(42) Edmund y Caspian

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¿Quién?

Nerea Ashton, ese es mi nombre. Llegué a Narnia un día común; recuerdo estar recargada en una silla mientras me mecía en ella, leía un libro, el sueño comenzó a ganarme y perdí.

Al despertar, sólo vi el deslumbrar de una lámpara de noche. Me levanté, y cuando trataba de acercarme, esta parecía alejarse. Llegué hasta ella, sintiendo un frío horrible pero tolerable; la ventisca era fuerte.

Miré aquella luz para darme cuenta de que era un farol; ahí entendí que no estaba en casa.

Asustada, traté de buscar una salida o por donde había llegado. Me rendí y me coloqué en cuclillas en un intento por darme un poco de calor. Hasta que ellos llegaron y me extendieron un abrigo.

Ahí conocí a los Pevensie.

Los conoces como los reyes de Narnia.

-Entonces, ¿tú los has conocido en persona?, ¿la profecía era real? - preguntó con interés el joven telmarino, manteniéndose atento a la muchacha de ojos color avellana.

-Sí, tuve el privilegio de conocerlos en persona. - aseguró Nerea mientras se quitaba los lentes para leer y acomodaba la cama. - Debes irte, príncipe.

-Caspian - corrigió. - Solo Caspian, no es necesario el título - sonríe.

-Bien Caspian, es mejor que te vayas de nuevo a tu hogar, mañana podrás venir para contarte más historias. - le pidió con amabilidad y el joven asintió.

-Hasta mañana entonces.

Cuando pudo asegurarse de que se fue, ella se acostó en el pequeño espacio que encontró. Tenía la sensación de que algo malo estaba ocurriendo en Narnia. Desde que volvió, no había visto ni un solo narniano. Y esta vez no estaban los Pevensie, estaba sola. De no ser por el joven que le hacía compañía cada noche para escuchar sus historias.

-Nerea - llamó el pelinegro- ¿eres tú? - la muchacha tardó solo unos segundos para darse media vuelta y encararlo.

-Así es, Edmund. - respondió a secas sin interés de entablar una conversación.

-¿Cuándo volviste a Narnia?.

-Para ser exacta, hace dos meses.

-¿Has estado sola? - preguntó tratando de acercarse más a ella.

-No lo he estado.

El choque de las espadas los hizo salir de su conversación. La muchacha abrió los ojos de par en par y salió corriendo hasta donde provenía el sonido.

En definitiva, Caspian y Peter peleaban.

-Caspian - gritó. El moreno se distrajo para verla. - Peter - frenó al rubio que estaba por darle un golpe certero a Caspian. - Parad ya, par de cabezas huecas. - reprendió molesta.

El rubio y el resto de los Pevensie la miraron asombrados.

-Nerea - gritó Lu y fue a abrazarla. Ciertamente, Lu era la única a la que extrañaba.

-Ne.... ¿Pero cómo? - preguntó Susan caminando hasta la muchacha, mirándola como si no fuera real. - Pensamos que... habías muerto.

-No. - aclaró. - Ustedes solo se fueron sin buscarme. Jamás regresaron. Me quedé en Cair Paravel esperando noticias - reclamó. - En fin, después yo regresé a mi realidad. - Pero poco le importaba ya. Se había encargado de dejar el pasado atrás y no mirar.

-Lo sentimos, no teníamos idea - habló Peter.

-Sí, supongo que nadie la tenía. Aun así, ¿qué importa? No están aquí para ridículos reencuentros "felices". Algo grave está pasando. Él - dijo señalando a Caspian- les llamó.

Ante las palabras de ella, los Pevensie agacharon la cabeza. Ella no era tonta, sabían que Edmund no se sentía preparado para casarse, ese día dejó plantada a la chica. Buscaron el armario, y simplemente se fueron. Ella lo sabía. O era lo que suponía.

Llegando la noche, Caspian se encontraba ocupado, por lo que ella fue a dar una vuelta, acompañada de las estrellas y la luna.

-No creo que sea tan seguro en estos tiempos, el estar caminando sola a estas horas. - habló la voz que tanto ella conocía. Esa voz de la persona con la que ella iba a compartir el resto de su vida en Narnia, la que le juró su amor, la que más feliz la hacía y quien al final la destruyó.

-¿Qué te importa? - habló siendo directa y un poco "grosera", pero pensó que era lo menos que se merecía por lo que le hizo.

Escuchó un largo suspiro por parte del azabache, mientras sintió cómo el hombro de este rozaba con el de ella, en el momento en que se posicionó a su lado.

-Quizás para ti no tenga sentido hablar ahora. - empezó a decir. - Pero yo necesito hablar, y necesito, por favor, que me escuches; es lo único que te pediré, y juro jamás volver a molestarte. ¿Puedes? - Al escuchar eso, resopló, pero al final de cuentas asintió para que él siguiera hablando. - Ese día, ya sabes a cuál me refiero, no hace falta recordar todo... Ese día, yo no te abandoné como tanto piensas. Quizás sí, tenía nervios, y un poco de duda pero sobre mí, nada que ver contigo, porque estaba seguro que eras la indicada. - aseguró. La chica sintió sus emociones recorrerla. - Salí a despejarme sobre mis dudas con mis hermanos, cabalgamos por el bosque, hasta que, encontramos el farol....exactamente ese que vimos cuando nos conocimos - añadió haciendo a la chica abrir los ojos sorprendida y reavivar el momento, recordando la cálida luz que este daba, en el frío invierno de ese día. - Todos quedamos sorprendidos, por lo que bajamos de nuestros caballos y nos adentramos más allá del farol, no supimos en qué momento seguimos cada uno el paso del otro, hasta caer de golpe, regresando siendo unos niños.... - bajó la cabeza como si aquel momento que debería de ser de felicidad por regresar a su hogar, se hubiera convertido en un momento de horror y sufrimiento. - Traté de volver, pero había un fondo al final del armario..... No pude volver contigo.... Y sabía que si algún día regresaba a Narnia y tú estabas aquí, tendrías todo el derecho de odiarme, pero no antes de que escucharas mis razones.... - terminó de explicar ocultando en un semblante serio, todo el dolor que tenía por dentro.

Ella se quedó sin habla, era demasiado que procesar. Todo lo que ella había pensado que ocurrió, era erróneo. Había vivido todo este tiempo molesta con ellos, por algo que no estaba en sus manos. Se sentía como una niñata idiota e inmadura.

-Aún te amo, aunque el tiempo me ha ido cambiando.... Jamás fui capaz de volver a darme oportunidad con otra mujer, porque no eran tú... - hizo su última confesión antes de irse de nuevo al interior de su fortaleza.

Se quedó simplemente ahí con los sentimientos a flor de piel. Ahora todo era más difícil. Pues detrás de esa rabia y "odio", jamás pudo superar a Ed. Él aún la amaba, y ella a él.... Pero no podía hacerle eso a Caspian, no a él.... La única persona que estuvo con ella desde que regresó inesperadamente a Narnia... El muchacho que le confesó sus sentimientos, el muchacho al que también amaba.....

Necesitaba a Aslan, necesitaba sus consejos.... ¿Por qué era posible amar a dos personas?. No lo sabía. No quería hacerlo.

|𝖮𝖭𝖤 𝖲𝖧𝖮𝖳𝖲| 𝖬𝗎𝗅𝗍𝗂𝖿𝖺𝗇𝖽𝗈𝗆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora