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Junior se encontraba apoyado en la pared mientras miraba mi celular, sonrió al verme, no me había visto en un espejo pero estaba 100% segura de que me había sonrojado.

—Hasta puede hacer que te sonrojes, que impresionante—dijo levantando las cejas como asombro, sin tener ninguna expresión más en su rostro.

—En realidad, no me sonrojé por nadie—dije guardando mi celular en mi bolsillo trasero—no me interesan los chicos.

—¿Eres lesbiana?—como si tuviera un deja vu reí y moví la cabeza de un lado a otro negando.

—Solo no me interesan los chicos, y tampoco las chicas—dije mordiendo mi labio con una sonrisa.

—¿Y por qué? ¿Quien te hizo tanto daño?—preguntó burlándose.

—Nadie, solo pienso que la gente es patética—moví los hombros y Junior comenzó a reír.

—¿Igual que tú?—preguntó irónico.

—Probablemente—con los brazos cruzados me apoyé en la pared al frente de Junior.

El solo rió y negó con la cabeza, pronto sonó el timbre para ir a los salones, miré en dirección al pasillo que llevaba a los salones y suspiré.

—¿Podrías llevarme al salón de biología? Por favor, olvidé como se iba—Junior comenzó a reír y caminó haciéndome una seña para que lo siga.

—Si quieres pasar más tiempo conmigo deberías decírmelo y no inventar excusas tontas—reí ante su respuesta mientras caminaba a su lado.

—¿Puedes ser más egocéntrico?—dije riendo, el solo negó con la cabeza y abrió la puerta del salón dejándome pasar primero.

—Si quieres puedes sentarte conmigo—dijo señalandome una mesa, yo sonreí y me senté.

La primera maestra a la que había conocido era la señorita Fairchild, era muy amable, y me había recibido muy bien, me pasé las horas observando a todos, podía darme cuenta fácilmente de como eran las personas a mi alrededor con solo ver sus expresiones y comportamientos, mientras miraba a una chica de lentes que se encontraba hablando con la señorita Fairchild, un chico se acercó a mi apoyándose en el mesón, se encontraba a solo unos centímetros de mi, algo que me incomodaba bastante.

—Hola preciosa—dijo aquel chico que ví en el bus esta mañana.

—Primero, no me digas preciosa, segundo, ¿No conoces lo que es espacio personal?—lo empujé suavemente y voltee a ver a Junior quien estaba de espaldas hablando con la chica rubia.

—Eres algo difícil por lo que veo—dijo sonriendo—me gusta—lo miré con cara de pocos amigos y suspiré.

—Tu eres un idiota, y realmente no me gusta, estás estresandome como la mierda así que date la puta vuelva y vete—sonreí sarcásticamente mientras acomodaba mi cabello hacia un lado.

—Tal vez lo soy, pero creeme que terminarás enamorándote de mi—acarició mi mejilla y regresó a su lugar.

Lo miré asqueada y voltee los ojos, después de unos minutos el pelinegro volvió sentándose en su lugar.

—Déjame adivinar, Oliver estaba coqueteando contigo—dijo entre risa.

—Eso para mí no era coquetear, era hacerse al invesil—suspiré cansada y apoyé mi cabeza sobre la mesa.

—Hey no es tan malo, es tu primer día disfrútalo..

—Si, gracias—me levanté y lo miré sonriendo.

Habían pasado las horas y por fin estaba en mi casa, mis "padres" no estaban, me encontraba tirada en mi cama mirando al techo como siempre, respiré profundamente tratando de quitar todo el estrés que sentía, el primer día no estuvo tan mal, y me había dado cuenta de que Junior y yo teníamos una conexión.

Dangerous || Junior WheelerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora