Segunda advertencia

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𝑪𝒍𝒂𝒊𝒓𝒆

Dorothy me había hecho trenzas para dormir. Mi doncella tenía una habilidad extraordinaria. Consideraba que era mi única amiga en Londres.

Lady Wentworth era más como mi segunda madre que como una amiga, aunque, era mi mejor aliada.

Mi madre. La echaba de menos, y a mis hermanas pequeñas también, no era lo mismo sin ellas, nunca pensé que podría llegar a echarlas tanto de menos como lo hacía en aquel instante. Me prometí escribirles muy pronto para darles noticias, omitiendo por supuesto todo lo sucedido con el insoportable señor Bridgerton.

Me daba rabia que se creyese por encima de todo el mundo. Esa manera tan despectiva de la que habló de la joven en el baile, seguía dejándome con los pelos de punta cada vez que volvía a pensar en ello.

Si no fuese tan apuesto quizás lograría quitarle la mirada de encima. Odiaba que llamara mi atención de esa manera. Ni siquiera era la única...  Pretendía que era completamente indiferente a su apariencia física, pero, no lo era. Esos ojos oscuros y luminosos que me seguían con la mirada me volvían loca.

Enterré la cara en la almohada.

El otro día en el baile, había visto como Eugenie miraba al señor Bridgerton, Louis se había percatado de ello, y lo había mirado como si quisiera partirle la cara por poner a su mujer en ese estado.

Lady Wentworth me había confesado que creía que Eugenie estaba embarazada. No me agradaba mucho, sin embargo, les deseaba a los dos, tanto a ella como a su marido tener muchos hijos y comer perdices.

Antes de que pudiese darme cuenta, me había quedado dormida.

Al día siguiente, abrí los ojos justo cuando Dorothy estaba abriendo las cortinas para que la luz inundara la habitación.

Me ayudó a prepararme y bajé a desayunar con Lady Wentworth y el señor Burnst.

- Enoch salió a dar un paseo matutino, necesitaba tomar el aire.- Me dijo mi protectora al verme entrar por la puerta del comedor.

Estaríamos solas, ella y yo después de mucho tiempo, últimamente siempre habíamos estado acompañadas de su sobrino o de Eugenie y Louis, quienes venían de visita prácticamente todos los días desde mi llegada.

Lady Wentworth me sonrió amistosamente.

- Dime, Claire. Ayer vino el señor Bridgerton con su abuela a tomar el té y después de un rato se eclipsó con Enoch, por lo que sé, estuvieron contigo un rato. ¿Crees que el señor Bridgerton está mostrando interés en cortejarte?

Casi me atraganté con el té que estaba tomando. Su pregunta me tomó totalmente desprevenida, no tenía ninguna razón para pensar que aquel hombre querría cortejarme.

Su pregunta casi me indignó, sobre todo porque ella me había dicho que no era un hombre recomendable y yo siempre le hacía caso.

- ¡No! ¡En absoluto! El señor Bridgerton me desprecia profundamente por lo ocurrido en el baile, el otro día, y yo también lo desprecio a él, Lady Wentworth, se lo puedo asegurar con toda certeza.

- Bien. Es lo que quería oír. ¿Sabes por qué?

- ¿Porqué es diferente a mí y no estoy a su altura, no soy lo suficiente para casarme con un hombre de su magnitud?

Lady Wentworth negó apenada con la cabeza.

- ¡No, querida! ¡Claro que no! Si quisieras podrías hasta casarte con un príncipe de lo encantadora que eres. No es por eso. No creas que vales menos que él.- Mi protectora parecía horrorizada de que pudiese pensar eso.- Ese hombre es un futuro vizconde, mi Enoch es un futuro conde, querida. Es mucho más importante, estás mejor rodeada.

- ¿Entonces, por qué razón?- Realmente desconocía la razón?

- Porque no es un joven recomendable. Es un libertino, Claire. ¿Sabes lo qué es un libertino?

Lo único que hice fue negar con la cabeza.

- Un libertino es un hombre indecente, que engaña a las mujeres, que las trata de manera inapropiada y que tiene relaciones inapropiadas con ellas. Es exactamente el tipo de hombre al que no debes acercarte.

Me quedé boquiabierta, sospechaba que hacía cosas realmente malas porque mi protectora no hablaba siempre bien de él, pero, nunca pensé que llegaría a ser algo de esa magnitud. Sentí vergüenza por lo que me hacía sentir en lo más profundo de mi ser ese hombre.

- No debes acercarte a él, si te habla, contéstale por cortesía, pero, no le hagas mucho caso. ¿Entendido, querida?

- Sí, Lady Wentworth.

- Bien.

Comenzamos a desayunar en silencio, el que poco a poco se tornaba más incómodo.

- Este fin de semana tenemos el baile de la señora Bridgerton. Creo que su marido y ella cumplen quince años de matrimonio o algo así. Es la celebración del año, no podemos faltar.

- Pero, ¿no debía alejarme del señor Bridgerton? Es el baile de su tía, será imposible evitarlo.

Lady Wentworth parecía totalmente despreocupada.

- Irás del brazo de Enoch, será una velada muy agradable.

Asentí de nuevo. No tenía ninguna razón por la que decir que no... El señor Burnst era encantador. Me pregunté si mi protectora era consciente del hecho que su sobrino y que el hombre al que despreciaba eran amigos.

Por la noche, el señor Burnst me pidió formalmente ser su acompañante la noche de la velada en la casa Bridgerton. Acepté, sin pensar lo que eso implicaría....

𝒟𝒶𝓎𝓁𝒾𝑔𝒽𝓉 𝓎 ℒℴ𝓈 ℯ𝓃𝓇ℯ𝒹ℴ𝓈 𝒹ℯ𝓁 𝒸ℴ𝓇𝒶𝓏ℴ́𝓃 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora