23: Perseverancia

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El tik-tak del reloj se mezcla con el sonido del yeso caer de la maltratada pared, los resortes del sillón rechinan un poco y hay música de fondo, pero es tan tenue que podría considerarse algo más bajo que un susurro. El viento no es favorable, pequeños granos de arena golpean contra el vidrio de la ventana; a lo lejos se pueden ver grandes y esponjosas nubes, unas que prometen una pesada y duradera lluvia.

Kirishima respira hondo antes de soltar un largo suspiro, realmente no puede sentir si en su pecho hay un corazón ajeno al suyo, pero por la reacción que ha tenido Bakugo sabe que es así. Se siente raro al ser consciente de ello y no puede evitar el preguntarse tantas cosas, desde: ¿por qué se encapricharía con él? ¿Qué pasa si él llegase a morir con ese corazón ajeno en su pecho?

— ¿Empiezas tú? —La pregunta de Bakugo hace a Kirishima salir de su ensimismamiento, algo que el rubio cenizo nota al verlo pegar un pequeño brinco— Eres quien ha venido, ¿no?

— Sí, yo... ¿Dónde está la mesa de billar? —pregunta el pelirrojo, desviando su atención de aquel intenso carmesí— ¿Por qué la tele está...?

— ¿Ahora eres de H&H?

— Solo estoy...

— ¿Huyendo?

— Mira, si vas a estar en ese plan, mejor me voy.

— Hazlo —Eijiro cierra los ojos ante esa respuesta, sí la esperaba, pero que doliera tanto no. Las palabras de Mirio vuelven y se obliga a respirar.

— Cuando te conocí por primera vez me pareciste un gilipollas; un clásico vástago mamón y creído —Bakugo sonríe de medio lado ante aquellas palabras seleccionadas para describir su persona.

— A mí me pareciste un cabrón —Kirishima hace una mueca.

— Te portaste grosero, claro que iba a responder igual... Solo pensé que tú significabas peligro. Un cartel de advertencia enorme o como una granada de fragmentación sin seguro, solo mi mano sosteniendo la manija evitaba que tronara.

— Vaya analogía la tuya.

— La segunda vez fue en UnderSky, cuando me besaste —El recuerdo viene a ambos, un sentimiento diferente despierta en cada uno y mientras para Bakugo es agridulce, para Kirishima es amargo—. Me molestó mucho. Tu actitud era asquerosa y eso que hiciste se me hizo sumamente grosero porque yo no recuerdo haberte dado entrada, lo peor fue el debatirme si decirle o no a Nika respecto a eso. Al final, me quedé callado.

— ¿Por qué no le dijiste?

— Porque Tetsutetsu y Toga lograron convencerme de que lo mejor era no decirle pues fue un beso que no correspondí ni pedí. Tampoco que me haya gustado —Ambos hacen una mueca; uno por su decisión de aquel entonces, el otro, por las palabras dichas—. Entonces nos vimos otra vez en la disquera de Shinso; comencé a sospechar que tú, bueno, me estabas espiando y ese día me lo confirmaste.

— Confirmé que te había investigado, no espiado —señala Bakugo, cruzándose de brazos—; es diferente.

— Eso no hace mejor las cosas y tampoco el hecho que usaste la situación de mi hermano para amarrarme a ti —Kirishima niega con la cabeza, apoya las manos ligeramente atrás para inclinarse—. Hubo muchas cosas respecto a tu actitud que me hicieron creer que no eras alguien agradable, actuabas más como un ¿rebelde?, pero aquella vez pediste a tus fanáticos formarse y firmaste por horas autógrafos, riendo y compartiendo un agradable momento con tus amigos ¿recuerdas?

— Esa vez yo —el vástago hace una mueca, agradeciendo encontrarse en la seguridad de su cuarto, aunque la puerta esté abierta— me emocioné mucho porque no te soltaste cuando te tome de la mano, además el viaje en moto fue increíble.

No Me Sueltes (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora