se puso negro.

— Vale, entre tú y yo, eso no se lo digas al sargento. Por todo lo demás, todo bien.
Cuando sale del hospital, mira el móvil y tiene unas cincuenta llamadas perdidas de un número desconocido.

— Pero si este número casi nadie lo tiene — piensa. Lo guarda en el bolsillo y se va para casa.

Al día siguiente, el astronauta va a la NASA y lo hacen llamar al despacho del sargento. Le parece raro que en la NASA haya un despacho de sargento. Llama, abre la puerta y ve al sargento, al comandante, al asesor del presidente, al presidente de la NASA y al director de la excavación. Entra y se dirigen a la mesa donde están todas esas personas distinguidas. Todos miran al astronauta.

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