(64) Tom Riddle

504 34 0
                                    

Observar

Para Enny Martzz, era imposible alejarse de su compañero de casa, Tom Riddle, no porque no quisiera, sino porque el joven no se lo permitía. La había acorralado en la sala común, aprovechando que todos estarían en el baile de Navidad. Hace un rato, el joven había comenzado con una serie de preguntas que daban la sensación de ser un interrogatorio.

—Sé que ocultas algo... sé que me has visto hacer cosas, cosas prohibidas —la cara de Enny fue de confusión. Riddle carraspeó—. Por ejemplo, sé que me sigues a la sección prohibida por las noches, también, que sabes lo que he creado... Aun así, no has hablado; la interrogante aquí es, ¿por qué?

Para Enny, esa pregunta le cayó como un balde de agua helada; es verdad que sentía un poco de empatía por el muchacho, pero no tanto como para ocultar las atrocidades que este hacía y estaba segura de que haría.

Desvió la mirada para que no notara lo confundida que se encontraba en ese momento.

Conocía más a Riddle de lo que le gustaría, sin necesidad de ser cercana a él; y no era siquiera por el hecho de ser una acosadora, en realidad, tenía el talento de observar. Estaba pensando sin darse cuenta que estaba bajo la atenta mirada de su compañero, quien susurraba algo.

—¿Por qué no puedo? —lo escuchó quejarse. Ella lo miró sin entender a qué se refería.

—¿Qué?

—No puedo usar legeremancia contigo.

Ella soltó una risilla al verlo ahí parado con el ceño fruncido y su varita apuntándole.

—Pues es obvio, he cerrado muy bien mi mente, siempre lo hago —confesó—. La oclumancia suele ser una buena aliada contra gente metiche.

—Mide tus palabras —dijo molesto, mientras acercó más su varita apuntándole con amenaza—. Sabes lo que he sido capaz de hacer, y no dudes que no te haría lo mismo...

—¿Matarme, Riddle? —bufó—. En serio, hay peores destinos que ese; la muerte es algo tan simple... —se sentó en el sillón frente a la chimenea, quitó su bufanda y la tiró al costado del sillón, mientras palmeaba para indicarle que tomara asiento al lado de ella.

Riddle se quedó unos momentos pensando en si aceptar su oferta o quedarse de pie, pero segundos después tomó asiento al lado de ella.

—¿Y bien? —la observó con atención.

—¿Y bien qué? —dijo despreocupada. El muchacho gruñó haciéndole saber que se comenzaba a impacientar.

—¿Cómo dices algo tan sencillo como eso? La muerte es el final de todo... Además, ¿sabes que podría matarte en este momento?

Enny carraspeó, mientras se acomodaba en el sillón para poder ver a su acompañante.

—Número uno, puede que tú lo veas como un final... yo, como un comienzo. Y número dos, cuando quieres matar a alguien, simplemente lo haces, no se lo dices primero —rodó los ojos y cruzó los brazos. Tom no sabía qué contestar; con cada palabra que ella decía, su enojo aumentaba, pero no sabía razones por las que no lograba matarla. Por alguna extraña razón, ella no le desagradaba del todo; parecía ser la única que realmente lo conocía, sin filtro de alumno ejemplar, sino simplemente Tom Riddle, el chico rencoroso con sed de venganza. Así sin más.

—¿Cómo es que sabes tanto de mí? —murmuró. Ella lo escuchó y retiró su vista de las llamas de la chimenea, para verle a él.

—Observando, Tom... A veces algo tan simple como eso abre demasiadas puertas de las personas, algo que ni siquiera la Legilimancia podría lograr hacer —contestó de manera simple, pero sumamente sincera.

—¿Cómo puedes decir que una acción tan muggle puede ser mejor que la Legilimancia? —hizo una mueca de asco.

—Te describiré una parte de ti, de manera breve. Después podrás juzgar si estoy loca y digo mentiras, o si tengo razón —Enny entrecerró los ojos, viendo fijamente a Tom, algo que logró incomodarlo—. Eres alguien demasiado frío, sabes manipular a la perfección sin que los demás lo noten, tal como haces con Slughorn, pero no logras con Dumbledore. También sé que tienes un odio descomunal hacia quienes fueron tu familia, un odio infinito por los muggles. Te crees muy especial e importante por descender de Salazar Slytherin, sí, eso también lo sé. Bueno, también usas a las personas para tu mero beneficio, crees que no eres capaz de amar ni sentir ninguna emoción, pero te equivocas, eres capaz de sentir odio, enojo; esas son emociones. Entonces, solo hace falta que alguien te enseñe las emociones positivas. Y debajo de todo eso, tú tienes miedo, de no lograr ser el mago tenebroso más grande en el que te quieres convertir... Un miedo por la muerte, por eso la obsesión con la inmortalidad... No te importa qué costo tengan las cosas, ni a quién perjudiquen... solo te importas tú.

En ese momento, Tom se dio cuenta de que ella no bromeaba; realmente fue capaz de decirle la mayoría de las cosas que estaban muy ocultas, que él mismo ocultó, que nadie sabía.

—¿Me equivoco? —preguntó Enny. Tom suspiró. —También en este precioso momento, noto cómo comienzas a enojarte porque yo sé mucho de ti y por darme la razón —Tom asintió.

—¿Me equivoco? —insistió ella. Tom negó.

—No, no te equivocas.

—Tú también tienes miedo, Tom. Miedo de que alguien te vea realmente, de que alguien vea tu vulnerabilidad. Pero créeme, mostrar tus emociones no te hace débil. Al contrario, te hace más fuerte —dijo Enny con convicción.

En ese momento, se escuchó una voz gritona desde fuera de la sala común.

—¡Martzz! ¡Ayúdame! —seguía gritando—. Arien descubrió dónde Abraxas escondió el Vodka que llevó, así que no se encuentra en muy buen estado... parece inconsciente.

Enny tomó aire y se levantó del asiento.

—¡Voy! —alzó la voz para que su amiga se callara y supiera que en un momento iba—. Adiós, Riddle, me agradó la charla —le guiñó un ojo, y cuando estaba por retirarse pensando que él no diría nada, habló.

—Espera... —llamó. Enny volteó confundida viéndolo levantarse del sofá—. Enséñame... quiero aprender a observar tan bien, así como tú lo haces.

Una sonrisa se formó en el rostro de la muchacha.

—De acuerdo... mañana, acabando las clases, Riddle —acordó.

Al verlo asentir, Enny se marchó para ir a ayudar a su amiga. Sorprendentemente, era un buen y gran paso para estar cerca de Tom. Con un poco de suerte, podría enseñarle a sentir aquellas emociones positivas que le había comentado.

|𝖮𝖭𝖤 𝖲𝖧𝖮𝖳𝖲| 𝖬𝗎𝗅𝗍𝗂𝖿𝖺𝗇𝖽𝗈𝗆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora