Ecos de una Despedida 44

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Narra ___:

Podía sentir la frialdad de la noche envolviéndome, el viento soplando a través de las grietas y los fragmentos del ventanal roto. A través del ventanal, la luna brillaba en lo más alto del cielo, su resplandor iluminando la oscuridad de la noche. Era como si fuera mi única compañera, testigo silenciosa de mis momentos más oscuros. De repente, un último fuego artificial estalló en el cielo, iluminando la noche con destellos fugaces. Junto con él, un recuerdo se apoderó de mi mente.

Recordé aquel momento en el mirador, cuando abrazaba a Mikey por la espalda. Las luces de la ciudad se reflejaban en sus pupilas, creando destellos que parecían un cielo estrellado en sí mismos. La forma en que me miró aquella noche, llena de cariño y amor, y el beso que compartimos, cargado de pasión, se grabaron en mi memoria. Pero ese hermoso recuerdo fue reemplazado por la imagen de Mikey besando a Senju.

-Qué idiota -murmuré para mí mismo, sintiendo una mezcla de arrepentimiento y frustración. Había perdido aquel amor por una venganza estúpida, y ahora me encontraba solo y herido.

Con dificultad, saqué mi teléfono del bolsillo. Cada movimiento era doloroso debido a la herida en mi abdomen. Me costaba respirar y la sangre seguía fluyendo, formando un charco oscuro a mi alrededor. Sabía que mi tiempo se agotaba, pero antes de partir, necesitaba pedirle perdón a Mikey y decirle que lo amaba, que lamentaba todo lo que había sucedido.

Busqué su número en mi teléfono, y sin dudarlo, apreté el botón para llamarlo. El sonido del tono resonó en mis oídos, mientras en lo más profundo de mi ser suplicaba que él contestara. Pero en lugar de su voz reconfortante, fue la imparcial contestadora la que rompió el silencio. "Lo sentimos, el número que usted marcó se encuentra apagado o fuera del área de servicio".

Una irónica sonrisa se dibujó en mis labios, resignado a aceptar que él no contestaría y que mi destino estaba sellado esta noche.

Mientras esperaba mi inevitable final, los recuerdos de mi vida pasaron como un torbellino en mi mente. Pensé en mis padres, mis hermanos, mis amigos y en todos los momentos, tanto buenos como malos, que había vivido.

Papá, siempre me diste todo lo que un niño podría haber deseado: ropa, zapatos, juguetes. Nunca me faltó nada material. Pero lo que más anhelaba era que me miraras y me dedicaras un poco de tu atención y tiempo. Tal vez soy un malagradecido y no te merezco, pero anhelaba tu amor incondicional.

Mamá, siempre estuviste presente durante toda mi infancia. Sin embargo, sentía que jamás me veías realmente. Me ignorabas, me golpeabas y me gritabas cada vez que cometía un error, sin importar lo que hiciera. Cuanto más corría detrás de ustedes, buscando su amor y atención, más se alejaban de mí. Tal vez no me esforzaba lo suficiente, o tal vez nunca sería lo que querían. Llegó un punto en el que me quedé parado en el camino, mirando cómo se alejaban de mí, esperando que en cualquier momento alguno de ustedes mirara hacia atrás y viera que yo me había detenido, y regresarían por mí. Pero incluso ahora, espero que sigan avanzando y que cuando miren hacia atrás, se den cuenta de que yo me habré ido y aun así, espero que sigan avanzando, porque sin importar nada, yo siempre los estaré esperando.

Las palabras salieron de mis labios con un nudo en la garganta, llenas de pesar y tristeza.
-Eliot, perdón. No podré cumplir mi promesa y regresar contigo. Quería verte crecer, protegerte de este mundo tan cruel y presenciar cómo te convertías en una persona brillante, capaz de iluminar cualquier lugar con tu mera presencia

Mis pensamientos se dirigieron hacia mis amigos, Aiko, Jake, Lestat, Eyzan y el resto de los capitanes de Black Shadow. Les agradecí en silencio por ser mi familia, por aceptarme y acompañarme en esta vida turbulenta. Pero lamentablemente, sentía que ya no podría seguir a su lado.

El Impostor (Male Reader X Mikey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora