Capítulo 27

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Brooklyn 

No he podido dormir.

Aunque esta vez no ha sido por miedo a un intruso, sino porque estoy tan cabreada que tengo los niveles de cortisol por las nubes.

Y todo es culpa de Dylan.

Ayer me pasé toda la tarde esperando a que llegara, solo para que me volviera a decir que no metiera las narices donde no me llaman y se fuera a hablar con los chicos de más cosas que no me incumben.

Dios.

Es un imbécil.

Ni siquiera sé qué ha pasado con Asher, si está bien o si lo van a condenar de por vida...

Lo único que sé es que lo han tenido retenido en la comisaria toda la noche. Se lo he preguntado a Briana antes, cuando ha llamado para decirme que Oliver no va a poder estar en el festival.

Que esa es otra.

Oliver nos ha dejado colgados —lo que no me extraña, estando su hermano en la cárcel— y ahora tenemos a medio comité alterado, incluida la concejala, y por lo menos a media ciudad amenazando con demandar por publicidad engañosa.

Makeila me ha pedido que me reúna con ella en un par de horas, antes de que las carpas estén operativas, para intentar dar con una solución.

Pero por más que me coma la cabeza pensando, no se me ocurre nada mejor que Oliver Wolf.

Bajo las escaleras de prisa y casi choco con Blue cerca de la cocina.

—Blue —Sonrío al verla, pero ella no me devuelve el gesto—, ayer no te vi llegar con Dylan...

—Me fui a dar un paseo para despejar un poco la mente —responde en un tono plano que no le pega nada.

Alzo una ceja.

Hay algo diferente en ella desde que llegó de Nueva York, pero no estoy muy segura de que puede ser. Solo sé que tiene el rostro apagado y que no parece mi Blue. No sonríe, no habla y a penas se deja ver.

Parece un fantasma que vaga por los pasillos de la casa y transmite un aura fría y tétrica que no invita a acercarse a ella.

Le he preguntado a papá si les ha pasado algo, pero él simplemente esquiva la pregunta y me cuelga o me deja de contestar.

Tal vez cuando vuelva a casa esta noche, los tres podamos resolver esto.

No soporto esta ansiedad de no saber qué mierda pasa, por qué Blue ya no parece Blue.

—Oye —De repente me siento tímida bajo el escrutinio de sus ojos negros, pero necesito preguntárselo— ¿Crees que podamos hablar? Te noto un poco...

—Si lo que quieres es hablar de Dylan y tú, no hace falta, cariño.

Arrugo las cejas.

—¿Qué? No, en realidad yo quería...

Alza una mano para detenerme.

—Sé lo que vas a decir y no, no apruebo lo que sea que tengáis, pero porque no quiero que te hagan daño —dice y por primera vez desde que ha vuelto vuelvo a sentir esa angustia por mí en su voz—. Dylan es... No es para ti. No te voy a impedir que te ilusiones con él, pero no me gusta. Tu padre se va a volver loco.

Pongo los ojos en blanco.

—Papá se vuelve loco por todo.

El primer «novio» que le presente era un canadiense monísimo que se había transferido nuevo a mi instituto. Papá hizo que deportaran a su familia solo porque vino a verme a escondidas pasadas las doce de la noche.

A un roce de lo prohibido © #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora