16: El capricho de un vampiro

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Lentamente sus dedos se deslizan por las cuerdas de la guitarra, las notas de una antigua canción que lo hizo estremecer por primera vez se escuchan por todo su apartamento y el tiempo que marca golpeando el suelo con el talón derecho manda vibras por todo su cuerpo, y aun así no logra encontrar calma. La sensación de los cálidos labios contra los suyos sigue persistiendo, la imagen de aquellos rubies volviéndose fuego por el enfado y el sonrojo que escalaba hasta las orejas es algo que lo asalta cada vez que cierra los ojos.

Suspira, deja la guitarra de lado y voltea a ver la gran ventana, una que Rei odia y aterra a Enji, y sabe porque, pero no es algo que esté en su mente. Varios de sus vecinos ya lo han hecho, es un edificio que solo un suicida buscaría porque cuando el sol se levanta, sus primeros rayos van a esas ventanas y la amplia sala no posee un solo pilar que de una segunda oportunidad para pensar.

El edificio de los suicidas es como lo han llamado, el solo cree que a su madre le hubiera encantado vivir ahí o verlo llegar tan alto haciendo lo que le gusta. Se pone de pie, estira el brazo hacia arriba, mientras el izquierdo lo dobla tras la cabeza. Debe de prepararse antes de que los otros lleguen, aunque la lista de canciones ya ha sido enviada a Shinso para el ensaño de la tarde noche, lo más temprano que ellos se pueden permitir claro.

Luego de tomar una ducha, sale andando a su habitación completamente desnudo y toma un cambio limpio, dejando que sea el tiempo quien se encargue de secar su cabello, como normalmente suele hacer cuando no tiene presentaciones o citas. Al dejar la toalla sobre el respaldo de un banco, su mirada se queda atascada en los papeles sobre la mesa y sonríe de lado, apoyando los brazos en la madera para luego soltar una risilla.

No puede creer que haya hecho semejante petición a un contacto, por otro lado, esos papeles responden por qué ha estado pensando tanto en Eijiro Kirishima. Lo ha mandado a investigar y ahora sabe tanto de su vida que pudiera pertenecer a ella fácilmente, pero hay cosas que no vienen ahí; no viene el cómo se sintió cuando su hermano Iida se transformó y le hizo esa cortada en el parpado derecho, tampoco el qué pensó cuando sus padres lo dejaron en la ciudad humana... Quiere saberlo.

Lo quiere conocer.

Aunque es probable que eso no pase; ese beso marco una línea y Eijiro luce como el chico que se alejaría luego de semejante acción sobre su persona sin una autorización previa. Así que su amor a primera vista se quedará ahí, en un vacío cariño nacido de un encuentro no predeterminado.

Sisea entre dientes, colocando su frente contra los brazos.

Quiere verlo.

— ¡Prepara ese culo, perra! —El sonido de su puerta siendo abierta con brusquedad lo hace enderezarse, se gira y ve a Denki entrar animadamente, mientras que Sero y Mina se quedan bajo el umbral— ¡Porque te vas a cagar!

— Sé que no tengo vecinos a los cuales les molesté tus gritos de loca rabiosa, pero no hay necesidad de gritar —suelta un bufido—. ¿Qué noticias traes?

— Conseguí otro bar para otra presentación.

— Cabrón, no hemos ensayado las canciones de las tres próximas presentaciones —Voltea a ver a Sero—, ¿por qué le permites ser así de pendejo?

— Así venía cuando lo recogí, no me puedes culpar por eso.

— Chicos, tranquilos —Mina toma la mano de Sero, basando el dorso de esta antes de voltear a verlo. La relación de esos dos es rara, pues se presentan como novios, actúan como tal, pero en las fiestas o salidas llevan a la cama siempre a un desconocido. Él no podría compartir a nadie, es celoso. "Posesivo", decía su madre—. Hoy con Shinso podemos avanzar muchísimo, solo es cuestión de no cometer errores y es muy raro que lo hagamos, nos sabemos las canciones bien, solo es cuestión de mantener el ritmo del otro.

No Me Sueltes (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora