Raros principios 2.

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-Yo no lo estoy provocando profesor.-Me senté en el escritorio.-Por qué no práctica un poco de aquello qué me dijo.

-Por qué estoy ocupado señor Potter, el escritorio no es para que se siente.-Movio su mano mientras calificaba unos pergaminos.

-¿Y cuando no está ocupado?, no puede solo decirme eso y dejarme con ganas.

Pov...Tom.

Solté una carcajada y Vi al jovencito con cara provocativa de mi escritorio.

Era divertido verlo así, y a eso sumándole lo lindo qué se veía, con esos lentes redondos y el cabello rizado.

-Hoy en la noche, búscame en la torre de las serpientes y jugaremos un poco.-Me sonrió emocionado.-Potter.

-¿Qué?.-Dijo.

-Yo no soy un adolescente que se va a enamorar de ti, te lo advierto por si no lo sabias.-Asintio.

-Esto es un juego lo se, recuerda que dije qué no pondría una cuerda en mi cuello, enamorarme de un mestizo también es atar una cuerda a mi cuello, además tú y yo no nos conocemos.-Asenti.

-Es un juego entonces.- James se bajó del escritorio y camino un poquito.

-Si, pero no quiere decir que no lo vaya a disfrutar.-Me reí y el se despidió con su mano antes de salir del curso.

Yo tampoco pondría una soga a mi cuello enamorándome de un alumno.

Semanas después......

Repetía eso en mi cabeza cuando luego de un fin de semana ví a James con un corte en su cara y un puñetazo en el ojo, jure que no me preocuparía por alguien a quien solo me cogía unas veces a la semana, pero después de haber visto durante tres fines de semana seguidos golpes en su cara empecé a preocuparme de verdad por el, y por su notorio cambio de ánimo.

-Señor Potter puede quedarse.-Dije al terminar la hora clase, James está semana había estado evitando hablarme o verme dos semanas seguidas.

El no dijo nada, se despidió de sus amigos y se quedó, cerré la puerta cuando me asegure qué estábamos solos.-Jamie, por qué no has venido a verme estos días.-Bese su mejilla.-¿Y ese golpe?.

-Tom tengo que irme, si me hiciste quedar solo para quejarte de que te evite estos dias, lo lamento, es qué tengo unos problemitas personales.-El iba a irse y sujete su brazo y le di la vuelta contra la pared, el cerro los ojos adolorido como si mi toqué le causará dolor.

-¿Hay más golpes?.-James me miró y no dijo nada.

Lo sujeté y safe la capa del uniforme, el en realidad no peleó ni se movió cuando le quite la parte de arriba de la ropa y descubrí unos cuantos moretones en su piel.-¿Quién hizo ésto?.-Sujete su carita y el empezó a llorar.

-Ya no quiero irme de Hogwarts Tom, estoy asustado.-Me abrazo.-Ya no quiero irme a ningún lado, quiero quedarme aquí, contigo.

-No llores, voy a curarte ésto.-Nos traslade a mi cuarto con magia y lo senté en mi cama.

Pase la poción por su piel y eliminé el dolor y las heridas.-¿Ya no te duele?.

-No.-Susurro lentamente y se recostó en mi cama.

-James tú padre te hace eso.-El asintió con la cabeza en la almohada.-¿Por qué?.

-Está molesto y digamos qué en verdad no puedo controlar el molestarlo, cuando me golpea sigo provocandolo y en verdad todo acaba mal.-Me senté junto a el y acaricié su cabeza.

-Niño travieso.-Bese su hombro.- Cariño creó que deberías aprender a no provocarlo entonces.

-El no debería golpearme, tu golpearias así a tú hijo.-Me miró con los ojos llorosos.-Yo no golpearía a mis hijos.

-No, claro qué no.-Lo cobije.-Me conoces James, no soy el tipo más sentimental del mundo, pero no soy un maldito golpeador.

Se dió la vuelta y me miró con sus ojos llorosos.-Amame.-Me susurró.-Estoy cansado de ser el juguete de todos.

-No tienes qué pedir a alguien qué te ame, si ese alguien ya te ama.-Bese la punta de su naríz.- Solo tienes qué dejarte amar y ponerte la soga al cuello junto a mi.

-Acepto.-Sonrio.-Me colgaría de la soga si es por tí.

Abracé su cintura.-No quieras matarte porfavor, no necesito que te sacrifiques por mi, yo estoy aquí para protegerte.

-Gracias Tom.-Lo solté lentamente y el se arrodilló en la cama y me beso lentamente.-Tengo que ir a clase.

-Si, has el deber.-Lo señalé.-No volveré a ponerte sobresaliente solo por qué me sonríes y te ves bonito James, una cosa era que te acostabas conmigo y una muy diferente es qué seas mi pareja, no me gustan las personas procastinadoras, si no haces un deber te pondré cero.

-Bien lo haré.-Se puso su ropa y volvió a besarme.-Te quiero bye.

Corrió a la puerta como niño travieso y se fué, el me daba años de juventud que evidentemente yo ya no tenía.

Verlo en clases era una constante prueba de mi paciencia, James era malcriado e impertinente, molesto y tonto en muchos casos.

-James el deber.-Dije viendolo mientras estaba acostado en mi cama.

-En mi maleta.-Lo saco y me lo entregó.

-¿A qué hora lo hiciste?.

-Estuve en prácticas lo siento, pero lo hice.-Suspire.

-Eres insufrible Potter, que voy a hacer contigo.-Se levantó de la cama y camino al cuarto de baño, mientras terminaba de calificar.

-Tom.-Paso sus brazos por delante y Vi su reflejo en la ventana.

-James.-El me beso la mejilla.-Mirame.

Cuando me di la vuelta descubrí qué tenía puesto mi bata de baño, y qué por debajo era evidente no había nada.-Joven Potter.-Le guiñe un ojo.-Esta muy guapo.-Tire de sus manos y lo senté en mis piernas.

-Lo se.-Susurro en mi oído.

Jugueteamos un rato,pero tal y como la primera vez, o una de las otras veces que habíamos estado juntos, nunca llegué a en verdad estar con el, jamás me atrevía a penetrarlo, el era muy joven y temía por su futuro, y si lo deseaba, deseaba mucho amarlo de esa manera pero no podía por ahora.

-Te amo.-Le susurré a sus espaldas, éramos un manojo de líquidos corporales y jadeos.

-Te amo Tom.-Susurro.

ONE DAY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora