(7) Edmund

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Sentimientos. parte 2

Habían pasado varios días desde la discusión con la pelirroja. No lograba encontrar consuelo en sus palabras, solo odio; sabía que la joven no estaba lista para perdonarlo, y él entendía las razones.

Ahora la pelirroja se encontraba junto con Reepicheep contándole historias a Eustace para que este lograra dormir, el pobre estaba convertido en un dragón, así que se sentía muy triste. Edmund ahora sentía lástima por su primo. Y a la vez unos celos enormes de él y de Reepicheep que podían disfrutar de la compañía de Geraldine.

Suspiró con molestia y se giró, solo para toparse con Caspian observándolo con el ceño fruncido.

— ¿Qué estás haciendo, Edmund? — el mencionado esquivó a su amigo y recogió de la arena su espada.

Sin girarse hacia Caspian respondió:

— ¿No es obvio? Me voy a dormir — dijo cortante a su amigo. Caspian lo observaba atento, cada movimiento que su amigo hacía. Sabía lo que había visto y lo que debía estar sintiendo; aún no lograba arreglar las cosas con la chica, y moría porque todo fuera como antes. 

— No, Ed, yo me refiero a.... ¿Qué estás haciendo con tu vida?

— ¿De qué hablas?

— De que no haces nada y dejas a tu corazón hacerse trizas por Geraldine.

Eso último logró hacer que Pevensie se girara para ver a su amigo.

— Por todos los cielos, Caspian, me detesta, sabes bien que ella no quiere saber nada de mí — su voz salió quebrada y en un lamento, justo sus últimas palabras "no quiere saber nada de mí".

— Tal vez si volvieras a intentar hablar con ella, quizás... — pero sus palabras fueron interrumpidas por un grito de su amigo, cansado de la situación.

— ¡Por Dios ya lo intenté un millón de veces, y en cada intento mi corazón se hace añicos, cuantas más, Caspian. ¿Cuántas más? — Las suficientes como para desmoronarle. No pudo más y antes de mostrar su debilidad, salió a perderse por la Isla.

— ¡Ed, Ed, Ed! — gritaba Lucy tratando de frenar a su hermano.

— Ahora no, Lucy. — respondió Edmund.

Todos los presentes, incluida una chica de cabello rojo, contemplaban la escena atónitos.

El chico se encontraba, a su parecer, lo suficientemente lejos de los demás como para despejar su mente.

Mirando la belleza de cada ola y la luna reflejada en el océano.

— Nunca debí haberla lastimado, nunca debí de haberla conocido — le dijo a la Luna con los ojos llenos de lágrimas, que bajaban por su rostro.

— ¿Entonces te arrepientes de haberme conocido? — dejó de llorar al escuchar esa voz familiar a su espalda.

No respondió a la pregunta de la joven.

— Está bien, entiendo que te sientas molesto — hizo una mueca y luego continuó — yo también lo estaba.

— ¿Lo estabas? — ahora dirigió su atención a la chica, la cual estaba tomando lugar al lado de él, sentándose en la arena. Asintió para luego seguir hablando.

— Sabes, la otra noche tuve una pesadilla — él la miraba atento; la joven suspiró hondo —. Te perdía, Ed, para siempre, y todo había sido mi culpa, pero al final, cuando pensé que todo era real y no podía más, Aslan apareció.

— ¿Y eso no te haría feliz? — ella lo empujó y se levantó.

— ¿Eso piensas de mí? ¿Crees que tu muerte me traería felicidad? — lo miró, lo único que podía notar en él era tristeza y culpa —. ¿Aún no lo entiendes, verdad, Ed? Yo no te odio. La única maldita razón por la que me alejé de ti es porque sabía que no sería tan fuerte, y volvería a ti, te perdonaría y no quería hacerlo. Al menos era lo que pensaba antes de hablar con Aslan.

Él se levantó de la arena y se encaminó hacia donde estaba parada la chica. La miró a los ojos.

— ¿Y ahora? ¿Qué sientes? — la respiración de la chica estaba agitada.

— Te amo, Edmund, no soportaría la idea de perderte, y no puedo soportar verte mal.— el chico alzó la vista viendo los ojos de ella, expresaba sinceridad. Y por primera vez dentro de lo que llevaban estando de nuevo en Narnia, sonrió.

— Yo te amo también. Fui un idiota y...  — la chica puso un dedo sobre los labios de él.

— ¿Nunca sabes cuándo callar, Pevensie? — él la miró confundido, mientras la chica se acercó a él y lo besó. Él la tomó por la nuca y la atrajo más hacia él.

Ella se separó y lo miró con ternura 

—No sabes cuánto esperé por esto, Ed.

— Ahora todo será diferente.

|𝖮𝖭𝖤 𝖲𝖧𝖮𝖳𝖲| 𝖬𝗎𝗅𝗍𝗂𝖿𝖺𝗇𝖽𝗈𝗆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora