(5) Carlisle Cullen

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Doctor guapo

Sí, bueno, al parecer la vida no es fácil; pareciese que la tormenta nunca fuera a detenerse. Así era la vida de Dove Whinton, gris.

La muchacha de cabello color arena se preguntaba por qué nada en su vida salía como ella quería. Y encima, durante todo el camino en el avión, tenía que ir soportando a un niño obeso mimado.

La noche llegó, y el carro de su tío Charlie estaba esperándola.

Bueno, pensaba que después de que sus padres decidieran abandonarla y dejarla al cuidado de su tío, sería mil veces mejor soportar a su prima Bella y a su tío que vivir con los hipócritas desgraciados de sus "padres" o bueno, si los podía llamar así.

La chica ni se molestó en saludar a su tío y subió al auto.

Durante el trayecto a casa, lo único que podía alcanzar a distinguir entre la oscuridad eran árboles y más árboles.

Llegando a su destino, ambos bajaron del auto y se dirigieron a la casa. Adentro estaba una muy molesta Bella.

—Pero... ¿Qué hace ella aquí? —dijo la castaña sin ocultar para nada su cara de molestia. Charlie solo tocó su sien, mientras la joven miraba seria a su prima.

—Bella —habló el hombre—. Ella es de nuestra familia y nos necesita.

—¿Ahora resulta que debemos hacernos responsables de ella?

—Tus tíos...

—¿La botaron, verdad?

—Bella... —advirtió el hombre.

—¡No! —Bella dirigió su mirada a su prima—. Eso iba a pasar tarde o temprano, nadie la quiere, ni siquiera sus propios padres.

Se tensó al escuchar eso. Durante toda su vida, las personas la habían juzgado. Y era verdad, nadie la quería; era una persona que nunca en su vida había conocido lo que era el amor ni lo que era ser querida por alguien.

Charlie quedó observando la escena, buscando las palabras correctas para liberar tanta tensión.

—Bueno —habló la joven mientras se acercaba a su prima—. Veo que ahora tendrás que soportarme, y no me importa si no me quieren. Descuiden, no seré una carga, conseguiré trabajo y en cuanto pueda me mudaré, no tengan la menor duda.

Sin esperar respuesta de la castaña, y evitando seguir con esa tonta pelea, salió de la casa a paso veloz. Necesitaba despejar su mente. Corrió sin detenerse ni pensar las cosas, hasta que paró en seco. Había corrido lo suficiente por el bosque que no sabía cómo regresar; además, era de noche.

Se encontraba desesperada, buscaba una salida del bosque, deseaba encontrar la carretera, pero a donde fuera solo había árboles y plantas.

Su única salida sería que Bella y Charlie la buscaran, pero seguramente ni siquiera se estarían preguntando dónde estaba.

Quería llorar; le aterraba la idea de tener que pasar toda la noche en el bosque. No sabía si seguiría viva, si algún animal salvaje la devoraría cuando intentara dormir.

Estaba agitada, sentía que le faltaba el aire, y así era. Realmente le faltaba el aire, y para acabar de fregar, no llevaba su medicamento para el asma; estaba jodida.

En un intento desesperado por tomar aire, comenzaba a rasguñar su pecho, hasta que no pudo más.

La luz blanca le molestó; estaba despertando y tratando de visualizar dónde se encontraba. Parecía una sala blanca iluminada, un... un hospital.

—Eso estuvo cerca, estabas a punto de morir.

Miró por el cristal a lo lejos a su prima y a su tío sentados afuera de la sala, esperando... ¿En verdad la estaban esperando a ella?

De pronto, giró a ver a la persona a la cual había ignorado; era un doctor, bastante pálido, rubio y joven.

—¿Qué? —fue lo único que logró articular la chica, para volver a dirigir su vista a donde se encontraban Bella y Charlie.

El doctor se paró frente a ella y la miró con el ceño fruncido.

—¿Te encuentras bien? Luces... desorientada —era verdad, la joven se sentía mareada.

—Bueno, me gustaría saber qué pasó. ¿Cómo es que llegué aquí?

—Tu familia se preocupó por ti, así que te buscaron y, por suerte, te encontraron a tiempo —se concentró en el rostro de la chica, la cual aún se veía muy confundida—. Tuviste un ataque de asma.

—Y creo que no estás bien —bajó la mirada y señaló las cortadas que se encontraban en el muslo desnudo de la chica.

Ella pronto dedicó una mirada de súplica al doctor.

—¿Se lo dirá, doctor? Por favor...

—Necesitas ayuda; no estás sola...

—Ellos... —hizo una pausa para señalar con la mirada hacia donde se encontraban Bella y Charlie—. ¿De verdad estaban preocupados por mí?

—Muy, muy preocupados, sobre todo tu prima. Ella fue quien te encontró.

No pudo evitarlo y sus ojos comenzaron a cristalizarse; nunca nadie en su vida se había preocupado por ella, y ahí estaba Bella. Quizás los había juzgado mal; ellos no eran como sus padres.

Quizás esta era su oportunidad para una nueva vida, una en la que sí fuera feliz.

—Gracias —susurró al doctor.

Él le sonrió.

—Puedo ayudarte a pasar por esto; tu familia realmente se preocupa por ti, Dove —leyó de nuevo en la hoja asegurándose del nombre de su paciente—. Sí, Dove. Bonito nombre.

La mujer sonrió, murmurando un "gracias"

—No quiero sonar igualada, pero... ¿cuál es tu nombre?

El rubio rió, lo que a la joven le pareció de lo más tierno.

—Soy Carlisle, Carlisle Cullen...

—Algo me dice que no es la última vez que te veré.

—Estudiarás en el instituto de Forks, ¿no es así?

—Sí, eso creo.

—Mis hijos estudian ahí.

Esto último hizo que un silencio se apoderara de la sala.

—¿Estás casado? —dijo la chica tratando de ocultar su desilusión.

—Oh no, para nada. Son adoptados, son chicos que merecían una segunda oportunidad, y ya sabes...

Sonrió. —Es realmente generoso de tu parte.

Ambos quedaron viéndose fijamente, analizando qué era eso que hacía tan especial a uno y otro, el porqué ambos querían saber todo del otro, hasta que Charlie entró a la habitación.

—¡Gracias a Dios que te encuentras bien!

Dedicó una leve sonrisa a Charlie, para luego ver a Bella.

—¡Nunca más vuelvas a irte así nada más! —trató de sonar con tono de molestia pero la otra la abrazó.

—Gracias, Bella —y sin poder resistirse, la castaña correspondió el abrazo.

—Bueno —habló Carlisle—, ya se encuentra bien. Pueden volver a casa; solo asegúrense de que lleve su medicamento a todos lados.

La joven se paró de la camilla y se colocó su abrigo.

Antes de irse, miró al doctor.

—Gracias, Carlisle, fue un gusto conocerte.

Ignorando que estaba aún Charlie y Bella, se acercó para dejar un beso en su mejilla.

Sí, definitivamente tenía que volver a verlo.

|𝖮𝖭𝖤 𝖲𝖧𝖮𝖳𝖲| 𝖬𝗎𝗅𝗍𝗂𝖿𝖺𝗇𝖽𝗈𝗆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora