(22) Steve Rogers

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Party

 Estaba en el aeropuerto esperando que llegaran por mí. Iba a la Torre Stark; acababa de llegar de un viaje. Mi hermano Tony me invitó, además, debía ir a saludar a los chicos. Había pasado bastante tiempo sin verlos, pero había un pequeño problema: mi ex estaría ahí, o más bien dicho, el famoso Capitán América. Visualicé a Happy, tomé mis maletas y me dirigí a la limusina.

Desperté. Habíamos llegado a la Torre. Bajé rápido y me encaminé con Pepper. La abracé y fuimos por el elevador. Quería subir a mi habitación sin ser vista; no quería saludar a nadie aún. Además, debía arreglarme.

Logramos llegar a mi cuarto. Sobre mi cama estaba una caja plateada grande y una más pequeña.

— ¿Qué es esto, Pepper?

— Ah, son unas cosas que compramos para ti. Tony quería que usaras eso; supuso que no tendrías qué ponerte.

— Ah, y también en el tocador hay una pequeña caja, es para ti también.

— Gracias, Pepper. — Asintió y se disponía a salir de la habitación, pero la interrumpí.

— ¿Él estará ahí? — dije preocupada.

— No, no te preocupes, saldrá con Sam. — Dicho esto, salió de la habitación.

Pronto tomé una ducha y me dirigí a ver qué había en las cajas. En la más grande, un vestido blanco con toques azules, corto y bastante bonito, mientras que en la otra, unas zapatillas plateadas muy cómodas. Me dispuse a vestirme. Por último, me dirigí al tocador para ver qué había en la última caja. Se veía bastante sencilla pero elegante. Dentro de ella, una hermosa cadena de plata sencilla con un dije de estrella hecho de cristal, un collar que yo había querido desde hace tiempo, pero cuando quise comprarlo, ya no estaba. Debía agradecerle a Tony y Pepper por el detalle.

Me di el último vistazo al espejo, como detalle último decidí dejar mi cabello suelto.

Al llegar donde estaban todos, rodé los ojos. Gente que ni conocía estaba por todos lados, mientras la música sonaba.

— Hermanita — se encaminó a abrazarme.

— Creí que sería algo sencillo, Tony — dije susurrando.

— Esa palabra no está en mi diccionario. Ven, ve a bailar.

— No, gracias. Iré a saludar a los chicos.

Pepper se acercó a Tony para que no insistiera, y yo me fui.

Trataba de visualizar caras conocidas hasta que los encontré. Todos estaban muy felices de verme, y yo de verlos a ellos.

— Wow, vaya que creciste bastante — dijo Thor.

— ¿Y qué? ¿Ya conseguiste algún novio? — preguntó Clint guiñando el ojo, a lo que Nat lo golpeó levemente con el codo.

— Oh, vamos, era broma — carraspeó.

Todos comenzaron a reírse, y sin darme cuenta, mi sonrisa desapareció.

— ¿Qué pasó, nena? — Nat lo notó.

Hizo una señal para que los demás se fueran.

— ¿Él está bien? — Nat agachó la mirada.

— Bueno, él... no ha vuelto a ser el mismo. Se ha vuelto un tanto... amargado, pero no te culpes, cariño.

— Creo que voy a tomar aire — Nat asintió, y me escabullí de la fiesta.

Salí a un balcón; estaba solo y sin ruido. Trataba de pensar en todo lo que había pasado un año atrás.

Noté que alguien se posicionaba a mi lado.

— Tony, por favor, no quiero bailar. Estoy cansada por el viaje...

— Pero no soy Tony — al escuchar su voz, el corazón se me detuvo. Me giré a verlo, se veía mucho más guapo. — Oh, lindo collar, me alegra que te gustara mi regalo...

Aun estaba ida mirándolo hasta que escuché eso y salí de mi trance.

— ¿Cómo? ¿Este regalo es tuyo?

Me miró y soltó una ligera risa.

— Pero claro, recuerdo cuando fuimos al cine, te detuviste en un local y no dejabas de ver a la vitrina. Sabía que te había gustado.

— Gracias, yo... — estaba nerviosa — debo irme, Steve, ya sabes, soy la invitada y...

Pero antes de seguir inventando excusas para irme, me tomó del brazo y me atrajo hacia él.

— Wenn Stark, no huyas, por favor — dijo serio mirándome a los ojos.

— No huyo, es solo...

— ¿Qué te pongo nerviosa? — preguntó pícaro — ¿Aún te pongo nerviosa?

— ¿Qué? Claro que no. No tendría por qué ponerme nerviosa. No somos nada.

— Creo que no dejaste en claro lo que sentías cuando te marchaste. A ver si logras probar que no sientes nada ya...

Sin poder reaccionar ni previo aviso, me besó. Sentía como mis mejillas ardían, y me dejé llevar correspondiendo. De pronto, se separó.

— ¿Lo seguirás negando? — mi rostro estaba totalmente ruborizado; lo único que podía hacer para salvar mi dignidad era asentir, admitiendo la verdad.

— Entonces — una sonrisa apareció en su rostro — podré besarte todas las veces que quiera.

Y así, pasó de ser una fiesta aburrida a una totalmente divertida. Definitivamente, la mejor fiesta.

|𝖮𝖭𝖤 𝖲𝖧𝖮𝖳𝖲| 𝖬𝗎𝗅𝗍𝗂𝖿𝖺𝗇𝖽𝗈𝗆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora