|𝖮𝖭𝖤 𝖲𝖧𝖮𝖳𝖲| 𝖬𝗎𝗅𝗍𝗂𝖿𝖺𝗇𝖽𝗈𝗆.

(38) Ed Warren

Muero por ti

─No necesito tu ayuda ─ volvió a reiterar lo que ya le había dicho anteriormente.

─¿Por qué? Siempre hacemos todo juntos, somos el equipo ─ le dijo Katt mientras miraba a Ed sujetar con fuerza su crucifijo.

─No, no somos el equipo, Katt. No eres ni serás jamás como ella ─ habló subiendo el volumen sin llegar a gritar, pero siendo las palabras más hirientes que había pronunciado para la chica.

─Tienes razón ─ dijo encogiéndose de hombros ─ No soy Lorraine, pero solo quiero protegerte, sin importar que todo este intento por que yo te importe sea una total mierda ─ habló sin que su voz se quebrara por el dolor que estaba sintiendo y las ganas de llorar.

─Solo, vete de mi casa ─ suspiró él mientras tomaba asiento en un sillón.

─Sabes algo, Ed, me alegro de no poder odiarte, porque así puedes tener por seguro que no dejaré que nada te pase, y a la vez no me molesta que tú no me quieras, porque si alguno de esos demonios llegara a matarme, tendría la certeza de que no te dejaría en este mundo sufriendo. Y me llena de orgullo, el no ser una cobarde, ni mucho menos egoísta. Pasa buena noche, Ed, yo me largo ─ dijo para salir de la casa y subir a su coche.

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Sostenía su abdomen para que el gran pedazo de vidrio que se clavaba en este no siguiera rasgando su piel.

Visualizó a Ed a punto de morir, la única manera de acabar con el demonio era mandarlo de vuelta al infierno. Pero la tarea era difícil debido a su agitada respiración y su problema para lograr hablar, sentía que en cualquier momento se iría y no podría hacer nada.

Se aferró a su cruz para tomar valor y recordarse lo que siempre se prometió.

"Encuentra al hombre de tus visiones, y ayúdalo, nunca lo dejes."

Estaba dispuesta a hacer todo por él, porque se había enamorado.

─Avock, ese es tu nombre ─ sintió cómo era arrastrada hacia atrás y el vidrio se incrustaba más, mientras levitaba ─ AVOCK, ese es tu nombre, Avock, yo te mando de vuelta al infierno, yo te mando de vuelta al infierno ─ gritó y de pronto todo cambió.

El hombre callo al suelo de golpe y la buscó con la mirada hasta verla en el piso entre un charco de sangre. Se apresuró a correr hasta el extremo donde se encontraba y con delicadeza la tomó en brazos.

─Katt, Katt, resiste, te lo ruego. ─ suplicó mientras comenzaba a llorar.

─Lo siento por todo, por haber sido solo una carga, Ed ─ dijo la chica que estaba en agonía. Era imposible que llegara viva al hospital, la herida era profunda y se estaba desangrando.

─No, yo fui el idiota, tú debes perdonarme a mí ─ pidió mientras acariciaba la nuca de Katt.

─No hay nada que perdonar, nos vemos en una mejor vida ─ Fueron las últimas palabras que dio mientras su corazón dejaba al fin de latir y el dolor se esfumó para ella. Mientras Ed tendría que quedarse con él por toda la vida.

La chica se había equivocado sobre sus palabras, porque Ed sí le llegó a tener afecto, por lo tanto tendría que lidiar con su sufrimiento una vez más.