22: Dialogo

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Todo es demasiado. Los gritos, los aullidos; los quejidos agonizantes de quienes luchan por respirar, el sonido de las pisadas sobre aquella mezcla de lodo y sangre; el rasgar de la carne y el crujir de los huesos rotos, y el olor a quemado que se encuentra en todo lugar a donde vaya no hace más que empeorar todo.

Un hombre lobo salta tras de Bakugo, las largas garras logran clavarse en la espalda y el grito del vampiro se abre paso por la garganta al sentir como su piel es desgarrada profundamente. Katsuki se gira, se abalanza contra el licántropo y no duda en perforar el pecho, sosteniendo del otro lado del cuerpo un corazón que solo late dos veces antes de volverse negro.

Retira el brazo y deja que el cuerpo sin vida caiga, ve a su alrededor y al ver vástagos teniendo problemas contra una manada de lobos, se lanza a ayudar.

La guerra fue algo a lo que pensó que no iba a pertenecer, muchas veces durante su adolescencia escuchó de una Tercera GM, pero jamás llegó a afectar su vida directamente. Ahora, con las heridas de su espalda cerrándose y la sangre manchando su cara, sigue sin encontrarle un significado.

Está ahí porque su presencia a sido solicitada, asesina porque su vida está en riesgo y pelea porque tiene que ayudar a los suyos, sin embargo, no siente ninguna satisfacción.

No ha recuperado su sentido auditivo para escuchar lamentos, de eso está seguro.

A la mezcla de sangre y lodo se une las cenizas de aquellos vástagos que caen en batalla, y al ver el cielo en busca de color, lo único que encuentra es humo y polvo, son tan densos que no dejan pasar la luz del sol y eso les da ventaja.

Ah, él realmente quería ver los colores.

Al abrir los ojos, Bakugo ve el techo de su habitación y se pierde en él, en lo vacío y blanco que es. Lleva la mano derecha a la altura del rostro al notar incomodidad, frunce el ceño al no ver nada en la palma y al ver el dorso, suspira mientras usa la zurda para retirar la intravenosa.

El líquido rojo de aroma apetecible cae en el amplio pecho, se gira sobre el costado derecho y se impulsa con ambas manos para enderezarse. Al estar sentado, extiende el brazo y cierra el paso del flujo, haciendo una mueca al ver el desastre que ha hecho en la cama, el suelo y en él, parece escena de película de terror.

Bosteza, ve hacia la puerta de su cuarto y al encontrarse abierta, ve a Jirou pasar con guitarra en mano y una taza humeante, ¿café? Seguramente. Sale de la cama con movimientos mecánicos, se retira la camisa y la deja caer al suelo mientras anda fuera de su cuarto, viendo a la chica de cabello negro sentada en su sillón, el cual ahora ve hacía la ventana en vez de la gran televisión.

— ¿Por qué estás aquí? —pregunta Bakugo con voz seca, llevándose la mano a la garganta y pone los ojos en blanco al notar tela.

— Alguien tenía que cambiar el vendaje de tu carnicería.

— ¿Y los chicos?

— Dijeron que iban a venir más tarde —El de cabello rubio cenizo asiente ante lo dicho, ve hacia su cocina y se encamina a ella, tal vez pueda prepararse un café—. Oye, cuando me uní a la banda, no sabía que iba a tener que cuidar un culo suicida.

— La vida está llena de sorpresas.

— No firme para esto —Escupe la chica, pero a Bakugo le da igual. Normalmente no aceptaría ese tipo de trato, bueno, lo aceptó solo de una persona y es por esa persona que se encuentra así. Sisea, pasándose la mano derecha por el rostro.—. ¿Podemos añadir canciones de Alan Walker?

— Me da igual.

— ¿Qué te parece LP? —Vierte el agua caliente en la taza, entrecerrando los ojos cuando el vapor emerge— Me gusta mucho ella y creo que va contigo.

No Me Sueltes (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora