Capítulo 17

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Brooklyn 

Me va a explotar la cabeza.

Anoche no bebí casi nada, pero tampoco dormí casi nada, así que supongo que eso equilibra la balanza.

Me siento como una muerta viviente.

Y estoy segura de que también parezco una a pesar de que haya hecho el esfuerzo de lavarme el pelo y ponerme un vestido y unos botines monísimos. Sigo dando asco.

Lo sé por cómo me miraban hoy los del comité en nuestra reunión mañanera. Prácticamente acababa de levantarme cuando he llegado a casa de Makeila y han comenzado a bombardearme a preguntas sobre Oliver Wolf.

Estaba tan dormida que no he podido dar batalla cuando la concejala Miller se ha puesto a decir que tenía una entrevista con el hermano de Oliver y que Makeila y yo trabajaríamos juntas en conseguirlo como invitado para las fiestas.

Makeila y yo juntas... Por Dios, pensaba que anoche estaba de broma.

Pero no.

Media hora después, justo cuando Briana me ha enviado un mensaje diciéndome que ella y su jefe habían tenido que volver antes a la ciudad por asuntos legales, la concejala nos ha empujado a rastras para que nos fuéramos a verla.

Ahora estoy en mi coche, muerta del sueño y esperando a que Makeila coja algunas cosas de su casa para que podamos irnos.

Tenemos por lo menos cuarenta minutos hasta las oficinas del circuito en construcción, así que estoy segura de que estar encerrada con mi enemiga del instituto en un coche va a acabar siendo incómodo como la mierda.

Y más después de como la sujeté anoche solo por estar cerca de Dylan.

Joder, me doy vergüenza a mí misma.

Por lo menos, no tengo que aguantar también al propio Dylan.

Hoy mi padre lo ha secuestrado para que lo acompañara a resolver unos asuntos del caso en el que están trabajando, así que, por primera vez en semanas, tengo un día libre.

Un día para pensar y organizar el caos que hay en mi cabeza ahora mismo sin que Dylan revolucione todas mis putas hormonas.

Sigo empeñada en hacerlo sufrir, pero necesito una pausa.

Me está haciendo perder el control.

Ya no me siento yo misma cuando él está cerca y sé que eso debería preocuparme. Mucho.

—Ya estoy —Makeila entra al coche con un bolso el doble de grande que ella, un vestido que no llevaba antes y el pelo trenzado.

—¿Qué has ido a buscar? ¿Vida extraterrestre?

Me mira sin pestañear.

—¿Para qué voy a buscar seres raros en mi casa, si tengo uno justo al lado?

Auch.

—Muy graciosa.

—Yaya, vámonos de una vez, anda —Me insta mientras se acomoda en el asiento del copiloto y se coloca el cinturón—. Cuanto antes lleguemos, antes podré perderte de vista.

—No sabes la ilusión que me hace —farfullo y ella me dedica una sonrisa más falsa que sus uñas de gel.

Normalmente no dejaría que me mangoneara.

Pero tiene razón.

Cuánto antes lleguemos, antes nos iremos y antes podré disfrutar de mi día durmiendo. O yendo a buscar un puente para tirarme, ya veremos.

A un roce de lo prohibido © #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora