El rival

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Me alejé un momento de mi querida amiga y de su hermano y me encontré cara a cara con Gareth.

- Señorita Featheringhton.- Exclamó el joven.- Pensaba que no la volvería a ver esta noche.

- Pues, aquí me tiene.

Dejó escapar una risa al oír mi comentario. 

- Es usted realmente divertida, aunque, ¿quiere saber una cosa?

Le miré atentamente, intrigada.

- Yo también lo soy.

Me tendió su brazo.

- Vamos, los jardines le gustarán.

Retrocedí, dubitativa.

- No sé con certeza si será buena idea.... 

- Le prometo que no le haré nada, si eso es lo que le preocupa....

Gareth me miró insistente. A pesar de querer a Gregory, no podía negar la hermosura de su rostro, ni sus ojos tan profundos, que dejaban claras sus intenciones.

Me pregunté que pasaría si me dejase llevar.

Solo existía una sola manera de descubrirlo. Accepté su brazo, confiada, demasiado para mi gusto.

Caminamos hasta adentrarnos en los jardines. Reíamos, bromeábamos y de vez en cuando, él me coqueteaba un poco.

Tropecé con la raíz de una árbol y caí. Gareth me ayudó a levantarme y se quedó observándome fijamente.

- Ocurre algo?- Le pregunté.

- No, solo me estaba preguntando, cual sería su reacción si la besará....

Me quedé sorprendida por su pregunta.

- Apenas nos conocemos....

- Por favor, no me diga que no ha notado la conexión entre nosotros.

Solté su mano que había estado agarrando un largo rato y me giré en la dirección opuesta.

- Bien, no se preocupe, me lo tomaré como un no.

Deseaba aclarar las cosas para no tener problemas con él en un futuro próximo. Por supuesto que había notado la conexión, claro que me sentía atraída por él, de alguna manera, pero, Gregory seguía siendo el dueño de mi corazón.

- Escuche, me siento extremadamente halagada por todo el interés que ha mostrado por mi persona, sin embargo; me temo que debo rechazarle. Hay alguien que me importa particularmente, que no se merece que le trate de esta manera...

Gareth asintió con la cabeza. Mi corazón dió un vuelco ante su mirada cargada de decepción.

Rezaba interiormente para que Gregory no me defraudará.

Gareth me acompañó, hasta llegar dentro de la mansión. Me dejó y se fue, seguramente para ir a coquetear con otra jovencita.

Vi a Gregory a lo lejos, bailando con una chica que desconocía. Ella le agarraba el brazo con fuerza y le sonreía tontamente, él se mantenía serio y apenas abría la boca, cuando ella le hablaba.

No se percató de mi presencia hasta el final del baile. Dejó a la chica en medio de la pista de baile, sola, y se dirigió en mi dirección.

Sus ojos buscaron con anhelo los míos. Sus dedos acariciaron los míos efusivamente. Pensaba que recibiría un beso de su parte, cuando una voz lo llamó.

- ¡Bridgerton!

Sonreía alegremente de ver a su amigo, hasta que se dió cuenta de nuestra cercanía.

- St Claire. ¿Tú aquí? Deberías de estar en Eton.

- Lo mismo te podría preguntar a tí. ¿No me presentas a tu acompañante?

Gregory nos presentó, aunque, claro, ya nos conocíamos.

Supliqué con la mirada a Gareth que no dijese nada de nuestro paseo. El chico pareció pensárselo.

- Tiene gracia. - Dijo Gareth.

- ¿El qué?- Preguntó Gregory.

- Hace menos de una hora, tu acompañante se deleitaba en mis brazos y fuimos la mejor pareja en la pista de baile. ¿No nos vistes?

Gregory puso una cara de no entender nada.

- Es imposible.

- No lo es. Me dejó hasta robarle un beso.

Mentira.

- No, Gregory, no, no le dejé hacerlo....

Sin que nadie se lo esperará, Gregory estampó a Gareth contra la ventana de la sala de baile. Unos gritos ahogados, llegaron hasta mis oídos.

Gareth le devolvió el golpe, dándole un puñetazo en la barriga. Ambos se estaban pegando más y más fuerte. Asustada, me metí entre los dos. Recibí un golpe en plena cabeza y me desmayé.

Me desperté minutos más tarde, la vizcondesa viuda me estaba examinado la herida y me ayudó a reincorporarme lentamente.

Lady Danbury parecía tener un altercado con su nieto. Hyacinth y Lord Bridgerton estaban con Gregory, ella curandole las heridas y él gritándole lo infantil que había sido su comportamiento.

Sin pensarlo dos veces, me levanté rápidamente y me dirigí hacia él.

Al verme, Hyacinth agarró a su hermano mayor del brazo y ambos se alejaron. Le sonreí a Gregory.

Me dolía la cabeza y sentía que ya no tenía ninguna fuerza en mi cuerpo.

Él me abrazó y pude sentir la calidez de su cuerpo contra el mío.

Le acaricié la cara, deseosa de estar a solas con él. Pareció entenderlo porque me cogió de la mano y salimos al jardín.

Nos adentramos a lo que era un bosque dentro del jardín. No era el mismo, que al que fui con Gareth un par de horas antes. Era más lejos aún. Caminábamos y caminábamos sin parar, hasta llegar a un lugar en el que no se escuchaban, ni risas, ni gritos.





𝒟𝒶𝓎𝓁𝒾𝑔𝒽𝓉 𝓎 ℒℴ𝓈 ℯ𝓃𝓇ℯ𝒹ℴ𝓈 𝒹ℯ𝓁 𝒸ℴ𝓇𝒶𝓏ℴ́𝓃 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora