(51) Loki

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Mentiras

—No entiendo por qué a él lo tratan como un delincuente cuando este bruto ha sido un payaso todo el tiempo con él, presumiendo su estúpida futura ascendencia al trono de Asgard —replicó molesta.

—¡Adria! —advirtió Odín.

La joven lo fulminó con la mirada sin importarle de quién se trataba.

—Si lo vas a mandar a los calabozos, entonces también enviame a mí. ¿Ya olvidaste que yo estoy de su lado? Podría sacarlo, traicionarte, así que no veo motivo por el cual no deberías de encerrarme —Odín la miró con advertencia—. Fuiste tan depreciable como para ocultarle la verdad de su origen todo este tiempo para utilizarlo a tu favor, ¿qué me asegura que no ocultas también algo sobre mí? —retó.

—Adria, basta —interfirió Thor.

—Si eso quieres —habló Odín, haciendo que un absoluto silencio inundara la sala—. Irás a los calabozos.

—No... es tu hija, por favor... —dijo en tono de súplica Frigga, mientras negaba.

—Ambos sabemos que no... —confesó de pronto, haciendo a Thor mirar a su padre con asombro, mientras que Adria dio un paso hacia atrás mirándolo atónita.

—¿Qué? —salió de los labios de la muchacha, en un tono tan bajo que apenas era audible.

Odín se removió incómodo en su lugar.

—Es como lo has escuchado —carraspeó—. Ni tú ni Loki son mis hijos de sangre.

—Quiero saber cómo —exigió.

—Odín, no... —Frigga tenía los ojos llorosos, y parecía que esa paz que siempre aguardaba había desaparecido; estaba tensa y dolida.

—¡Dime cómo! —gritó.

—Un día, decidimos adoptarte... Tus padres eran de mis mejores guerreros, hasta que murieron... Tu madre, una valquiria, tu padre un berserker. Cuando te vi, pensé en que tú llenarías el vacío de una pérdida pasada... —dijo refiriéndose a Hela, pero ni Adria ni Thor lograron descifrar a quién se refería—. Me di cuenta de que no podría ser así... —murmuró con un tanto de decepción, pero Adria, para su desgracia, alcanzó a escucharlo.

—Tú llenaste más que ese vacío, Adria —le dijo Frigga con sinceridad. La mujer que no era su madre, y acababa de descubrirlo, estaba sintiendo toda la ira que Loki había sentido, los mismos sentimientos, solo que al triple. Le habían visto la cara de estúpida, solo que nunca pensaban decírselo. Aunque Frigga era la única por la que se sentía amada, ahora no podía confiar en ella ni siquiera. Y aunque nunca había mantenido una buena relación con el rubio, él era el único en la sala que no la había traicionado, porque no sabía tampoco nada acerca de lo que acababan de confesar.

La muchacha estaría llorando de no ser porque en ese momento tenía una ira inagotable. La forma en la que Odín relató todo no tenía ni una pizca de piedad, de arrepentimiento. Ella acababa de descubrir que también había sido utilizada, y se sentía lo más inservible y horrible.

—Te aconsejaría que me llevaras a las celdas pronto —levantó la vista amenazante a quien ella pensaba que era su padre—. Porque podría asesinarte y no sentiría remordimiento —esta vez pasó su mirada por la sala hasta encontrarse con la mirada de Frigga, quien agachó la mirada y sollozó para retirarse del lugar.

—Guardias —habló Odín, "dolido"; pronto los guardias llegaron y tomaron a Adria por los brazos—. Lo siento. Espero recapacites.

—No lo sientes —se burló—. ¿Yo debo recapacitar? Aun después de todo tu sucio plan, te dignas a culparme a mí —le lanzó una mirada de odio. Sintió cómo era impulsada y comenzó a andar hacia las celdas.

Mientras veía cómo se alejaban, Odín no pudo evitar pensar algo:

"Quizá sí tenía similitudes con Hela, Adria tenía maldad, un odio creciente hacia él."

Era su culpa, culpa de él mismo.

—Llévame con él —pidió al guardia.

—Sabe que no puedo, debe ir a las celdas para...

—No fue una pregunta, te lo he ordenado, llévame con él... —repitió, esta vez logrando su cometido, penetrando la mente de su escolta.

—Buen chico —dijo sonriente cuando llegó a la celda del pelinegro; esta se abrió y el guardia, inconscientemente, la dejó ahí.

—Adria —llamó Loki—. ¿Pero qué haces aquí? —inquirió.

—Yo... Él —cerró los ojos tratando de aguantar los sollozos—. Él la miró con preocupación.

—Ey, tranquila —se acercó a ella y la abrazó. Ellos dos habían sido inseparables desde pequeños; solo ellos mismos eran capaces de tener muestras de afecto o verse vulnerables el uno frente al otro.

—Mi vida fue una farsa... —sollozó en el hombro del pelinegro—. Nos vieron la cara por años —sintió cómo el pelinegro la aferraba más a su cuerpo—. ¿Qué me queda? No tengo nada, a nadie...

—Me tienes a mí —contestó rápidamente—. Me tienes a mí —se separó para besar su frente.

—Loki —lo miró a los ojos, se veía tan perfecto como siempre, a pesar de estar encerrado. Él por su parte también se dedicó a observarla, su cabello rojizo y largo estaba algo alborotado, sus ojos llorosos y rojos, al igual que su nariz, y sus labios... hinchados y rosados, no quería verla llorar.

No pudo más y la besó, sin previa señal, sin previo aviso. Al principio ella se quedó estática, pero después, comenzó a mover sus labios para ir en sincronía con los de él.

Cuando se separaron, ella se llevó una mano a los labios y los tocó suavemente, mientras él la observaba.

—¿Qué?... ¿Qué ha sido eso?

—Sabes que no somos hermanos, y llevamos años que hemos ocultado lo que sentimos, no más, Adria... —estaba seguro, pero veía con preocupación a la joven, no sabía cómo reaccionaría ella.

—Tienes razón —acarició la mejilla del pelinegro—. No somos hermanos. Seremos tú y yo, contra todos.

Dicho esto, volvió a unir sus labios con los de él.





|𝖮𝖭𝖤 𝖲𝖧𝖮𝖳𝖲| 𝖬𝗎𝗅𝗍𝗂𝖿𝖺𝗇𝖽𝗈𝗆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora