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—¿Recuerdas la vez que Austin se besó con cuatro chicas en una noche?—dijo Aza tomando el café helado que se había preparado.

—Si, lo recuerdo—dije sin prestarle importancia—Junior no responde mis mensajes—Aza puso los ojos en blanco y suspiró.

—Ya no entiendo la relación que tienen, es decir—hizo una pausa para dejar su bebida en mi mesita de noche—un día están bien, se hablan normal, como amigos, al otro cogen, y al otro ambos se tratan de la mierda, ¿qué carajos pasa entre ustedes?

—Ni yo lo sé—dije levantándome de mi cama—llamaré a Mike, no tengo un buen presentimiento.

—¿Por qué siempre te ves tan paranoica?—se levantó de mi cama y tomando su bebida salió de mi habitación.

Marqué el número de Mike y me respondió al instante.

—Hola Mike ¿Junior está contigo?—pregunté.

—En realidad no—dijo sonando algo preocupado.

—¿Está todo bien...?

—No Kate, no se exactamente qué pasó, pero salió del departamento maldiciendo a su padre, creo que iba a su casa.

Mis ojos se abrieron con temor, rápidamente bajé las gradas, y tomando las llaves de mi auto hablé:

—Iré a su casa, Mike, si te llamo es porque necesito tu ayuda.

—¿Estás segura de ir sola?

—Si, tranquilo.

Colgué la llamada y encendí el auto, maneje lo más rápido que pude hasta que finalmente llegué a su casa, la puerta estaba entreabierta y todo se veía solitario, no había ni un solo ruido, no escuchaba nada, no sabía si eso era bueno o malo.

Tragué en seco y entré a su casa, no había nada, no había rastro alguno de él y su padre, el corazón me palpitaba a toda velocidad, tenía miedo, ni siquiera sabía por qué, pero tenía miedo, respiré profundamente para tranquilizarme y cuando lo hice escuché un golpe en la parte de arriba.

Y otro.

Y otro.

Ambos golpes acompañados de quejidos.

Las manos comenzaron a temblarme, y comencé a subir las gradas con lentitud, escuchando aquellos ruidos más fuertes a medida que iba subiendo. Al llegar a la parte de arriba miré hacía el pasillo que daba a las habitaciones, y mi respiración se detuvo por un momento.

No sabía cómo tomarme la escena que tenía ante mí, pero de algo estaba segura: estaba totalmente loca.

Junior agarraba uno de sus trofeos que se encontraban en su habitación, y con el mismo apuñalaba a su padre quien yacía en el piso sin vida, la sangre se esparcía por el piso volviendolo de color rojo, algunas gotas habían salpicado a las paredes, y otras, en el rostro y ropa de Junior.

Lo sé, tal vez debería correr, o por lo menos sentir ese miedo que sentí la primera vez que lo ví asesinar a alguien.

Pero no.

No sentía miedo.

Ya no.

Al contrario, mi mirada de terror se fue convirtiendo lentamente en una sonrisa.

Una sonrisa por verlo de esa forma, con la respiración entre cortada, soltando aquellos quejidos que se escuchaban tan suaves y a la vez tan sexys, y esa mirada que no decía nada, era una mirada vacía, acompañado de una expresión de fastidio tal vez.

Tras dar unos últimos golpes a su padre, respiró cansado, y se tiró a un lado del cuerpo tratando de recuperar la respiración, cerró los ojos relamiéndose los labios y en cuanto los abrió notó mi presencia.

Dangerous || Junior WheelerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora