Primeros recuerdos de él

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Felicity

La semana que siguió el incómodo encuentro con el señor Bridgerton, Hyacinth me invitó a ir a la modista juntas, ya que pronto empezaría la temporada y que teníamos que destacar, puesto que éramos debutantes.

Decidí empezar a referirme a Gregory, como el señor Bridgerton, porque no quedaba ningún rastro del niño que había conocido y que reconozco, fue mi primer amor.

Desde que nací, siempre estuve rodeada de la familia Bridgerton. Penélope y yo nos llevamos siete años, por lo tanto ya era amiga de Eloise cuando nacimos Hyacinth y yo.

Enseguida, se convirtió en mi mejor amiga, porque madre no dejaba que estuviésemos con otras niñas, de otras familias.

No recuerdo exactamente cuando me empezó a gustar Gregory, pero sí que recuerdo, que me regalaron un cachorro, cuando cumplí ocho años y que se perdió. Ese día, lo pasé llorando. Los criados buscaron a mi pobre perrito por todas partes, por desgracia, ninguno dió con él. Por la tarde noche, cuando me rendí y estaba decidida a volver a casa, oí cómo me llamaba una voz. Me giré y una sonrisa invadió mi cara. Gregory había encontrado al cachorro, estaba en sus brazos, empapado, pero, a salvo. Corrí hacia él y le di las gracias. Le di un beso en la mejilla para agradecerle, a pesar de haber mencionado esa palabra mil veces.

Creo que fue esa noche, cuando ya estaba en mi cama, escondida entre las mantas que lo vi como un héroe. Sentí algo en mi pecho, esa sensación me hizo sonreír, definitivamente me parecía un chico increíble.

Con el tiempo, dejamos de vernos. Ya no éramos niños y no le hubiese parecido adecuado a nadie, que siguiéramos tratándonos de esa manera.

Cuando se fue a Eton, mis sentimientos por él, ya se habían casi completamente desvanecidos, pero ahora que volvía y que madre insistía, no me quedaba otra que enfrentarme a la situación.

La puerta de la casa de los Bridgerton se abrió antes de que pudiese tocar. El señor Bridgerton salió rápidamente, no se percató de mi presencia y le dió indicaciones al mayordomo.

El mayordomo se fijó en mí y me preguntó si deseaba entrar.

Gregory se giró en mi dirección y se disculpó.

- No se preocupe, simplemente no me vio.- Traté de tranquilizarlo.

- De verdad que lo lamento, no deseaba asustarla, ni incomodarla...- Se excusó tímidamente.

El mayordomo parecía divertido ante la sorprendente timidez de su joven superior.

- Le aseguro que no es nada, ¿me quiere acompañar dentro? Voy a ver a su hermana.

Me miró aliviado. No pude contener una sonrisa tonta.

De repente, sentí que el agradable cosquilleo en la barriga que me producía ese chico años atrás, volvía.

Me obligué a mí misma a respirar y a pensar en no volver a enamorarme de él. Era por mi bien.

Me tendió el brazo y lo acepté a regañadientes, yo era la que le había pedido que fuera conmigo.

Se aclaró la garganta, nervioso.

- Creo que se ve hermosa, hoy, señorita Featherington.

Clavé la mirada en sus ojos color avellana y no pude evitar sonrojarme.

Aún así me atreví a contestarle.

- Gracias, señor Bridgerton, usted tampoco está mal hoy....

Se paró un instante, no entendía lo que pretendía hacer.

Miré al chico Bridgerton intrigada.

- ¿Se encuentra bien?

Asintió con la cabeza.

- Solamente, me preguntaba...¿En qué momento, nos distanciamos tanto? ¿En qué momento, me convertí en el senor Bridgerton que tanto oigo nombrar?

- No estoy segura de haber entendido lo que quería decir, señor Bridgerton.

Me miró tristemente.

- A eso me refería....

Hyancinth nos alcanzó antes de poder llegar al salón.

Me lanzó su típica mirada pícara y le tiró la lengua infantilmente a su hermano.

- ¿Podemos irnos ya?

- Por supuesto, lo tengo todo. Le dije a madre que nos acompañaría tu doncella.

- Hablando de eso. Hay un cambio de plan.

- ¿Un cambio de plan? ¿Qué quieres decir con "un cambio de plan".- Arqueé la ceja.

- Déjame terminar. Mi doncella se encuentra mal, está indispuesta, creo que pilló un resfriado. Por esa razón....- Se giró hacia su hermano.- Debería de acompañarnos Gregory.

No me lo podía creer.

- ¿A la modista?

Hyancinth asintió felizmente.

La cara de su hermano cambió literalmente de color.

- Hyacinth, tenía pensado ir al club hoy y...- Su hermana no lo dejó terminar.

- Por favor, solo por hoy y además fue idea de madre, no mía.- Le pidió suplicante.

Su hermano, por desgracia, accedió.

Media hora más tarde, me encontraba agarrada del brazo de ese mismo chico y Hyacinth que iba agarrada de su otro brazo, observaba aburrida al resto de londinenses, pasear por Grosvenor Square.

𝐷𝑎𝑦𝑙𝑖𝑔ℎ𝑡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora