18: Brotes de Zinnia roja

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Sujeta la orilla del platillo haciendo que el silencio en su apartamento reine de nuevo, suspira y deja las baquetas sobre la caja, ve las palmas de sus manos y no le sorprende que hallan ampollas en ellas e incluso que estén tan abiertas que sangren, pero no es de preocuparse, en un par de segundos se cerraran y solo es cuestión de minutos para que luzca como si nunca hubieran estado.

Cuando recién fue transformado eso le resultó fascinante e hizo muchísimas cosas en contra de su cuerpo para ver qué tan capaz era, qué tan rápido podía sanar y cuánto tiempo ocupaba cada herida, volver a unir su dedo meñique le tomo tres días. Enji se molestó muchísimo cuando supo de sus "experimentos", peor le fue cuando conoció a Rei, quien inmediatamente adopto el papel de madre y le dio los sermones que él nunca pudo escucharle a su mamá.

Sonríe por el recuerdo, voltea a ver hacia la barra de su cocina y centra su atención en el celular, esperando que suene, pero no lo hace. Lleva sin hacerlo desde que le dio su número a Eijiro, ¿por qué no lo llama? ¿Qué no quiere saber lo que van a hacer? Tal vez tenga que ser él quien se acerque primero, quien dé los primeros pasos para conocerse y eso no lo pone muy cómodo, no sabe cómo hacerlo. Puede pedir ayuda, sí, pero se ha dado cuenta que eso de nada va a servir.

Cuando pidió ayuda para saber más sobre "el amor a primera vista" y el "capricho" todos le dieron una respuesta desde una perspectiva diferente, desde donde a ellos les tocó vivirlo y eso solamente le deja algo en claro, que él tiene que vivirlo por su cuenta y entenderlo desde su propia vivencia, y quiere vivir algo bonito.

Con eso en mente, se pone de pie y se encamina a tomar su celular, apoya los codos en la barra y se va a sus contactos registrados, los cuales no son muchos a pesar de los años que tiene con el móvil y la gran cantidad de vampiros que conoce, por lo que buscar a Eijiro solo deslizando el dedo por la pantalla resulta ser rápido y fácil.

Piensa en si marcar o no, ¿sería mejor enviar un mensaje? Sí, tal vez sea más conveniente ¿qué si el celular le suena durante algún entrenamiento? No quiere distraerlo y que lo golpeen, sabe que los Beggars se toman las cosas muy en serio y no quiere intervenir en eso.

"Ven a mi apartamento, te espero", ve lo escrito por un par de segundos antes de añadir: "... a las ocho". Sí, mejor. Necesita dormir, debe de estar descansado cuando llegue y verse bien, porque la camisa de tirantes blanca y la pantalonera no es algo que quiera mostrarle, no todavía; sería como recibirlo en pijama. Aún no llegan a esa etapa de la relación, ni siquiera son amigos.

Ve hacia la gran ventana que tiene la pesada cortina deslizada, el claro cielo amenaza con una mañana sin rastro de nube y por un momento se pierde en esos llamativos colores. Recuerda haber visto muchísimos sentado o de pie en la orilla de un gran edificio cuando era humano, sus intentos fallidos.

— Cerrar cortina —habla alto, el comando de voz obedeciendo inmediatamente la orden.

Deja el celular nuevamente en la barra, camina hacia su cuarto y se deja caer boca abajo, su cara hundiéndose en la suave almohada. Ladea el rostro y la pared sin nada llamativo o decorativo lo hace perderse en sus memorias.

Su madre le extiende ambos brazos, sonriendo radiante cuando él los toma y le permite atraerlo a un fuerte abrazo, sabe que ella ha comenzado a tararear porque siente las vibraciones del pecho contra su oído y eso le sienta bien. Tanto que lo hace cerrar los ojos.

Una mano toma la suya, entreabre los ojos y mira a su padre, quien lleva ambas manos a la altura donde se le facilite verlas.

"¿Te ha ido bien en la escuela?" —asiente en respuesta, antes de apartarse de su madre— "Has crecido muchísimo".

No Me Sueltes (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora