"Como dijo alguien sabio alguna vez, la peor maldición es el amor.
Pero negar el poder para hacer el bien que representa el amar, es de alguien que jamás ha amado, o aún peor, que amó y perdió.
Así como Jesús nos amó tanto que murió en la cruz para salvarnos.
Así como una madre puede dar su vida sin dudarlo por un hijo.
Así como una brujita puede arriesgar su vida por la de la persona que ama.El amor es un motor que nos puede llevar al destino más precioso, a una vida junto a una persona que aún si está lejos nunca nos dejará sentirnos en soledad.
O puede hacernos soportar lamentos, y perseguir un camino que sólo lleva a estar con una persona que puede hacernos sentir en soledad, aún si está caminando de la mano con nosotros.Lo único que podemos hacer, es enfocar nuestro amor en la persona correcta, y entender cuando este no es recíproco. "
Diana soltó la pluma con la que escribió en su diario, había sido un día extraño.
Después de que tuvo su siesta con Akko, pasó con ella su mañana mientras investigaba hechizos de velocidad, para al menos así justificar su inasistencia con Finneland. Tras eso solo tuvieron clases normales, Akko acompañó a Sucy y Lotte a comer y ella decidió ir a su habitación.Se recostó en la silla y miro hacia el techo, Hannah y Barbara se habían quedado en clases extra así que estaba sola en la habitación.
Comenzó a pensar en lo que pasó anoche, la forma en que intento que Akko se fuera y lo confundida que estaba.
Hoy decidió tener su espacio para ella y darle igual a Akko un momento, por eso no la acompañó.
-Cavendish. -Dijo una voz masculina que resultaba familiar para Diana. Ella cerró los ojos, aún con la mirada hacia arriba.
-¿Por qué estás aquí? - Preguntó Diana, aquel demonio del amor que habían enfrentado hace tiempo, estaba apoyado en la pared de su recámara. -De alguna manera tras todo lo que pasó, no te odio. Entiendo tus motivaciones, y la profesora Úrsula nos explicó un poco más de quien eras y tu historia. Eso no quita que no debas estar aquí, menos entrando de repente al cuarto de una dama.
-El amor entre seres mágicos es el más fuerte que hay, si estoy lo suficientemente cerca puedo percibir cuando sucede algo raro entre tú y Akko o entre Chariot y Croix... Como sea, no estoy aquí para ser tu nuevo amigo y que me cuentes tus problemas maritales, sólo venía a avisarte que "eso" va a despertar otra vez.
-¿Eso? - Preguntó ella, al fin poniendo su mirada en el intruso. Sentía la increíble cantidad de magia oscura que emana de un demonio como él, pero no había algún indicio de hostilidad, así que se relajó por un momento para recordar lo que ha estado pasando estos días. -Es por lo que hizo mi familia ¿Verdad?
-No sólo lo que hizo, lo que harás. ¿Conoces esa historia? - Preguntó, mientras caminaba al rededor de la habitación.
-Cuando era muy pequeña, mi madre me dijo que nuestros antepasados habían peleado constantemente por mantener un gran mal antiguo encarcelado. Me contó como mi abuelo, junto a mi difunto padre y varios prodigios en magia blanca de otras familias importantes, renovaron el sello que lo mantiene prisionero. - Dijo la rubia, con una pequeña sonrisa al recordar a su madre. -Pero sólo parecía una leyenda familiar.
-A todo ser mágico, trolls, hadas, demonios, hechiceros y brujas, les encantaría que sólo fuera una leyenda familiar. - Respondió, apoyando sus dos manos en el marco de la ventana. - Junto a ese sello, hubo un culto de magos oscuros que creen que el verdadero destino de la humanidad y la magia es perecer ante ese monstruo. Sé que varios miembros de esta generación de aquellas familias no han dado herederos lo suficientemente talentosos para hacer algo ante el caos que llegará, y se que otros que si lo son, están siendo cazados por el culto.
Diana por un momento recordó lo que ha estado viviendo últimamente, la sangre en su casa, la sensación extraña de peligro constante, incluso el impulso de alejar a Akko porque siente que en cualquier momento algo malo le podría pasar.
¿Por qué me ayudas? ¿Por qué me dices todo ésto? - Preguntó Diana, levantándose de su silla.
-No te estoy ayudando, sólo creo que una chica huérfana de 17, no debería lidiar con problemas de hace más de 300 años.
Cuando Diana volteó, ya no estaba. ~Vaya cliché~ Pensó, y decidió acostarse en la cama que últimamente ha estado compartiendo con Akko.
Aquella noche en que le pidió que se vaya ¿Por qué fue? Aún no podía entenderlo, simplemente sintió que debía alejar a Akko de ella lo antes posible, aunque deba tratarla mal.Fue un acto irresponsable, fue bastante cruel con ella... No es la forma en que una pareja actúa, debería contarle lo que está sucediendo, pero en lo que Akko volvía de estar con sus amigas, hablaría con la profesora Chariot.
Salió de la habitación, no era tan tarde por lo que la profesora seguramente estaría caminando por los pasillos, así que comenzó a buscarla por el segundo piso. Habían varias estudiantes por los pasillos, pero cuando dobló una esquina, la academia se sintió vacía.
Se dio la vuelta para volver por donde vino, pero ya no vio a las estudiantes que pasaron a su lado hace poco.
Sabía que algo malo estaba pasando, había una sensación opresiva en el aire, sintió un escalofrío en su espalda apenas vio una sombra acercándose a ella por la misma esquina que había regresado, sentía un impulso por gritar que venía desde lo más profundo de su ser, sabía que sea quien sea, tenía un nivel mágico muy por encima del suyo.
-Metamorphie Faciesse. -Conjuró la bruja de inmediato, evitó que su miedo la controlara y se convirtió en gato, para salir por una de las ventanas y bajar al patio, tenía el claro presentimiento de que si se quedaba dentro de la academia estaría en peligro.
Volvió a la normalidad al tocar el suelo, el ambiente opresivo desapareció y vio unas chicas sentadas en una de las bancas que se encontraban por el patio, así que se tranquilizó un poco. Ya no debía encontrar solo a la profesora Chariot de inmediato, debía encontrar a cualquiera de las profesoras, las demás alumnas podrían correr peligro.
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Amor Unico [Akko X Diana] [Diakko]
FanfictionNo hay nada peor que sufrir por un amor no correspondido, complejo, imposible. Lo deseas tanto que empiezas a olvidarte de la realidad, la cruda realidad, las dificultades y los problemas que tu apellido representan, o simplemente perder el orgullo...