(68) Simón Ghost Riley

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El acuerdo. parte 1


Cuando comenzaron lo suyo sin poner etiquetas, habían acordado algo, la regla principal para poder seguir: "No niños".

Para Ghost, cualquier otra cosa podría ser bien manejada, menos aquello. Tenía sus razones para no aceptar eso.

Cuando se enteró de que la mujer estaba embarazada, salió furioso de la sala donde estaban presentes Soap y Gaz solamente. Ambos se veían nerviosos; si tan solo estuviera Price, probablemente podría hacer algo, pero estaba ocupado. A Soap se le había escapado revelar aquello que Leight le había contado.

—Mierda, la cagué — murmuró el escocés. Gaz asintió; sí, la había cagado por montón.

Ghost avanzó por los pasillos de la base, llevando su típica máscara. Los que se cruzaban en su camino se apartaban con cierto temor, no por esa máscara, sino porque cualquiera que lo viera podría jurar que estaba a punto de matar a alguien. Fue hasta el área de mujeres y mirando la puerta de la sargento, gruñó, parándose frente a ella. Intentó abrirla, pero estaba cerrada; tocó varias veces. La mujer, que estaba adentro leyendo, se levantó de su sofá. Sabía por la hora que quizás era Ghost, quien solía venir de noche. Frunció el ceño, dejando su libro sobre el sofá y avanzando para ir a abrir. Era algo raro porque acostumbraba a venir por la noche, pero usualmente era más tarde, cuando los demás dormían.

—Voy — avisó ella, buscando la bata que se ponía encima cuando andaba en pijama de verano, que consistía casi siempre en prendas cortas y frescas. Aun con eso, los golpes en la puerta no cesaron. Ella suspiró. — Dije que ya v... — pero en cuanto giró la perilla, la puerta fue empujada bruscamente, junto con ella, que apenas logró estabilizarse y no caer. Alzó su mirada y lo vio; Ghost entró, volviendo a agarrar la puerta con brusquedad y cerrándola de un portazo.

—¿Qué carajos te pasa? — bramó molesta. Ghost la ignoró. Ella retrocedió al verlo acercarse así. Cualquiera que lo conociera sabía lo que hacía en el campo de batalla; lo diferente era que no estaban en el campo y a quien veía así era a ella. — ¡Simón!

Habló, pero él simplemente acortó su distancia, tomando bruscamente del cuello de la bata.

—Mentirosa — dijo con rabia, lo cual le heló la piel.

—¡Simón, basta, no entiendo! — la voz de ella tembló, y no era para menos. Tenía miedo.

—Nuestro acuerdo, lo rompiste — gruñó, soltándola bruscamente, haciendo que ella retrocediera y cayera sobre el sofá.

Su mente se congeló; él lo sabía, ¿pero cómo? Los ojos de Leight se llenaron de lágrimas.

—No, no es como piensas, no soy una... No fue mi intención, iba a decirte, pero...

Las palabras se acortaron al verlo así, tan furioso. Se inclinó sobre ella. Jamás la había mirado así, jamás.

—No vengo a escuchar tus estúpidas explicaciones. Vas a abortar — demandó con voz fría. Ella abrió los ojos sorprendida.

—No — dijo de inmediato. Le aterraba aquello; había un trasfondo en ello, no pensaba hacerlo. No quería.

Simón soltó una risa fría.

—No es una opción, es una orden. No pienso tener un maldito hijo, Leight. Olvídate de esa mierda.

Dijo con frialdad.

—Pero yo no quiero hacerlo. Ambos sabíamos desde un principio que era uno de los riesgos por follar — se mantuvo firme, pero sentía que le daría un tic en el ojo; sus piernas no dejaban de temblar.

—Acordamos no niños, Leight; rompiste la maldita regla — se giró hacia ella, mirándola con molestia; ella no accedería. — Bien, ¿quieres tenerlo? Hazlo sola. Yo no pienso participar; tú rompiste la regla, esto se acabó, Leight.

Dijo, como dando por terminada la conversación. Ella sintió el temblor de sus labios, intentando hablar. Su pecho dolía, y aquel dolor se extendía. Apretó con fuerza la tela del sofá. Él se giró, avanzando a la puerta para irse.

—¿Eso fue para ti?... Solo un acuerdo...

—Tú accediste. — se defendió, sin mirarla. Ella se mordió el labio.

—Si así fue, pero... Pensé que después de todo el tiempo, esto...

—¿Pensaste que me enamoraría de ti y seríamos felices por siempre? — giró solo para verla. El tono que usó fue sarcástico, le revolvió las entrañas. La mujer asintió.

—Llevamos...

—Me importa un carajo cuánto llevamos, Leight; ¿me escuchaste decirte acaso que te amo? ¿O pedirte ser algo más?

Sus palabras frías y carentes de emoción se clavaban como navajas.

Leight negó.

—Entonces no supongas... Nunca hubo amor; esto fue carnal y solo eso. Deja de hacerte ideas estúpidas y acepta la realidad — se volvió a dar la vuelta, tomando la perilla y girándola. Antes de salir, se detuvo. — Si piensas tener eso, el bastardo no es mío.

Se sintió tan frío como una amenaza. Finalmente, Ghost salió. Leight se derrumbó, soltando la tela del sofá; estaba tensa. Sollozó con fuerza, tocándose el pecho y el vientre. El dolor era horrible; ¿había sido su culpa? No, había sido un error haberse enamorado de Ghost, haber aceptado aquel acuerdo.

Sentía su corazón hacerse añicos.

Me encanta que el fandom reviviera a los personajes, yo jugaba mucho cod antes pero siento que no eran los juegos tan visibilizados como ahora, gracias a tiktok. En fin, viva calaverin y que no lo maten de nuevo 💀

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⏰ Última actualización: Aug 05 ⏰

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