La modista

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Felicity

La cortina se abrió y di un par de pasos para llegar a la altura de mi amiga y su hermano.

Era el primer vestido que mi madre le había pedido a la modista que confeccionará para mi presentación ante la reina.

Hyacinth estaba jugando a darle empujoncitos a su hermano y Gregory se los devolvía todos y cada uno de ellos.

Hyacinth me observó de pies a cabeza y se quedó con la boca abierta de par en par.

- ¡Estás increíble!

Me sonrió animadamente y me guiñó el ojo mostrándome a su hermano con un leve movimiento de mentón.

Gregory no había dicho nada hasta ahora, sus ojos se habían abiertos como platos. Había abierto y cerrado la boca varias veces, como un pez, como si hubiese estado a punto de hablar, sin embargo decidió guardar silencio.

Su hermana intervino sin tratar de disimular su entusiasmo.

- ¿No crees que Felicity está hermosa y que ese vestido le sienta muy bien?

Gregory

Contesté enseguida sin pensármelo dos veces.

- No está hermosa. Ella es hermosa. Probablemente sea la mujer más deslumbrante que mis ojos han podido contemplar.- Me quedé sin aliento.

Hyancinth me sonrió con malicia y Felicity me miró confundida.

Cuando la vi abrir la cortina que nos separaba, me fijé en cosas que no había visto antes de ella.

Cómo le había dicho a mi hermana, a mis ojos, era la criatura más bella del mundo.

Había tratado de mostrarle mi admiración cuando llegó aquella mañana, pero Hyacinth nos interrumpió.

Llevaba un vestido largo, blanco, con volantes, un poco abierto por arriba, se podía apreciar su escote y el comienzo de sus pechos que dejaba lugar a la imaginación.

Sus curvas dejaban entrever que eran suaves.

Escondí la embarazosa reacción de mi cuerpo como pude.

Felicity

¿De verdad acababa de decir que era "la mujer más deslumbrante a sus ojos"?

Sentí cómo me sonrojaba, jamás me habían dicho algo así. Sabía que era guapa, la gente me lo decía y lo sentía en su manera de mirarme, pero no me lo decían tan directamente como lo había hecho él.

Busqué su mirada con mis ojos. La evitó discretamente, pero no lo suficiente para que no lo notará.

Traté de llamar su atención varias veces, sin embargo, se puso a ignorarme.

¡Dios! Detestaba ser ignorada por aquel hombre.... Por una extraña razón necesitaba su mirada en mí constantemente.

Me seguí probando los otros nuevos vestidos que mi madre había encargado el otro día.

Hyancinth eligió algunos ya confeccionados y encargó otros. Felicitó a la modista por su trabajo ya que había recibido muchos elogios, los vestidos que llevaba últimamente, gustaban mucho, tanto a sus amigas más cercanas como a la gente de la alta sociedad que no estaba en la lista de amigos íntimos de la familia Bridgerton.

Cuando Hyacinth se entretuvo hablando con la modista y que cambiaron de habitación para buscar otros vestidos, su hermano abrió la puerta y salió. Intrigada, le seguí afuera.

No se percató de mi presencia, parecía perdido en sus propios pensamientos. Me preguntaba lo que estaría pensando ahora mismo....

Yo solo podía pensar en él y en cuanto odiaba que no respondiera a mis preguntas.

Acerqué mi mano a la altura de su hombro. Se giró sorprendido, no se esperaba que fuera tras él.

- ¿Señor Bridgerton?

- Ah, Felicity, digo, señorita Featherington....

- ¿Necesita algo?-Me preguntó.

Fui directa al grano y no dejé que insinuara que no había sucedido nada entre nosotros esos últimos días.

- ¿Por qué me ignora?

Soltó un resoplido y se rascó la cabeza sin saber qué decir.

- ¿Hice algo mal? ¿Le incomodé?

- ¿Usted? No, nunca me haría sentir incómodo....

- ¿Entonces, de qué se trata?

No obtuve ninguna respuesta. Esperé pacientemente una respuesta que nunca llegaría.

- ¿Señor Bridgerton?

No manifestó ningún interés en escucharme. Volví a llamarle.

Sin pensarlo, volví a llamarle, pero esta vez por su nombre de pila, provocando así una reacción por su parte.

- No lo hago porque quiero, Felicity. Es por nuestro bien.

- ¿Qué significa eso? No estoy entendiendo nada....

Me miró fijamente durante un par de segundo y delicadamente, cogió mi mano y empezó a acariciar el dorso, antes de contestar.

- Tengo que controlar mis sentimientos.

No supe qué contestar a eso. Permanecí en silencio.

- Significa que me tiene locamente enamorado.

El chico soltó mi mano y se alejó un poco de mí.

No podía procesar su última revelación. Era imposible.

- Entiendo que usted no sienta lo mismo.

- Yo... señor Bridgerton....Gregory, creo que también siento cosas por usted....

¡Diablos! No podía aguantar más la tensión entre nosotros. Me puse de puntillas y estampé mis labios con los de él.

Me agarró de la cintura y me acercó más a él. Podría morir feliz si me besará de esa manera todo el tiempo.

Todos los londinenses que pasaban por esa calle, eran libres de vernos besarnos apasionadamente.

𝒟𝒶𝓎𝓁𝒾𝑔𝒽𝓉 𝓎 ℒℴ𝓈 ℯ𝓃𝓇ℯ𝒹ℴ𝓈 𝒹ℯ𝓁 𝒸ℴ𝓇𝒶𝓏ℴ́𝓃 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora