3 Miradas entrelazadas.

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Cuando David se bajó del vehículo para mirar al maestro de Nazaret se quedó quieto.

Mejor dicho pasmado.

Y es que cuando Nazaret lo llamó saludándolo el fijó su mirada en esos ojos detrás de esos lentes de marco delgado dorado.

Esos ojos que se abrieron tiernamente cuando lo vieron, ojos color miel, tan brillantes que se movían nerviosamente al parecer mirando toda su cara, pudo también detallar el color de su piel, tez clara, con los labios entreabiertos, vestía de un suéter tejido color café con al parece cuadros blancos que le llegaban hasta casi un poco más allá del inicio de las manos, abajo de eso tenía una camisa cuello de tortuga negra.

Pero lo que más le llamaba la atención eran esos ojos que se le hacían tiernos mirándolo a través de esos lentes.

El malestar que tenía en su pecho se desvaneció como si nunca hubiera existido, en su lugar algo caliente como fuego ardió en su pecho y luego se expandió a su estómago haciendo que contrajera su abdomen por tal sensación.

Su corazón frío y de roca dolió, pero de tanto latir, sentía que se le podría salir por la boca.

Un pensamiento cayó como un rayo en su mente.

Lo quiero.

Por parte de Elian el sentía que si las miradas mataran el ya estaría tres metros bajo tierra con flores en su tumba y sus hermanos llorando su tan miserable muerte tan ridícula.

Miraba fijamente al hombre frente a el, de tez morena, cabellos negros peinados hacia atrás y algunos cayendo en su frente, sus ojos cafés oscuros, sus labios en una línea recta y su barba de tres días, sus facciones estaban Marcadas y más la mirada seria que le daba le daba a su rostro ese aspecto aterrador y varonil al mismo tiempo, y más con sus ropajes que eran de una camisa negra con dos botones desabrochados y las mangas remangadas mostrando algo de su pecho que estaba tatuado y todo su brazo izquierdo, pero no importaba la ropa sino el porte que se cargaba, de brazos bien formados que se le notaban las venas y la de las manos también.

Sus hombros y pecho bien formados que sin duda le atraería a cualquier mujer. A él le causaba algo de miedo.

Y es que se ve que si le quiere dar un golpe hasta ahí llega.

Traga y carraspea algo fuerte, quiere salir de la situación, sonríe lo más sincero que puede y no se dió cuenta que esa sonrisa fue como una flecha directo al corazón del temido hombre frente a él, gracias a Dios Nazaret vuelve a hablar.

_ ¡Maestro Elian!, el es mi tío David, tío el es mi maestro, mi favorito en todos mis años de primaria.

Elian rie, como si hubiera estudiado mucho pero corta su risa al ver que el otro no hizo el amago de ni siquiera saludar.

Angel quien miraba la situación atónito decidió hablar por que ninguno de los adultos presentes tenía intenciones de hacerlo.

_ Maestro jones.

Elian mira al hombre de cabellos castaños oscuro, ojos negros y facciones marcadas también. A parte de que también tenía un porte autoritario pero no tanto como el de el hombre frente a él.

_Disculpe a mi amigo. Es amargado de nacimiento.

David pareció salir del trance dónde estaba y voltea a ver enojado a Angel.

_¿Acaso no puedes estar tranquilo sin estarme jodiendo las bolas Angel?.

Angel abre los ojos y ve al maestro. David se queda de piedra y voltea rápidamente a el maestro quien lo mira fijamente tapándole los oídos a Nazaret quien jugaba con sus deditos entretenida.

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