(9) Daryl Dixon

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 Baby 

Estábamos buscando comida en una casa en el bosque; teníamos que ir con cuidado y asegurarnos de que ningún caminante nos sorprendiera.

— Ginna a mi izquierda, Beth tú a mi derecha — dijo Daryl cargando su ballesta mientras se acercaba a la puerta lentamente. — ¡Atentas!

Beth tomó su cuchillo, y yo un hacha. Detrás de la puerta se podía percibir un gruñido.

— A la cuenta de tres, 1, 2, 3 —. La puerta se abrió de golpe, dejando ver a dos caminantes. Rápidamente, Daryl disparó a uno, y yo le corté la cabeza al otro, mientras Beth observaba.

— Vamos — dijo ladeando su cabeza hacia la entrada de la casa en gesto de que lo siguiéramos.

— Yo me quedaré cuidando aquí — Daryl y yo miramos a Beth.

— Ten cuidado entonces. Tomaremos la comida y volveremos pronto.

Seguí a Daryl hasta el interior de la casa, alerta en cada momento.

— Yo iré a la parte superior a ver si logro encontrar cosas que sean útiles, quizás toallas sanitarias, a Beth ya casi le baja — Daryl me miró y asintió comprensivo.

— Ten cuidado, Ginna — me dijo seriamente.

— Lo tendré — me fui lentamente subiendo por las escaleras, intentando hacer el menor ruido posible. En la parte superior se formaba un pequeño pasillo en el cual había dos puertas a la izquierda y una a la derecha. Caminé y abrí la primera puerta con cuidado. A la derecha estaba el baño, y por suerte, en un cajón del lavamanos, había un paquete de toallas y tampones. Los tomé y los guardé en la mochila.

Seguí por la primera puerta que se encontraba a la izquierda. Al abrirla, solo me topé con una recámara grande. Parecía ser una habitación matrimonial. Me encaminé al armario y encontré lo que buscaba: ropa femenina. Tomé la que pensé que nos quedaría mejor a Beth y a mí, luego algo para Daryl y salí de ahí.

Faltaba solo un cuarto. Me confié, y fue mi error. Al abrir la puerta, me quedé mirando la habitación; era una habitación de niño. No me percaté de que había alguien ahí. Justo a tiempo, antes de que se me acercara, tomé mi hacha y la clavé en la cabeza de aquel caminante. Era un niño. La tristeza y esos recuerdos volvieron a mí; asesinar a mi hijo porque no pude protegerlo de esos malditos caminantes.

Limpié mis lágrimas y bajé. Daryl llevaba un costal con varias latas de diversos alimentos.

— Ten — me extendió la mano dándome un botesito de chamito —. Se ve que lo necesitas. ¿Todo bien allá arriba?

— Sí, todo bien — se quedó analizando mi rostro y dudando de mi respuesta —. Okey, vamos, Beth nos espera.

Daryl y yo miramos a todos lados tratando de encontrar a Beth, pero no estaba. Tomé mi hacha y me adentré más en el bosque, mientras gritaba el nombre de Beth. Daryl hizo lo mismo.

— ¡Beth! ¡Beth! ¿Dónde estás? — ambos nos encontrábamos muy preocupados por Beth. Yo me sentía responsable, pues veía a Beth como una hija, y Daryl, bueno, supongo que la amaba.

— ¡Beth! — volví a gritar para escuchar por respuesta el sonido de un caminante. — ¡Carajo! — me giré para toparme con un asqueroso muerto tras de mí; estaba a punto de agarrarme hasta que una flecha se clavó en la nuca de aquel caminante. Daryl...

— Gracias, pero lo tenía bajo control — hice una mueca, como si acabaran de quitarme un juguete con el que divertirme.

— Sí, bueno, si tu idea de control es ser comida por un caminante, sí, lo tenías bajo control — sonrió arrogante.

Ignoré eso y seguí caminando hasta llegar a un pequeño arroyo; el agua estaba pintada de rojo. Vi una cabellera rubia escondida tras unas rocas. Había gotas de sangre en el camino. Y ahí estaba.

— Beth... — ella me miró temblando y asustada —. Daryl, aquí está. Encontré a Beth — sus pasos corriendo se escuchaban cerca, mientras yo me agachaba con Beth.

— Cariño, ¿estás bien? — no podía creer lo que estaba mirando; Beth sostenía en sus brazos a un pequeño bebé —. Beth...

Ella se aclaró la garganta y miró a Daryl y luego a mí — está sana, se los aseguro. Yo... yo escuché un llanto por aquí, luego vine a investigar qué era, y una canasta con el bebé estaba colgada en un árbol. La sangre que vieron es de un venado; la persona que dejó a su bebé ahí se aseguró de poner una distracción para que no se lo comieran.

Suspiré aliviada — ¿tú te encuentras bien, cariño? — Beth asintió.

— Bueno, entonces, giré a ver a Daryl. Creo que tenemos nuevo integrante en el grupo.

— Bueno, si va a haber un bebé en el grupo, necesitamos formar una familia. Beth será la hermana, y tú y yo los padres. — Abrí los ojos grandes ante su comentario.

— Pero, pero tú y Beth...

— Vamos, entre Daryl y yo no hay nada; él es como mi hermano, y tú, bueno, como mi madre... aunque es raro, porque debería ser mi padre... — rió Beth.

— Entonces...

— Ey, me gustas, Ginna, no puedo creer que no te dieras cuenta — dijo con falsa decepción.

— Pues tú también me gustas y tampoco lo notaste — Beth y el pequeño bebé observaban la escena sonrientes.

— Bueno, bueno, es que...

— Es que nada — finalicé para besar a Daryl.

— Espero que aún no estés en tu periodo — dijo separándose de mis labios y sonriendo pícaramente

— Eres asqueroso — dijo Beth haciendo como si fuera a vomitar. Daryl y yo reímos mientras veíamos la escena de Beth.

— Bueno, ya habrá tiempo; ahora, ¿cómo se debería llamar la pequeña?

— Se llamará Cristofa Dixon — dijo Daryl como si ya estuviera decidido.

Beth y yo fruncimos el ceño.

— Está bien, está bien. ¿Qué les parece Meredith Dixon?

Abrí la boca para soltar un suspiro — Daryl es genial, me encanta — miré a Beth para saber si lo aprobaba o no.

Ella sostenía al bebé en sus brazos mirándole la carita 

— Sí, tienes cara de Meredith, me gusta — le sonreí a Beth y luego miré a Daryl.

— Bueno, creo que debemos irnos; no tarda en oscurecer, y no quiero andar por el bosque de noche con una bebé aquí con nosotros.

Beth se llevó a la bebé, mientras yo tomé la mochila con provisiones, y caminamos buscando dónde pasar la noche.

|𝖮𝖭𝖤 𝖲𝖧𝖮𝖳𝖲| 𝖬𝗎𝗅𝗍𝗂𝖿𝖺𝗇𝖽𝗈𝗆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora