El soltero más codiciado

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- Es bueno para tí, hijo, pensar en el matrimonio. Puede ser sorprendentemente agradable.- Kate trató de sonar convencida para que su hijo le prestara atención.

- Con todo el respeto que le debo, madre, dudo sinceramente que el matrimonio sea de mi agrado.

- Todos los hombres dicen eso antes de casarse, tu padre también lo hizo.

Edmund se metió una galleta entera en la boca, cuando Kate se percató de lo que estaba haciendo, lo reprendió, como si todavía fuese un niño pequeño.

- Dentro de una semana empieza la temporada social y es importante que dejes claro que buscas esposa.

- No haré tal cosa porque es mentira.

Kate puso los ojos en blanco. La mujer sabía perfectamente hacerse respetar y no le gustaba que alguien se opusiera a obedecer sus órdenes.

- Cuando vayamos a la ópera, el sábado, tendrás que acompañarnos, requiero tu presencia, es indispensable.

- Por supuesto, madre. Estoy seguro de que la cantante será de mi agrado.

- ¡Edmund!

El chico rio.

- Era broma, madre.

Kate se llevó las manos a la cabeza. Dios sabía que no tenía un hijo fácil y que su atracción hacia las mujeres era su perdición. Ninguna mujer en su sano juicio, teniendo varias opciones, aceptaría casarse con un hombre irresponsable y voluble, esa no era el tipo de estabilidad que se le prometía a las señoritas cuando buscaban marido.

Edmund salió de la habitación disgustado. Sabía que en su familia las historias de amor eran muy importantes y lo respetaba, pero, él se consideraba diferente y ya era feliz con lo que tenía. Claro que no era lo conveniente, sin embargo, no le prestaba atención a la opinión de la gente.

Agobiado por lo que se esperaba de él, decidió cambiarse las ideas e ir a White's, el club para caballeros. De camino se encontró a su primo, Charles, ambos hombres fueron hasta el club caminando.

Edmund abrió la puerta del club y el olor a alcohol invadió sus fosas nasales.

- ¡Bridgerton!- Gritó un caballero sentado alrededor de una mesa.- ¡Siéntese con nosotros!

- ¡Burnst! ¡Cuánto tiempo! Por lo que veo, echó de menos Londres.

El señor Burnst, era hijo del conde Kinckerton. Había estado en Eton con Edmund y se conocían desde hacía años.

- Más de lo que me gustaría admitir. En verdad, volví para encontrar esposa esta temporada.

- En Londres, nunca faltan señoritas casaderas y menos en estas fechas del año.- Edmund tomó un trago de su cerveza.

- ¿También tiene pensado buscar esposa esta temporada?

- No. El matrimonio no me interesa.

- Bueno, Bridgerton. Ha sido un placer verle, espero que nos veamos en la ópera esta semana. Dicen que la cantante es italiana, el espectáculo será grandioso.- Burnst le dio palmaditas a Edmund en el hombro y salió del club.

Edmund extrañado por la rapidez con la que salió Burnst del club, decidió preguntarle a Kith.

- Kith, dígame, ¿a dónde se dirige Burnst con tanta impaciencia?

Kith miró a Edmund ligeramente sorprendido.

- ¿Todavía no se ha enterado?

Edmund negó con la cabeza, no tenía ni idea de a lo que se refería el hombre.

- La tía del señor Burnst, Lady Wentworth, estuvo en la campiña, por el Sommerset, creo, y conoció a una muchacha. Por lo que sé, la muchacha está en edad de casarse y sus padres desprecian Londres profundamente.- Kith hizo un gesto de incomprensión con los hombros, como si no supiese cómo era posible odiar Londres.- Así que decidió portarse voluntaria para ser su chaperona esta temporada.

- Enronces, supongo que Burnst tendrá inclinaciones románticas por la joven.- Trató de indagar Edmund.

- Creo que no la conoce.- Kith se terminó su vaso en un trago. - Pero, si llamó la atención de Lady Wentworth, es que es alguien especial, tengo ganas de conocerla.

Edmund le restó importancia al comentario y siguió conversando y bebiendo con los caballeros del club hasta tarde.

Pasaron los días y al chico se le olvidó lo que Kith le había contado sobre Lady Wentworth, la muchacha y Burnst.

Su madre, Kate, le recordó todos los días lo de la quedada en la ópera con sus tíos y demás familiares.

Su tío Colín y su tía Penélope celebraban su decimoquinto aniversario de boda, al final del mes, organizarían una gran recepción en su casa. Mientras tanto, se mostraban tan empalagosos como siempre y se aseguraban de que todo el mundo supiera cuánto se amaban.

Habían organizado esa quedada en la ópera ya que a su tía Penélope le encantaba la ópera.

Su tía Eloise y sus primos que vivían en Gloucestershire,  iban a quedarse una temporada en la casa familiar solo para asistir a la recepción.

𝒟𝒶𝓎𝓁𝒾𝑔𝒽𝓉 𝓎 ℒℴ𝓈 ℯ𝓃𝓇ℯ𝒹ℴ𝓈 𝒹ℯ𝓁 𝒸ℴ𝓇𝒶𝓏ℴ́𝓃 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora